Ruth ¿quién Eres o Quién Soy?

Capítulo 24

RUTH

Esa misma noche.

Esta noche, ni siquiera la brisa suave del Reino de la Luz bastaba para apagar el incendio que habitaba dentro de mí.

Volví sola. Con el paso firme, la mandíbula apretada y el corazón hecho cenizas. Los pasillos del castillo estaban en calma, silenciosos como templos... pero dentro de mí, la tormenta seguía rugiendo.

"No hubo un nosotros."
"Te usé."

—Maldito idiota —susurré entre dientes, con los ojos ardiendo.

Jasper había dicho esas palabras sin parpadear. Como si todo lo que compartimos... lo que sentimos, no hubiera valido nada. Como si yo hubiera sido solo una carga. Una distracción. Y lo peor... es que le creí.

Fui lo suficientemente ingenua para confiar. Para ver en su mirada una verdad que quizás nunca estuvo allí.

Y aún así, me odié por seguir dándole vueltas. Por no poder dejar de pensar en él.

No deberías preocuparte por él, Ruth.
No después de cómo te habló. No después de cómo te rompió.

Y sin embargo... ahí estaba yo. Sintiéndome como una estúpida por seguir preocupada.

Entré a mi habitación sin encender las luces. Me dejé caer sobre la cama con la capa aún puesta, las botas manchadas del barro del bosque. No tenía fuerza ni para cambiarme, ni para llorar. Solo quería desaparecer un momento. Solo uno.

Y el mundo me concedió el deseo.

Porque en cuanto cerré los ojos... la visión me arrastró.

No era un sueño.

Era demasiado vívido para eso.

Vi fuego. Árboles carbonizados. Un cielo púrpura surcado por relámpagos como cicatrices.

Y en medio del caos.... Estaba

Jasper.

Luchando solo. Rodeado de enemigos de sombra. Su espada vibraba como si gritara. Cada tajo era desesperado... pero hermoso. Doloroso. Poderoso.

Y entonces, todo se torció.

Un círculo de runas se encendió bajo sus pies.

Y unas cadenas surgieron de la tierra. Lo sujetaron. Lo atraparon.

—¡JASPER! —gritó alguien.

Una voz.

Masculina. Sarcástica. Decidida.

Me recorrió un escalofrío.

Ya la había escuchado antes.

No reconocí su rostro. Pero si la voz.

Y justo cuando quise aferrarme a ese sonido, la oscuridad lo devoró todo.

La escena cambió.

Ahora estaba en una sala circular de piedra negra. Fría. Antinatural. Una mesa con símbolos grabados brillaba tenuemente en el centro. A su alrededor, cinco figuras. Difusas. Como si la sombra tuviera forma humana.

Entonces, alguien habló con voz seca y cruel:

—Hay una humana. Del Reino de la Luz. Universitaria. Joven. Inestable. Nadie especial... salvo que las runas de Khisfire la reconocieron. Como si hubiera nacido con parte del alma de Athena.

Me quedé sin aire.

Hablaban de mí.

Lo supe. Lo sentí.

Otra voz respondió. Más aguda. Tensa. Casi... preocupada.

—¿Athena?

Y mi corazón se detuvo.

La misma voz que gritó el nombre de Jasper.

La misma que me erizó la piel... y que, por alguna razón, reconocía.

No sabía quién era

Pero algo en mí, muy dentro, lo conocía.

Quise hablar. Quise gritarles.

Pero la visión se deshizo como niebla arrancada por el viento.

★★★

Desperté con un sobresalto.

El techo de cristal de Khisfire me devolvió de golpe a la realidad. Estaba empapada en sudor frío, el pecho dolía como si hubiera corrido días. La respiración era un caos.

Y lo primero que pensé fue en él.

En Jasper.

En su cuerpo atrapado. En su espada sola. En sus ojos oscuros perdidos en el abismo.

Y me odié.

Me odié por seguir sintiendo. Por querer ayudarlo.

—¿Por qué me sigues importando?— Susurré—Y sobre todo ¿Quién me estará buscando?

Me cubrí los ojos con el brazo, como si eso pudiera protegerme del peso de esas dos preguntas.

Porque lo sentía. En los huesos. En el pecho.
Alguien me estaba buscando.
Y no era Jasper. Ya él había sido consumido por la oscuridad.

La voz de la visión... esa que gritó su nombre, esa que dijo; Athena como si doliera... aún resonaba dentro de mí.

Estaba tan.....confundida.

Me preocupaba Jasper, Si. Pero no tenía por qué. No después de todo lo que me dijo.

No después de cómo me hizo pedazos.

Y sin embargo, aquí estaba. Como una tonta pensando en él.

Ridículo ¿No?

Una visión que me mostraba su caída... y un presentimiento creciendo en mi pecho.

Algo oscuro.
Inminente.
Y más grande que nosotros.

Tal vez....no estábamos destinados a luchar juntos.

Tal vez, esta vez... seríamos enemigos.

Una Semana Después.

Había pasado días... semanas tal vez.

Desde que escuché esa voz.

Desde que me atreví a mirar a Jasper a los ojos... y vi el abismo reflejado en ellos.

Y aún lo llevo conmigo.

Las palabras que me dijo.
La forma en que me desafío.
La sombra que lo envuelve... y esa maldita visión que me persigue incluso despierta.

Yo no pedí esto.

No pedí ser parte de una profecía. No pedí cargar con un alma que, al parecer, perteneció a alguien más antes que a mí.

Pero el destino lo decidió por mí.

Y todos estos días he estado fingiendo.

Lo sé muy bien.

Durante los entrenamientos sonrío. Asiento. Lanzo agua con más precisión. Uso la luz como si la entendiera. Pero más que eso, yo sé que no estoy ahí. Pues Estaba Atrapada.

Y lo peor... es que él lo sabe.

Tyler.

No me lo ha dicho. Pero cada vez que nuestras miradas se cruzan, Él me demostraba cierta angustia y preocupación. No todos los días. Pero lo suficiente para enterarme.

Y sin embargo... no me presionaba. No preguntaba. El Solo esperaba.

Pero todo cambió hasta esta tarde.




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