Desagradable sorpresa.
El ruido de la cuchara chocando con el interior de la taza resuena en el pesado silencio de la cocina, mi pierna sube y baja con rapidez, mi rostro luce inexpresivo y mi mente está centrada en la figura extraña del lago.
La forma en la que su mirada me escaneaba no tiene una explicación, pero las sensaciones que me provocó no son de miedo o intimidación, son…. extrañamente familiares, es como si me conociera y estuviera vigilándome a la distancia por si algo llegara a pasar, y lo peor fue el brillo que desprendían lo que sea que estuviera en su cuerpo como si tratara de mandarme alguna señal o se estuviera comunicando de alguna forma conmigo.
Pero, ¿por qué lo haría?
La pregunta se repite varías veces en mi mente hasta que el característico sonido de la puerta abriéndose me hace levantar la vista, el cuerpo de mi hermana pasa frente al umbral de la puerta de la cocina en dirección a las habitaciones.
—¿En dónde estabas anoche?— suelto aún moviendo la cuchara dentro de la taza con té.
Los pasos se detienen y tras unos segundos la escucho regresar, se queda de pie bajo el umbral de la puerta y me mira con el ceño fruncido.
—¿A qué te refieres?—
Detengo el jugueteo y levanto la cabeza para observarla mejor, lleva unas botas para la nieve, pantalones anchos y un abrigo que le cubre hasta por la mitad de los muslos, tanto la ropa como su cabello trenzado tienen pequeños copos de nieve y su nariz luce roja por el frío.
—Sabes bien a lo que me refiero— comento tras finalizar la inspección— ¿En dónde estabas anoche?—
—Pues aquí en mi habitación, durmiendo— responde como si fuera obvio. Suspiro con algo de cansancio por no poder dormir luego de la extraña visita.
—Jayme no trates de mentirme porque no funcionará, sé que no estabas aquí anoche y sé que te escapas durante las noches mientras duermo creyendo que no me doy cuenta, pero también tuve tu edad y todo lo que haces yo también lo hice—
Se cruza de brazos a la defensiva.
—Déjame decirte que te equivocas, yo no espiaba a la persona que me gusta y no asesinaba a personas por dinero—
Gruño bajo y pongo los ojos en blanco.
Aquí vamos de nuevo.
—En mi defensa yo no la espiaba, solo…. la cuidaba a la distancia—
—Si para ti cuidar a la distancia es seguir a la persona a donde va y observar cada cosa que hace, desde ya te digo que estás mal—
Respiro implorando paciencia.
—Y lo de las personas muertas fueron errores que cometí en el pasado, me alejé de esa vida hace cinco años—
—De los cuales tres de ellos te dedicaste a cuidar a la distancia a Deimon…— me reprocha con los brazos cruzados.
—Y los otros dos he intentado vivir sin pensar en ella— la interrumpo perdiendo la paciencia pedida, ella se me queda viendo algo molesta, con la vena en mi cuello palpitando retomo mi pregunta— Ahora deja de desvíar el tema y responde a mi maldita pregunta Jayme—
—Ya te dije que estuve aquí— dice entre dientes.
—¡Deja de decir que sí estabas, cuando ambos sabemos que no!— me pongo de pie molesto, señalo el reloj en la pared— ¡Son las siete de la mañana y recién te apareces, y no me vengas a decir que te levantaste temprano porque yo estoy despierto desde las cuatro de la puta mañana! Así que dime, ¡¿en dónde mierda estabas en toda la puta noche?!—
—¡Buscándola carajo!— grita aún más molesta, mete la mano en el bolsillo del abrigo y saca un pedazo de papel que decide aventarme a la cara. Señala el papel ahora en el suelo— ¡¿Quieres saber en dónde estuve?! ¡Pues ahí tienes la puta respuesta!—
Me inco tomando el papel y lo dejo sobre la mesa, mi ceño se frunce al desdoblarlo y ver que es un mapa sobre nuestro mundo, en el cual el bosque alberga la mayor parte pero fuera de eso hay varias zonas de lo que parecen ser pueblos a varios kilómetros y están tachados con cruces rojas. Levanto la mirada hacia mi hermana, ella está con la mandíbula apretada.
—¿De dónde has sacado esto?— masculle regresando la atención al mapa, con mi dedo sigo el curso del río y lo que son los pueblos más allá del volcán.
—Wishes lo tenía guardado, ella me lo dio luego de insistirle tanto—
Eso me hace levantar la cabeza y verla con la boca entreabierta, la sensación de habérmelo ocultado se instala en mi pecho y la miro con decepción.
—¿Y recién ahora te dignas a mostrarme esto?—
Agacha la cabeza mordiéndose el interior de la mejilla, sacudo la cabeza intercambiando la mirada entre el mapa y ella.
—¿Cuánto tiempo llevas con esto?— aprieta sus dedos entorno a su mano, levanto el mapa con los dientes apretados— Jayme…. ¿Cuánto tiempo llevas escondiéndome esto?—
—Tres meses— masculla mirando el suelo.
Me quedo en silencio observando su presencia, una risa sarcástica escapa de mis labios y niego con la cabeza.
—Tres meses…. llevas tres malditos meses escapando por las noches para recorrer estos malditos pueblos en busca de ella— suelto el mapa y camino por la cocina con mis manos tras mi cabeza.