Todo normal, tienes una vida normal y trabajas en una cafetería.
Esa es mi vida, un joven de veinticinco años, trabajando como mesero en una cafetería del centro en Nueva York.
La paga no es poca, me alcanza para mantener mi departamento y a mi cachorro Ollie.
Todo está bien hasta que recibes una llamada.
—¿Aló?— Contesté luego de sentir mi celular vibrando.
Estaba en la despensa de la cafetería, agradeciendo que ya había terminado mi turno y recibí la llamada de mi mejor amigo.
—Chris, necesito tu ayuda.— La voz de Joel se escuchaba urgida, probablemente el este tomando fotos mientras me llama.
—¿Hola, Chris? ¿Cómo estás? Bien, ¿Y tú?— Imité como habría sido una charla común, pero sabía que con Joel no podía hablar con normalidad.
Escuché su bufido desde el otro lado de la línea y sonreí medianamente.
—Me alegra que estés bien, pero está vez necesito realmente tu ayuda.— Explico exasperado por mi anterior actitud.
—Dime, justo termine mi turno de la tarde.— Informé dando a entender que estaba disponible para lo que el necesitaba.
—Genial, necesito que vengas a mi casa. Hoy saldré con Zabdiel, pero antes necesito hacer unas tomas de fotos y la modelo me canceló a último minuto.— Escuché atentamente el problema de mi amigo, suspirando al saber que no había otra opción.
—Esta bien, seré tu modelo.— Contesté ante su pedido y pude sentir su sonrisa al otro lado de la pantalla.— Espero no importe si soy hombre.
—No te preocupes, no hay problema.— Respondió mi mejor amigo y yo solo asentí, sintiendome torpe al recordar que no era una conversación presencial.
—Bien, entonces estoy en camino a tu casa.— Le comunique a Joel quien me dió una afirmación.
—Perfecto, alistaré las cosas entonces.— Anunció mi mejor amigo, para después recibir una respuesta positiva mía.
No sabía lo que haría, si lo hubiese sabido no habría aceptado.
Luego de haber llegado a la dirección de Joel, subí por las escaleras de la entrada y toque el timbre.
— Bienvenido.— Me saludó él y yo sonreí.
—Muchas gracias.— Reí internamente ante lo formal y luego ambos reímos externamente.
—Bueno, antes de la sesión necesito que vengas a mi despacho.— Sonrió mi amigo y yo lo seguí por la casa.
—Pensé que el del despacho sería Zabdiel.— Comenté pasando hasta llegar a una habitación que tenía un espejo con luces alrededor.
—Algo así, es que ahora mi Zab está en el trabajo y yo solo le digo despacho a mi salón de belleza.— Explicó mi mejor amigo y yo comencé a mirar todas las cosas que habían alrededor.
—Bueno, tienes aún más cosas que en un despacho.— Él solo sonrió asintiendo y luego su cara cambió.
—¿Te dije que la sesión era para una modelo, no?— Preguntó él con inocencia y yo solo fruncí el ceño mirándolo a través del espejo.
—¿Algo que deba saber?— Pregunté mirándolo con una ceja alzada y el me mostró la silla para que yo me sentara, cosa que claramente hice.
—Tendré que adaptarte a tu lado más femenino, Chris.— El sonrió con inocencia y yo suspiré pensando que solo tendría un poco de maquillaje.
—Bien. Es tu trabajo, yo estoy aquí para ayudarte como el buen amigo que soy.— Accedí cerrando mis ojos.
—No podrás moverte hasta que termine.— Informó él y yo solo asentí aún con mis ojos cerrados.
—No abriré mis ojos hasta que termines.— Le dí a entender y escuché su afirmación.
Que arrepentido me siento.
No supe en que momento me dormí, pero agradecí haber descansado luego de las ocho horas de trabajo que tuve.
Había partido mi horario a las siete de la mañana y termino a las tres de la tarde.
—Y listo, puedes abrir tus ojos.— Habló mi mejor amigo y comencé a parpadear sintiendo mis párpados pesados.
