S de Soltera

Capítulo 3.

Cuando llego a casa, no hay ningún auto estacionado, creo que deben estar ya sea en el trabajo, la academia o la escuela, ni siquiera mi nana está, ¡se siente tan bien la soledad de tu casa! Que no hay nada que te perturbe hasta que empiezan a llegar uno a uno.

Subo a mi habitación para cambiarme el uniforme de rea que tengo que usar a diario, lanzo mi mochila lo más lejos posible para no acordarme de la tarea por un rato.

Me puse unos vaqueros de color azul, una camiseta blanca y unas sandalias  para sentirme más cómoda; en casa siempre utilizo mis anteojos, la verdad soy miope de un ojo y astigmática del otro, suena estúpido pero es verdad.

Bajé a la cocina para comer algo, entonces recuerdo que tenemos mascotas, me dirijo al jardín trasero; La verdad mi casa no es como la mansión de SF, pero es muy grande y sin mencionar que está ubicada en uno de los vecindarios para personas ricas de la ciudad.

Tengo que admitir que me gusta un poco la casa ya que es grande,  de color lila, tiene un portón con mucha seguridad, dos patios con unos grandes jardines muy bonitos, una piscina y muchos árboles, pero mi favorito es un Sauce llorón que está en el patio trasero al que le pusieron un columpio para mi desde que nos mudamos, desde niña he amado ese árbol por la tranquilidad que me transmite, siempre que estoy triste puedo venir y sentarme en mi columpio para tranquilizarme. 

 Tenemos muchas mascotas: tres perros (pitbull por cierto, porque amo los pitbull), tortugas, pájaros, peces y uno que otro gato.

Todos ellos son alimentados por mi nana, ella los cuida mucho así como me cuidaba desde que nos mudamos. A decir verdad ella fue contratada para cuidarme a mí cuando recién nos mudamos y luego con el paso de los años se ganó la inquebrantable confianza de mamá y se quedó trabajando para nosotros. 
¡La amo por ser más que mi niñera!

Mis mascotas favoritas son los perros, amo a mis tres pitbull y lamento no poder llevármelos conmigo pero en la universidad no serán cuidados de la misma manera que en casa, mis padres me regalaron a mis tres bebés cuando cumplí quince años. 
Como sea, me puse a jugar un rato con mis tres bebés, ¡son tan lindos! Pero por alguna razón sólo la nana y yo podemos tocarlos ya que si alguien más se les acerca ya sea mamá o mis hermanas o incluso Francis se enojan y los corretean para que no los toquen.

La tarde se pasa volando, ni siquiera me doy cuenta cuando mamá llega hasta dónde estoy  y dice:

-¿Qué tal estuvo tu día?- Me encojo de hombros diciendo:

-Estuvo bien.- Mamá nota instantáneamente que no tengo deseos de hablar así que rompe el silencio diciendo:

-¿Sucede algo Andrea?- Odio cuando dice mi nombre así porque sé que eso dará inicio a una pelea y le digo:

-No madre, todo está bien, solamente me siento aburrida por no poder salir a ningún lado con mis amigas, como si yo fuera la culpable y ahora yo soy la que tiene que pagar por los actos de otros.

-¿Salir? ¿A dónde? Ni siquiera tienes amigas por lo que sé- Cuando dijo eso el volcán de la ira explotó en mi cabeza y le grité:

-¡Sí, así es ni siquiera tengo amigas como tú dices, pero es por tú culpa, tú no me dejas salir a ningún lado!, ¡odio que me estés encerrando en ésta casa!- Después de gritarle salí corriendo a mi habitación, ni siquiera me quedé a escuchar lo que me tenía que decir porque me enoja que me eche en cara que no tengo amigas o una vida social, cuando  todo es su culpa.

Cuando iba cruzando la sala para llegar a las escaleras, la puerta principal se abrió, ni siquiera vi quien era de lo molesta que iba, media hora más tarde me llamaron para cenar, simplemente les grité con el tono más rabioso que tengo que no iba a cenar porque no tenía hambre.

Minutos después la puerta de mi habitación se abrió, yo ya tenía todo lo que le iba a lanzar a quien sea que se atreviera a entrar,  estaba preparada cuando vi a mi papá hacer una señal de paz con su pañuelo, dejé caer las botas a lo militar con suela de tractor que estaba dispuesta a arrojarle y salté de la cama para abrazarlo y le dije:

-¡Papá! Te extrañe tanto y casi te noqueo con mis botas.

-¡Cookie! Yo también te extrañé tanto, vine porque no puedo estar tanto tiempo sin ver a mi niña preferida…-me devuelve el abrazo con fuerza- Cookie sé que peleaste con tu madre porque ni siquiera me viste cando entré,  tú ibas corriendo muy furiosa, ¿Quieres hablar de lo que pasó?

-No realmente, pero ella comenzó papá, me preguntó qué pasaba y yo le dije que estoy cansada de ésta situación que quiero salir con mis amigas, desde que “eso” pasó ella sólo quiere encerrarme aquí y lo peor de todo es que me restriega en la cara que ni siquiera tengo amigas y si no tengo es por su culpa.

-Lo sé Cookie pero ella lo hace por tu bien, no quiere que salgas lastimada otra vez, trata de comprenderla, además ésta es tu oportunidad para demostrarle que eres una chica fuerte , ya casi te mudas a la universidad y te tiene que dejar ir ¿no es cierto? 
-Tienes razón papá, pero por momentos me saca de quicio que ella sea así, no es justo que hasta en el último momento de mi estancia aquí ella lo haga miserable.




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