S de Soltera

Capítulo 18.

-Quizás ya lo hiciste pero pide un deseo.

-Oh, es cierto. Olvidé pedir mi deseo cuando apagué las velas.

-Pues entonces pídelo ahora, es tu oportunidad.

Cerré los ojos y pedí mi deseo “Seguir siendo libre” .Para ser diciembre, no está nevando pero sí hace mucho frío, mis dientes empiezan a castañear y se me pone la piel de gallina.

-Supongo que aún puedo decirte Feliz Cumpleaños- dice  mientras deja escapar el humo del cigarro.

-Gracias… Por cierto, ¿Qué haces trabajando en víspera de noche buena?- le pregunto.

-Tenía la noche libre pero un amigo me pidió que lo cubriera.

-¿Y qué pasa con tu familia?

-Cuando salga de aquí me voy a ir a casa.

-Ya veo, que bueno que celebres navidad con tu familia.

-Ya los extraño, por eso pienso conducir toda la noche si es necesario.

Aún con el frío miro hacia el cielo y hay demasiadas estrellas, como si hoy fuera un día especial para forrar todo el cielo con pequeños puntos blancos que acompañan a la luna llena.

-Deberías ir adentro- dice Ethan con una mirada preocupada.

-Oh, es cierto. Me levanté para ir al baño pero la puerta del baño de mujeres me condujo aquí.

-Es obra de los chicos- dice sonriendo de lado.

-¿Los chicos?

-Sí, de seguro era una broma para nuestra gerente.

-¿Bromean así con la gerente?

-La mujer es una bruja, por eso los empleados intentan desquitarse de algún modo u otro- intenta explicarme.

-No quisiera trabajar con ustedes- digo bromeando.

-No es tan malo después de todo, simplemente nuestra jefa es una bruja completa a la que los del sindicato dicen que  hay que volver loca para que se vaya- dice encogiéndose de hombros.

-Bien por ustedes- le digo mientras le palmeo el brazo- Ahora, si me dijeras por donde entrar te lo agradecería mucho- Mi celular empezó a vibrar en mi bolsillo y supuse que era una llamada, la ignoré porque quienquiera que fuera no me llamaría para darme buenas noticias.

-Por cierto, Feliz Cumpleaños- dice sonriendo encantadoramente.

Cuando regresamos al campus me dejé caer en mi cama, estaba tan cansada que me quité el vestido y los zapatos a patadas, me puse mi pijama y me quedé dormida al instante.

A la mañana siguiente cuando me desperté, me senté en la cama y sentí un horrible dolor en el cuello, no lo podía girar. Me dolía horrible pero lo que me llamó la atención fue mi almohada con una gran mancha transparente.

Me llevé los dedos a  la boca y me di cuenta que tenía saliva seca, así que reflexioné y llegué a la conclusión que: O dormí mal y por eso me duele el cuello. O entré en coma y sólo tiraron mi cuerpo sobre la cama.

Como sea, es navidad. Eso significa que soy un año más vieja y tengo que regresar a casa. En realidad, debimos haber regresado ayer pero ahora que ya tengo mi tan ansiada libertad que intenten atraparme si pueden.

El camino a casa fue igual, Sandy pitando y abucheando a cualquiera que se cruce en su camino, además casi atropella a un pobre hombre por ir cantando. La regañé por casi mandarnos a prisión pero no me hizo caso.

Cuando me dejó en la entrada de mi casa cuatro horas después, quise que me atropellaran o algo para no tener que estar en casa, pero no fue así.

Entré y vi a mamá correteando por toda la casa, como siempre no me prestó mucha de su valiosísima atención así que sólo me dijo:

-Te necesito lista a las seis de la tarde.

-¿Lista para qué si se puede saber?

-Esta noche tendremos la cena de navidad, Jordan y yo vamos a anunciar oficialmente lo de nuestro compromiso y fijaremos la fecha de la boda.

-Bien por ustedes- dije mientras tiraba mi mochila en el sofá.

-Gracias, así que te necesito a ti y a tu hermana menor listas.

-Espera un momento ¿Y Kate?

-Es obvio que no puede acompañarnos hoy- dijo con un tono de indiferencia.

-¿Obvio? ¡Ah, claro! No quieres que vean a tu hija mayor embarazada.

-Su estado es muy delicado, además tiene que guardar todo el reposo posible- dijo sin mirarme.

-No, lo que no quieres es que vean tu principal error reflejado en ella, porque es como si hubieras fallado dos veces.

-¡CÁLLATE! No te permito que hables así de mi- me espetó con la cara totalmente enrojecida de cólera mientras su mano se estrellaba contra mi mejilla.

-Sabes qué, haz lo que quieras- le dije mientras subía las escaleras corriendo, cuando llegué al segundo piso me quedé parada frente a la puerta de la habitación de Kate, dudé por un par de minutos pero me decidí a tocar, ella contestó:

-Adelante- abrí la puerta despacio, primero asomé mi cabeza para ver bien y la vi allí, sentada frente a su escritorio, mirando por la ventana, reuní valor para decirle:

-¿Cómo has estado?
Ella se voltea hacia mí y dice con la mirada aún perdida:

-Más o menos bien. ¿Y tú?

-Igual- le digo sonriendo y camino hacia el centro de su habitación, hace tantos años que no entraba aquí que me llena de nostalgia el volver a hacerlo.




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