Cuando logré enfocar mi visión, abrí extremadamente mis párpados.
—Cuidado, estás siete horas no fueron en vano, así que no corras el maquillaje.— Replicó Joel y coloqué mi mirada normal, cuestionandome si en realidad eran las diez de la noche.
Aunque no importaba que hora era, sino más bien cuanto me iba a demorar en sacarme todo eso.
Tenía uñas postizas, un maquillaje elegante, pestañas postizas y una peluca que hacía ver el cabello pelirrojo bastante natural en mí.
—Wow.— Logré emitir al no saber que decir.
—Bueno. Ya estás lista, Christina.— Sonrió mi mejor amigo y yo solo lo mire a modo de reproche.
—Jaja, bastante gracioso.— Volteé a verlo mientras hablaba sarcásticamente.
—No me mires así, me dijiste que podías ayudarme.— Rodé mis ojos ante sus ojos de cachorro abandonado y asentí.
—Está bien, tú ganas.— Admití sabiendo que él tenía razón.
—Excelente, ahora es hora de hacer la sesión.— Joel se salió de su salón de belleza y yo lo veía alejarse.— ¿No vienes?
Negué con mi cabeza, pensando la mala idea que había tenido y me levanté de la silla, mirando mi atuendo del día. Noté que fácilmente podía pasar como mujer ante los demás.
Seguí a Joel hasta la sala, en dónde el tenía puesto un telón blanco y unos reflectores, con la cámara posicionada.
Al llegar al lugar en donde el estaba, me indicó con la mirada que me pusiera en posición frente a la cámara, pero cerca del telón.
—Empecemos. —Joel sobó sus manos y enfocó la cámara.
Debí haberme negado.
Solté un suspiro cansado luego de todas las fotos que Joel me había cansado.
—Bien, eso es todo.— Informó mi mejor amigo y yo levanté mis manos al cielo agradeciendo.
—Gracias a dios.— Agradecí al cielo y luego me rasqué la nuca al mirarlo, ya que mi mejor amigo estaba con una ceja alzada.
—Eres muy exagerada.— Se burló Joel y yo solo pude mostrarle mi dedo medio.
—Es porque tú no tuviste que vestirte así, ni maquillarte.— Alcé mis cejas evidenciando los hechos.
—Yo sí me he vestido así, por lo menos tres veces.— Informó él y yo solo pude fruncir el ceño.— Y no quieres saber el porqué.
Levanté mis manos en señal de paz, sabiendo que lo que él decía era cierto. No quería imaginar las suciedades que él haría así, con su novio.
Escuché un celular sonado y debido al tono de llamada verifique que era el celular de mi amigo.
—¿Aló, amor?— Contestó Joel y yo solo lo miré sin saber que hacer. No sabía cómo desmaquillarme.
—¡Oh! Sí, llegó en seguida. No, no lo olvide. Sí, sabes que me gusta arreglarme.— Incline mi cabeza a un lado al escucharlo y reí bajito escuchando como cortaba.
—¿Y bien cómo...—No logré terminar de hablar ya que mi amigo me interrumpió.
—Tenía una cita con Zabdiel y se me olvidó.— Noté el estrés que emanaba y me acerqué.
—Tranquilo, ¿A dónde es?— Pregunté mirándolo paciente.
—En el bar seventeen.— Contestó él y yo solo asentí, ese bar no estaba tan lejos de aquí.
—Bien, no queda tan lejos. Me desmaquillas y llegas justo a tiempo.— Sonreí extremadamente señalando mi cara, peluca y manos.
—No voy a poder, Chris. Es mucho tiempo.— Joel mordió su labio inferior arrepentido mientras miraba al suelo.
—Está bien, no te preocupes. Veré algún tutorial en Youtube y me desmaquillare.— Conteste comprensivo luego de soltar un suspiro.
—O puedes acompañarme en este momento al bar y te recompenso con cerveza por haber sido mi modelo.— La mirada esperanzada de mi mejor amigo me hizo replantearme las cosas y asentí.
