-¿Crees que a tu mamá le guste de regalo un cactus?- le pregunto incrédula a Ethan.
-No lo sé. Mi mamá es un poco extraña, es un poco… Hippie. Además no sé muy bien qué es lo que le gusta a las mujeres- dice encogiéndose de hombros.
Deja el feo cactus en su estante y seguimos caminando por la tienda de regalos. Nos detenemos en la estantería de los osos de peluche y le digo:
-¿Le comprarás un oso enorme de peluche a tu mamá?
-No es para ella; es para Leah mi hermanita.
-¿Cuántos años tiene? Es más ¿Qué edades tienen tus hermanos?
-Mmmm… Déjame ver- se toca la barbilla pensativamente- Jason tiene diecisiete; Haley y Kevin tienen quince porque son mellizos y Robbie tiene doce, Timmy nueve y finalmente Leah que tiene cuatro, pero cumplirá cinco.
-Tu mamá es increíble- digo pensativamente distraída.
-Somos muchos en el clan Reynolds pero eso no significa que tu mamá no sea increíble también- dice. Eso me hace encogerme por dentro, si Ethan supiera lo que mi mamá ha dicho sin siquiera conocerlo me moriría de la vergüenza.
-Bien, creo que le compraré éste- dice tomando un dragón morado muy grande del estante.
-Al menos déjame ayudar a pagar los regalos- le digo.
-Para nada. No es discutible- dice cargando el dragón morado debajo de sus brazos.
-Bien. Entonces si no me dejas ayudarte a pagar, iré a comprarle un regalo a todos tus hermanos y eso no es discutible.
-Por favor, no es necesario que gastes- dice deteniéndose. ,e mira a los ojos y sostiene la mirada.
-Pero es lo que yo quiero- le digo suplicante.
-Pero no tienes por qué hacerlo. En serio.
-Vamos, no es ninguna molestia preocuparme por ganar puntos con tus hermanos ¿O sí?- arqueo una ceja.
Suspira derrotado y empieza a caminar con el dragón bajo su brazo aún, camino rápido para alcanzarlo y entrelaza nuestros dedos.
Entramos a una tienda juvenil, Ethan dice que su hermano Jason tiene una gran afición por el Skate. Empezó a protestar cuando yo llevé al mostrador una patineta azul con un relámpago atravesándola pero al final me dejó comprarla. Robbie quiere empezar a practicar ajedrez para volver a concursar de nuevo.
Más tarde, fuimos por los regalos de los mellizos, Haley tiene una gran afición por las novelas mientras que Kevin prefiere el béisbol. Así que encontré la saga de crepúsculo completa a mitad de precio para Haley y un kit completo de béisbol para Kevin.
Finalmente, fuimos por una enciclopedia completa para Timmy y por la nueva edición del “Barbie” para Leah. No estaba segura de comprarle una fuente de bambú a la señora Reynolds pero fue lo único y más hippie que pudimos encontrar en todo el centro comercial.
De regreso al campus, subimos a mi cuarto a envolver todos los regalos y después los fuimos a dejar al baúl del carro de Ethan. Mañana después del juego de Hockey, conduciremos hasta Seattle para el cumpleaños.
Me siento un poco nerviosa, no porque ellos se sorprendan o algo así, sino que probablemente Ethan dice que les ha hablado mucho sobre mí, me preocupa que les haya dicho cosas que los ilusionen. Lo último que quiero es defraudar a Ethan o a su familia.
-Bien, supongo que ya no hay nada más que necesite ser envuelto en papel de regalo- dice quitándose los trozos de cinta adhesiva que le pegué en la camisa.
-Hay algo más que yo quisiera envolver- le digo sin mirarlo.
-¿El qué cosa?- pregunta acercándose a mí.
Estábamos a punto de besarnos cuando Sandy entra tirando la puerta y diciendo:
-Te quiere envolver a ti, por supuesto.
-¡Sandy! No vuelvas a hacer eso- le digo nerviosa.
-Relájense- rueda los ojos- ya me iba. Sólo quería sorprenderlos. Además yo también tengo planes para mañana.
-¿qué planean hacer?- le pregunta Ethan.
-Pues, no mucho. Sólo vamos a pasar el día en mi casa, mis papás se tomarán el día libre para pasarlo con nosotros- dice encogiéndose de hombros.
-Genial- digo sin mucho entusiasmo. Ya quisiera yo que mis papás se tomaran sólo un día para darse la oportunidad de conocer a mi novio y convencerse que él es un gran chico.
Ethan se va unos minutos después de que Sandy se va a dormir. El dormitorio vuelve a quedar en silencio, ya no hay risas, no hay abrazos, no hay nada.
Cuando estoy a punto de acostarme, mi teléfono suena, pienso en no contestar hasta que veo que es mi papá.
-Hey, Cookie. Lamento no poder ir a verte el día del presidente pero voy a estar volando hacia Oklahoma, hay una reunión urgente por una pequeña crisis en una sucursal.
-No te preocupes, igual no iba a llegar a casa.
-¿Enserio? Pensé que irías a ver a tu madre.
Le expliqué todo el pleito que tuvimos hace poco. No me interrumpe ni reacciona cuando le digo que tengo un novio, simplemente dice:
-Supongo que tu madre no está tomando las cosas bien. Quizás debas darle tiempo.
-Yo también lo creo.
-Por cierto, me alegra que ya tengas un novio cariño pero tengo que conocerlo. Antes que investigue su historial, debo conocerlo ¿entendido?