Capítulo 10.
Mi princesa.
El murmullo de las voces me despierta, abro los ojos con pesadez y estiro un brazo hacia mi mesa de noche, tomo el reloj y con ojos entrecerrados miro la hora: 9:00am. Debí levantarme hace dos horas para ir a cortar leña, pero al parecer el sueño no me permitió escuchar la alarma sonar.
Dejo el reloj en su lugar y tras un quejido me pongo de pie, ingreso al baño y me doy una larga ducha para despabilarme un poco, incluso tengo que luchar para no dormirme en la ducha. Salgo con una toalla en mi cintura y con gran pesar termino por prepararme. Observo un poco mi aspecto en el espejo, las ojeras han desaparecido un poco, mi piel no se ve tan demacrada, mi cabello sigue largo y la cicatriz de mi mejilla sigue intacta. Mi cuerpo no se ve tan flaco como la última vez pero he perdido músculo y forma, debería volver a entrenar. Empezaré mañana, hoy estoy muy atrasado con las entregas de leña.
En completo silencio me teletransporto a la cocina ya vestido, los únicos que se encuentran son Max, Deimon y Hannah, los tres desayunan en silencio y algunos leen algo que encontraron.
—Buenos días— saludo. Me abro paso hacia la heladera y me sirvo algo de fruta con tostadas. Cruzo los brazos y frunzo el ceño al no ver a los gemelos— ¿Y los gemelos?—
—Siguen durmiendo— responde Hannah mientras juega con unos de sus cuchillos. Mira la hora en el reloj de la pared— Se despertarán en un rato, cuando escuchen los llantos de Cerbi—
Nos quedamos en silencio, Hannah deja sus cuchillos en el momento justo que los perros empiezan a lloriquear y a raspar la puerta de la habitación en la que duermen, seguido de la puerta abriéndose y nos pasos en el pasillo, los gemelos aparecen con cara adormilada y los pelos todos revueltos. Vicky se acerca a la puerta de entrada y la abre con un bostezo, los perros no tardan en salir y ella se acerca a donde su madre, quien la abraza y la pequeña se acurruca entre sus brazos. Mientras su hermano se tumba sobre el sofá y parece volver a dormirse.
—Nickyyy, es tu turno de limpiar— suelta su gemela arrastrando las palabras.
—Ya voy— responde su hermano con la cara hundida en el sofá. Pero no tarda en levantarse y volver a la habitación.
Su madre niega con la cabeza y acaricia el cabello de la niña.
—¿Ya se higienizaron?—
—Yo sí, Nicky no— responde y con cierto pesar se separa de los brazos de su madre, se mueve por la cocina de ojos cerrados y toma lo que según ella sería el desayuno. Pero cuando se sienta en la mesa y abre los ojos suelta un quejido al ver que lo que tiene es el detergente y una caja con pañuelos, lo único que le acertó fue el tazón y la cuchara— Olvidé que esta no es nuestra casa— suelta casi en llanto.
Suelto una risa por la imagen, niego con la cabeza y le paso la caja de cereales y la leche. Ella me agradece con una sonrisa y sin más se pone a devorar su tazón. Los minutos pasan y su hermano no tarda en aparecer, el silencio nos vuelve a rodear y cada uno se dispone a desayunar. Hannah se va a los minutos con la excusa de enseñarle algunos movimientos de pelea a mi hermana, cuando en realidad todos saben que solo quiere estar a solas con ella.
Max se aclara la garganta, por lo que nosotros lo miramos, en especial ella. A lo que él parece dudar por unos minutos pero opta por decir lo que lleva pensando:
—Me… preguntaba si no tendrías problema que… hoy me quede un rato con los gemelos y no sé… salir a caminar por ahí— traga grueso— Para conocerlos un poco mejor—
Ella lo mira en completo silencio y desvía la mirada a los gemelos.
—¿Ustedes quieren quedarse con Max?—
El antes nombrado baja un poco la mirada, tratando de disimular un poco lo mal que le hace que Deimon se refiera a él con su nombre, en vez de papá. Pero parece comprender que no debe obligarla a decirlo, ya que, él sabe cómo fueron las cosas entre ellos hace dos años, a su vez que no existe forma de enmendarlo. Pero sí de empezar de nuevo.
Parpadeo un poco y miro a los gemelos, ellos intercambian miradas entre sí y tras unos segundos asienten un poco. Deimon asiente y mira a Max.
—Pierdelos de vista o salen lastimados, y será la primera y última vez que los cuidas— advierte, a lo que él asiente firme y una sonrisa leve decora sus labios con cierta emoción.
Tanto él como los gemelos no tardan en desaparecer. Dejándonos solos en la cocina, cosa que me pone un poco nervioso por como terminaron las cosas anoche, trago grueso y me dispongo a terminar de desayunar para salir de aquí. Dejo las cosas en el lavabo y me apresuro en ir a la puerta a por mi abrigo y el hacha, y para cuando estoy a punto de salir su cuerpo se atraviesa en mi camino.
Vuelvo a tragar grueso al tenerla tan cerca pero soy incapaz de retroceder, ella se lleva un mechón de cabello tras la oreja y cruza los brazos sobre su pecho, relame sus labios y enfoca sus ojos en los míos. En los que me tardo en observar porque el movimiento de su lengua humedeciendo sus labios me distrajo un poco.
—Yo… quería disculparme por lo de ayer— desvía un poco la mirada— No estuvo bien dejarte en esa situación, d-de hecho, no estuvo bien empezarla. Lo siento—
Trago grueso, me cuesta hablar en este maldito momento. El recuerdo de lo de ayer viene a mi mente, en especial cuando estábamos cerca y ella se veía súper sexy al provocarme. Joder, es como un hechizo.