No debí haber salido así, no debí haber llegado así al bar y menos haberlo encontrado, pero lo hice.
—Me convenciste con la palabra 'cerveza'.— Abrí las palmas de mis manos moviendolas a la altura de mis hombros en el aire mientras pronunciaba la última palabra.
Aún no me podía acostumbrar a la decoración que tenían mis uñas.
—Perfecto, andando.— Celebró Joel y yo solo negué divertido con mi cabeza mientras lo seguía a la puerta de su casa.
Ambos llevábamos nuestras pertenencias personales así que salimos sin más preambulos de la casa de mi mejor amigo. Nos encaminamos hacia el bar en el cual el novio de mi mejor amigo y su amigo se encontrarían.
Agradecí internamente haber llevado una chaqueta ya que podía sentir la brisa en mi tieso rostro. Al tener el maquillaje aún aplicado, me prohibí siquiera tocarlo. A Joel le había tardado mucho tiempo maquillarme y la verdad es que me estaba divirtiendo con todo lo que llevaba puesto.
—Las damas primero. —Joel abrió la puerta del bar para que yo pudiera entrar y me reí irónicamente, entrando aún así al bar.
—Muchas gracias, caballero. —Hice lo más aguda que pude mi voz y me reí junto a Joey, mientras avanzabamos entre la gente.
El bar en el que estábamos, se conocía bastante por la pista de baile que tenía en centro, mientras el lugar estaba con mesas para beber con tus amigos, en todo el contorno.
—¡Amor! —Chilló mi mejor amigo mientras levantaba sus brazos y se dirigía a su novio, quien se encontraba bebiendo con su amigo.
Sonreí acercándome y note que ya estaban algo bebidos, cuando Zabdiel me miró como si tuviera un tercer ojo.
—No conocía a tu amiga, bebé. —Habló Zabdiel hacia Joel quien se encontraba a su lado, rodeado por el fuerte y gran brazo que el boricua tenía.
Joel abrió con demasía sus ojos y se atoró con la cerveza que estaba tomando. Zabdiel desenvolvió la cintura de su novio, mientras le sobaba su espalda.
Pude notar como Joel aguantaba la risa por medio de sus ojos llorosos y decidí jugar, sería una buena noche.
—Hola, mi nombre es Christina. —Hablé con aguda voz y sonreí hacia los presentes. Pude notar como los ojos verdes de su amigo me escaneaban completamente.
Los ojos que en estos momentos están haciendo que me arrepienta de todo.
Escuché como el chico a mi lado se aclaró la garganta y como Joel seguía aguantando una carcajada.
—Mucho gusto, bella. Mi nombre es Erick Colon. Un placer conocerte. —Tomé su mano pensando que me saludaría con un apretón de manos, pero el delicado beso que dejó sobre el dorso de mi mano me provocó escalofríos.
—Igualmente. —Contesté hacia Erick, se notaba que era más joven que yo.
Miré disimuladamente hacia Joel, quien miraba la escena con los ojos bien abiertos. Así que solo le regalé una sonrisa. Mi mejor amigo solo negó divertido con su cabeza mientras rodeaba los hombros de su novio y se besaban. Los miré con desagrado y luego volví a mirar a Erick.
—¿Te gustaría algo de beber? —Preguntó él mirándome con sus encantadores ojos verdes. Su voz y su apariencia me hacía sentir encantado a su alrededor.
Debí haber sabido que algo malo podría pasar.
—Claro, me encantaría. —Le respondí con una pequeña sonrisa y miré su vaso.—¿Qué estás bebiendo tú?
El miró su vaso y luego volvió a mirar mis ojos, noté que estaba algo bebido al igual que Zabdiel.
—Cerveza. —Contestó luego de unos segundos y yo solo asentí.—¿Qué te gustaría tomar a tí?
—Creo que iré pedir una cerveza.—Le sonreí gentilmente y me di la vuelta caminando hacia la barra del bar.
Sentí cómo una mano se posicionaba en mi espalda baja y volteé mi cabeza levemente hacia la derecha notando que Erick era el que había hecho ese gesto.
