Los ojos me ardían de tanto llorar, no sentí cuando Sandy llegó anoche, es más, ni siquiera sé si regresó. Cuando me levanté la cabeza me dolía como si me hubiera estrellado contra una pared, mis ojos se veían como si fueran la raja de una alcancía.
Me di una ducha para quitarme la hinchazón de los ojos, me vestí con una camisa azul de botones, unos jeans ajustados y unas zapatillas azules. Desayuné un poco antes de salir, tenía Economía Internacional a la primera hora.
Es una de mis clases favoritas por el profesor, es un hombre de treinta años, robusto y muy gracioso que siempre me mantiene despierta y distraída durante su clase. Espero que hoy su clase sea igual de graciosa porque lo necesito para distraerme.
Cuando estaba cerrando la puerta del dormitorio, una voz me dijo:
-Buenos días hermosa- Me dio un susto pero ese pequeño susto me hizo sentirme mejor.
-Buenos días hermoso- le dije bromeando. Me acerqué hasta él y me dio un beso de buenos días.
-Sabes, anoche cuando llegué a mi habitación, sólo me dejé caer sobre la almohada y me golpeé la cabeza con algo ¿Tú sabes qué es?- me pregunta impaciente.
-¿Te gustó el casco autografiado?- le pregunto ansiosa.
-Mucho ¿Cómo sabías que es mi jugador favorito?
-No sé mucho de Hockey pero sé mucho sobre ti- me encojo de hombros.
-Bien, entonces sabrás que tengo un enorme chichón por el golpe que me di anoche.
-Pobrecito ¿Adónde te golpeaste?- busco con mis dedos algún chichón sobre su cabeza, sé que siente cosquillas por el cabello así que lo despeino.
-Justo aquí- me dice señalando un lugar en la sien mientras se comporta como un niño pequeño esperando un premio. Le toco el lugar donde me indicó y no encuentro nada así que le doy un apretón, eso le duele y aleja su cabeza de mis manos.
-No tienes nada, mentiroso- le digo riendo.
-Enserio, me duele- dice haciendo pucheros.
-Vamos, tengo que llegar a clase- le digo y empiezo a caminar, Ethan me sigue y toma mi mano para entrelazar nuestros dedos.
Caminamos en silencio hacia mi facultad, hasta que me pregunta:
-¿Te sucede algo? ¿Te ves muy apagada hoy?
-No es nada, me siento bien- miento.
-¿Te veré para la hora del almuerzo?
-Donde siempre.
-Cariño ¿estás segura que estás bien?
-Por supuesto que estoy segura- vuelvo a mentir. La verdad es que, me siento mal por la pelea con mi mamá, pero lo que más me hace sentir mal es que ella quiere que me aleje de Ethan sin siquiera conocerlo, él es lo mejor que me ha pasado, él es el tipo de chico que pensé que ella querría para mí.
-Bien, supongo que te veré en el almuerzo- dice un poco dudoso.
-Te veo más tarde- me inclino y lo beso antes de entrar a la facultad.
Revisé mi reloj, ya iba tarde a mi primera clase, no era consciente que estaba casi corriendo para llegar a tiempo, sólo espero que Jesse ya esté en el aula.
Estaba casi por cruzar el umbral de la puerta del salón cuando una espalda se interpuso. Mi nariz chocó contra su espina o algún otro hueso duro que un chico tiene en su espalda.
Me disculpo sobando mi nariz lo cual hace que mi voz se escuche un poco nasal:
-Lo siento. No te había visto.
El chico al que acabo de golpear se da la vuelta, me mira y dice -Es mi culpa por no saber en qué salón tengo clases- dice apenado. Soy de intercambio.
-¿Qué clase tienes?- le pregunto.
-Economía internacional- dice leyendo el horario que tiene en sus manos.
-Entonces ven conmigo- le digo- yo también tengo la misma clase.
Comienza a seguirme dentro del mar de chicos y chicas que corren buscando llegar a sus salones de clases para no llegar tarde.
Cuando llegamos al salón veinticuatro, lo dejo en la entrada para que espere al profesor. Entro y busco con la mirada a Jesse hasta que lo encuentro. Está sentado junto al ventanal de siempre.
Cuando me ve, me saluda con la mano y me hace señas para que me siente en el lugar que me apartó junto a la ventana. Camino hasta llegar y me dice:
-¿Pasaste un buen día de San Valentín?- con una ceja alzada y una sonrisa pícara.
-Fue bueno- le digo mientras me siento.
Cuando el profesor entra, presenta al chico con el que choqué como Evan. Viene de alguna universidad del norte como un estudiante de intercambio. Le anima a que tome un asiento, Evan se sienta unas cinco filas delante de dónde estoy yo.
Cuando ya está sentado, se da la vuelta y me saluda con la mano, está sonriendo y llamando la atención de la mayoría de las chicas.
Evan podría ser el prototipo de “amor platónico” de cualquier chica, digo cualquier chica porque yo ya no necesito un amor platónico. Su metro ochenta, piel pálida, ojos grises y cabello rubio y liso están siendo alabados en estos momentos.
No sé si corresponderle el saludo o ignorarlo, aunque sólo le mostré el camino y nada más. Al final, termino devolviéndole el saludo.
Unas horas más tarde, cuando mi jornada estaba terminando, ya casi era la hora del almuerzo. Jesse y yo planeábamos ir a la cafetería como siempre. Quizás seis horas sin ver a Ethan me hacen sentir un poco vacía, considerando el hecho que nadie sabe sobre mi pelea con mi mamá necesito verlo pronto.