S de Soltera

Capítulo 17.

-¡¡¡Feliz Cumpleaños!!!- Gritan Sussan y papá a través del auricular del teléfono. Apenas logro mantener los ojos abiertos para ver la hora  y me doy cuenta que son las ¿doce en punto? Mi cumpleaños es oficial, oficialmente tengo diecinueve años de edad.

-Muchas Gracias- le digo mientras bostezo.

-¿Cuándo volverás para que lo celebremos?- dice Sussan desde el otro lado.

-No lo sé. Sandy dijo que iríamos a cenar a un restaurante fuera del campus para celebrarlo.

-Oh ya veo, avísanos cuando vengas por aquí ¿de acuerdo?

-De acuerdo. Ahora si me disculpan quiero dormir un poco más.

-Espera, una cosa más- interviene papá- ¡Feliz Navidad!- le respondo lo mismo y cuelgo cayendo instantáneamente en mi tan preciado sueño.

Volví a dormir de a galán, caí como una roca aún después de haber sido despertada a las doce de la madrugada, pero nuevamente volví a ser despertada pero esta vez por Sandy y Joey a las seis de la mañana.

Ambos se lanzaron sobre mí. Me dieron un susto de muerte, tienen mucha suerte que mis reflejos no sean tan buenos o le habría dado un puñetazo  a cualquiera de los dos.

-¡FELIZ CUMPLEAÑOS!- gritan ambos, uno a cada lado, me dan un beso en la mejilla y empiezan a darme almohadazos para que me levante, no tengo las ganas de jugar así que me envuelvo con mi edredón en forma de capullo pero ellos lo jalan y me dejan totalmente descubierta.

Como querían una pelea de almohadas, eso es lo que les daré, me levanté sobre el colchón, les quité las almohadas y empecé a golpearlos sin piedad, el aire se me estaba acabando en los pulmones por el gran esfuerzo de golpearlos y de tanto reír.

Los golpeé tanto que una almohada se me fue volando y le dio a Joey en el rostro, lo cual hizo que cayera sentado en el suelo. Se quedó mirándome por un segundo hasta que se levantó volvió a la guerra de almohadas.
Me aparté los rizos de la cara y empecé a reír como loca, Sandy me siguió el ritmo mientras nos reíamos a carcajadas por la expresión de Joey.

Lo siguiente que hicimos fue cocinar algo para desayunar, aunque yo no hice nada porque Sandy y Joey me obligaron a sentarme mientras ellos cocinaban. Ni siquiera me importó estar en mi piyama mata pasiones durante el desayuno. Aunque creo que fue una suerte que me pusiera éste pantalón con camisa manga larga rayado.

Cuando terminaron nos sentamos los tres a desayunar tranquilamente, ¿Quién diría que estos dos podrían cocinar tan bien?

Sinceramente me sorprendió que hicieran un desayuno completo, me refiero al jugo recién hecho, huevos verdes, tocino, pan tostado. ¿Quién lo diría? Y yo que pensé que hasta el agua se les quemaba.

-¿Adónde quieres ir hoy Cookie?- pregunta Joey mientras se lleva el cubierto a la boca.

-No lo sé, quizás me quede a dormir todo el día.

-Es tu cumpleaños, no puedes dormir en tu cumpleaños- espeta Sandy.

-Y es navidad- señala Joey con un dedo levantado- Nadie duerme en navidad.

-Bien, bien. ¿Adónde me llevarán?

-Pues sólo pensábamos llevarte a cenar fuera del campus en la noche y celebrarlo hasta que caigamos- dice Sandy con indiferencia.

-¿Caigamos? Creo que si hablas de ir y emborracharse pasaré esta vez- le digo.

-No vamos a caer exactamente- dice Joey- sólo vamos a salir hasta que sea navidad.

-Y abriremos los regalos fuera- dice Sandy con una sonrisita quisquillosa.

-Bien, hagan lo que quieran- les digo rindiéndome.

Joey mira su reloj, se mete en la boca lo que quedaba en su plato y dice- Es hora de irme, las veo a las siete en punto en La casa de la sopa- lo interrumpo diciendo:

-¿La casa de la sopa?

-Así se llama el restaurante, aunque su nombre no sea glamoroso es un restaurante elegante- dice Sandy.

-Bien, las veo luego- Dice Joey mientras le da un beso en la mejilla a Sandy, me desordena el cabello cuando pasa a la par mía y se va.

Nos quedamos en silencio, hasta que Sandy dice:

-Bien, ve a bañarte que saldremos.

-¿Salir? ¿Adónde?

-Ya lo verás- dice con una sonrisa pícara.

Llegamos a un salón de belleza, queda un poco alejado de la universidad pero fuimos en taxi. Aquí todo es color rosado ¡Ugh! Preferiría cometer suicidio a quedarme aquí por más tiempo.

Sandy se dio cuenta de mis intenciones y me jaloneó hacia el fondo, una recepcionista nos atendió y nos llevó a una sala al final del pasillo.

De la nada salió una estilista que quizás rondaba por los cincuenta pero sabe aparentarlos bajo todo ese maquillaje. Nos sentó en una cama por separado y junto con otra chica nos dieron un masaje tailandés y luego me “cambiaron la imagen”

Me gustaría decir que fue horrible pero hasta me arreglaron ¡A mí!

Ni siquiera me reconocí al verme en el espejo y hasta dije que lo iba a quebrar si me reflejaba en él. Como sea, no fue gran cosa. Sólo me recortaron un poco el cabello y me hicieron un tratamiento para que no se alborote tanto o algo así. Me ayudaron con el feo barro que me salió en la punta de la nariz, me medio maquillaron y salimos de ahí.




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