—Prefiero acompañarte. —Informó él, de manera caballerosa y yo asentí mientras seguía avanzando hacia la barra.
—Buenas tardes. Me gustaría tomar una cerveza, por favor. —Elevé medianamente mi voz, aún haciéndola aguda y el asintio sin problemas.
Agradecí que fuera un bar abierto a todo público, sin discriminación hacia las personas LGBTIQ+
—Son cinco dólares. —El barman abrió la cerveza frente a mí y la vacío en el vaso, mientras yo sacaba mi billetera.
—Aquí están. —Erick pagó mi cerveza y yo lo miré ladeando levemente la cabeza.
—No era necesario. —Hablé gentilmente y abrí la billetera.
—Tampoco es necesario. — Respondió el rechazando el dinero que había en mi mano.
—Está bien, muchas gracias.— Besé su mejilla en señal de agradecimiento y levanté mi vaso, dando un sorbo.
No debí haberme comportado tan cercano.
Noté que mi ahora acompañante se encontraba aturdido y le sonreí volteando nuevamente hacia mi vaso y beber otro sorbo.
Visualice a Joel quien con una sonrisa pícara se dirigía al baño, llevando a Zabdiel de su mano, quien tomó las caderas de Joel y lo apego a su cuerpo apenas llegaron a la puerta del baño.
Con Erick nos dirigimos hacia la mesa vacía y nos sentamos. Pude notar en su mirada como buscaba a Zabdiel y sonreí acariciando su mano sobre la mesa para llamar la atención.
—Se fueron al baño.— Indiqué con mi cabeza la puerta del baño y el solo asintio mirando en esa dirección.
Volvió a mirarme y yo tome otro sorbo de la cerveza que tenía en mi vaso, agradeciendo que el labial que llevaba no se corriera.
—¿Día agotador?— Preguntó él tratando de iniciar con la conversación y yo suspiré aliviado al no tener que aguantar un incómodo silencio.
—Bastante, a decir verdad. Mi turno en la cafetería que trabajo fue de ocho horas hoy.— Respondí a su pregunta, contándole de mi día.— ¿Y el tuyo?
—Mi jornada de trabajo es de nueve horas en la oficina, y hoy tuvimos más juntas de lo habitual. Pero me siento con excelente energía.— Asentí entendiendo, luego de la siesta que dormí cuando Joel me maquillo me sentía con demasiada energía.
—Te entiendo, yo-...— Pensé rápidamente en algo para decir, no le revelaría que Joel me había maquillado. Porque claramente no nos veríamos más veces y esto sería de una noche.— Llegué a descansar a mi casa y luego Joey me llamó.
No imaginaba lo que podría pasar luego.
—Me agrada bastante habernos encontrado. —Mencionó él, para después darle un sorbo a su cerveza mientras yo bebía de la mía.
—A mí también.— Le regalé una sutil sonrisa y el también me sonrió.
Así empezó todo.
Estábamos teniendo una amena charla, me habló de como había llegado hace dos años desde Cuba y Zabdiel lo había ayudado a encontrar trabajo y departamento. Yo le hablé sobre Ollie y como había llegado hace cuatro años de Ecuador.
—Y solo tengo veintitrés años.— Me asombré al saber que tiene dos años menos que yo, porque su apariencia lo hacía ver más grande de edad. Pensé que tendría mi misma edad o talvez veinticuatro. Era demasiado joven como para sobrepasar los veintiséis.
—Hemos tenido vivencias similares, aunque yo tengo veinticinco años. —Comenté esperando su reacción y él solo asintió pensando.
Sólo habíamos estado dos horas hablando, dos horas en las que Joel y Zabdiel salieron del baño hacia la pista de baile, mientras nosostros reíamos y compartíamos con la presencia del otro. El hombre que tenía al frente mío me hacía sentir bastante complacido con su encantadora y sensual actitud, además de su postura.
Al pensar en todas esas cosas, supe que el alcohol me estaba haciendo efecto, pero talvez sería bueno dejarse llevar un poco.
Hope