-Disculpa, ¿Puedes sentarte y seguir sin moverte por un par de minutos más?
-¿Qué? Oh no, verás yo sólo estaba descansando un minuto.
-Por favor. No te muevas. Estoy haciendo un retrato en el que apareces.
-¿Yo? ¿En un retrato?- La idea me causa dolor de estómago al sólo pensarlo. Quizás debería salir corriendo para evitar sentir esta gran vergüenza -¡Lo siento mucho!- dije levantándome torpemente.
-¿Puedes volver a sentarte un momento?- dice suplicante el desconocido.
-Oh no, es un malentedido, no pretendía interrumpir tu trabajo. Quizás debería irme o mi amiga se molestará si no me encuentra.
-¡No te muevas!- dice energéticamente, me volví a sentar- Sólo quédate un par de minutos más. O simplemente te tomo una foto para terminarlo después.
-¿Foto? Olvídalo, ni siquiera me gusta verme en el espejo, mucho menos las fotografías- La sola idea de tener una cámara en frente de mí hizo que se me erizaran los pelos de la nuca.
-Oh vamos, sólo será un momento- dice el nuevo desconocido haciendo ojos de cachorrito.
-Lo siento pero en verdad me tengo que ir- Me puse de pie y me disponía a salir corriendo cuando vuelve a decir:
-Sólo es un momento- se pone enfrente mío- verás, tengo que entregar éste retrato mañana y estoy lo suficientemente desesperado como para rogarle a una chica que pose por unos momentos- algo en su tono de voz desesperado me decía que no mentía. Suspiré en signo de derrota y me volví a sentar.
Me senté en la orilla de la fuente, la mitad de mi torso estaba ladeado, de modo que quedaba viendo hacia el agua.
Intenté no moverme lo más que pude pero mis nervios casi no me lo permitían, el desconocido por su parte, estaba realmente concentrado, no sé que demonios hace pintándome si nunca salgo bien en nada. Se formó un incómodo silencio que al parecer él logró notar, así que lo rompe diciendo:
-Entonces…
-Entonces… - repito yo de igual manera.
-Muchas gracias por aceptar ser mi modelo, te juro que si no estuviera tan desesperado no te lo habría pedido.
-Bueno, ya estoy aquí, así que ¿Qué más da?
-¿Estás visitando a tu hermano o algo así?
-¿Eh? No, vine a dejar mis cosas al dormitorio.
-¿Mudanza eh?- levanta la cabeza y la vuelve a bajar, no sé si está pintando o burlándose de mí pero ya todo me da igual.
-Sí, soy nueva ¿y tú?
-¿Yo? Nah, estudio segundo año de artes plásticas ¿y tú qué estudiarás?
-Pues… Quiero ser veterinaria.
-¿Te gustan los animales?- dice realmente sorprendido.
-Me gustan mucho, en casa tengo muchas mascotas, los amo a cada uno de ellos y quiero aprender a cuidarlas- Estaba viendo al cielo mientras hablaba de mis mascotas cuando lo vuelvo a ver, lo atrapo observándome fijamente- pero en realidad voy a estudiar Economía.
-¿Economía? No parece que te gusten las matemáticas ¿O sí?- dice confundido.
-Las odio pero mi papá quiere que cuando me gradúe le ayude en su trabajo.
-El negocio familiar…- dice distraída mente como si me entendiera a la perfección.
Nos volvimos a quedar en silencio un par de minutos que luego se convirtieron en diez y seguían aumentando, me pregunto ¿Cuánto se puede tardar alguien en hacer un retrato?
-¿No se molestará tu novio por hacerlo esperar tanto?- vuelve a decir el desconocido nuevamente pero sin mirarme ésta vez.
-No lo creo, estoy soltera- le dije secamente, casi escupiendo la última palabra. Eso sólo me entristece aún más, me recuerda lo patética que he sido, que sigo y probablemente seguiré siendo. Recordando como jugaron con mi mente y con mi corazón al mismo tiempo.
Vuelvo la vista hacia el pintor y nuevamente me está mirando, nuestras miradas se vuelven a encontrar y él la aparta rápidamente para esconderla detrás del caballete.
De repente me encuentro observándolo también, no sólo es alto y delgado sino que también es caucásico. Tiene ojos azules, cabello negro ondulado, largo y cuando sonríe aparecen no uno sino dos hoyuelos, uno a cada lado. Ni siquiera tiene que esforzarse y enseñar los dientes para que sean totalmente visibles sus dos hoyuelos asesinos.
Tiene un arete plateado plateado en su oreja derecha, pero casi no se le ve porque su cabello lo tapa. Tiene un tatuaje en una muñeca pero usa dos pulseras de cuero y casi no logro distinguir qué figura tiene.
Estaba hipnotizada tratando de descifrar la figura de sus tatuajes, cuando él me saca de trance mientras carraspea, subo la vista inmediatamente y veo cómo dice:
-Creo que ya he terminado.
-¿En serio? ¿Ya puedo irme?
-Sí, ya puedes irte.
Me levanté de un solo salto y empecé a dar un par de pasos cuando un foquillo se encendió en mi mente, me di la vuelta y le dije:
-¿Qué tal quedó?
-¿Quieres verlo?- dice apenado.
-No lo sé, no soy tan fotogénica y tengo miedo de ver una mancha con cabello alborotado ahí- se ríe tímidamente, toma el retrato del caballete y le da la vuelta y me lo muestra.