El despertador suena exactamente a las 6:00 a.m, es un molesto sonido lo apago con un amoroso zapatazo por no darme ni cinco minutos más, es un dolor saber que tengo que ir a la escuela a ver cómo todas las estúpidas chicas de mi escuela están hablando de sus novios mientras abofetean mi poca paciencia con sus muestras de cariño.
Hago un esfuerzo por levantarme de la cama lo cual es muy difícil ya que nadie en su sano juicio quiere abandonar su cálida y cómoda cama los días lunes.
Me levanto a duras penas, camino torpemente mientras restriego mis ojos adormilados con mis manos, entonces un latigazo de dolor inunda mi pie derecho, la esquina de la pata del estúpido escritorio de mi habitación chocó con mi dedo gordo haciendo que me duela mucho.
Me dirijo a la ducha a regañadientes, el agua que sale de la ducha, sale con mucha fuerza y hace que la cosa redonda con agujeros por la cual pasan los chorros de agua se rompa y caiga sobre mi cabeza dejándome un enorme y rosado chichón en la frente, mientras termina de despertar mis sentidos con ese maravilloso golpe de buenos días y para rematar el maldito calentador se averió anoche y me estoy congelando demasiado porque, ¡el agua sale fría!
Después de sobrevivir a esa horrible ducha me pongo mi feo uniforme escolar, me refiero a mi estúpido vestido con mangas largas con un cinturón, una falda que me llega hasta la rodilla, de color gris, totalmente planchado con esas horribles zapatillas negras.
Bajo a la cocina para desayunar, Ivette mi nana ya ha preparado el desayuno, mi madre –Elizabeth- saluda con un –Buenos días cariño- y una enorme sonrisa de oreja a oreja dibujada en su rostro la cual es patrocinada por su nuevo novio llamado Jordan, es un buen tipo, tiene 42 años de edad, sólo es tres años mayor que mi madre, por algún motivo mi madre lo encuentra apuesto y está saliendo con él desde hace un par de meses, al principio me afectó un poco pero Jordan fue ganándose mi aprecio y mi confianza.
No es que lo prefiera a él antes que a mi padre, su nombre es Vincent y al contrario de todo lo que odio, amo a mi padre mucho porque nuestra relación es más estrecha que la que tiene con mis otras hermanas y siempre me dice que soy su favorita, papá vive San Francisco, es un hombre trabajador y digamos que es algo así como un hombre magnate de los negocios asquerosamente rico.
Vive con su nueva familia es por eso que casi no podemos vernos, pero él siempre viene a vernos muy seguido. Le respondo a mi mamá con un –Buen día- mientras mis hermanas, Kate de 20 y Deborah de 15 años bajan después por las escaleras detrás de mí.
Cuando ya estamos tomando el desayuno las cuatro solas, pues mis padres se divorciaron cuando yo tenía 8 años, porque ya no se entendían y las peleas no paraban nunca, decidieron que lo mejor era ir por rumbos diferentes y nos tuvimos que mudar a Chicago desde San Francisco; mi hermano mayor Henry ya está en la universidad de Harvard jugando al Fútbol americano mientras estudia al mismo tiempo medicina.
Odio el hecho de que mis padres pueden pagar el estúpido colegio caro para chicas en el que estudio.
La puerta de de la cocina se abre y Francis Seldom el ¨fabuloso¨ novio de mi hermana mayor, Kate entra y nos saluda con esa sonrisa bobalicona, llena de muchos dientes blancos que le muestra a todo el mundo.
Mi madre y hermanas lo saludan pero yo no porque tengo mi boca llena de mi cereal favorito y sólo levanto mi cabeza y asiento ante su llegada.
Francis viene todos los días para llevar a mi hermana Kate a su escuela, básicamente es una Academia de moda costosamente cara y sólo para estudiantes “pudientes” ya que ella no quiso ir a Harvard porque su sueño es ser Diseñadora de modas, y gracias a que queda cerca de la Preparatoria para chicas St. Margaret me dan un aventón hasta el “Reclusorio para señoritas” como lo llamo yo.
No es que yo lo haya escogido en primer lugar, sino que por un problemita, mis padres se preocupan más de lo que deben en cuanto a mí respecta, pero no es su culpa del todo, Siempre había sido una chica muy enfermiza y débil, claro que ahora he cambiado.
No siempre estuve en una escuela para chicas, la verdad durante la primaria yo estudié en una escuela mixta pero cuando iba a entrar a la secundaria justo después de mudarnos desde San Francisco, a mi madre la convenció su loca amiga, la señora Larson, para que me inscribiera en la Escuela St. Margaret, y mi padre ingenuamente la apoyó (y yo creía que era mi amigo).
Sabes, odio que mis padres me traten así, dicen que es por mi bien y que no quieren que nada me vuelva a pasar, como si no supieran que ahora le puedo patear el trasero a cualquier persona que intente hacerme algo, así es, desde ese “pequeño” incidente que traumatizó a mis padres de por vida, he estado aprendiendo a defenderme por mí misma, puedo hacerlo ahora y eso es algo que no les entra en sus cabezas.
Desafortunada e injustamente a mi hermana menor Deby la inscribieron en la preparatoria Lincoln, en la cual mis dos hermanos mayores estudiaron, lo sé, es más que injusto pero ellos dicen que lo hacen para protegerme.