S de Soltera

Capítulo 33.

Al abrir la puerta totalmente, todos fijaron su mirada sobre mí pero no me acobardé, simplemente levanté la frente en alto y dije:

-Buenas noches, estoy de regreso.

Reconozco a la mayoría de todas las personas que me están observando, son tan lejanas para mí, no tengo y espero no tener ningún tipo de relación afectiva con ellos. Siento una mano sobre mi hombro, me volteo y veo a Evan, me sorprende encontrarlo aquí y le pregunto:

-¿Evan? ¿Qué se supone que estás haciendo aquí?

-Te están esperando- su tono sugiere un poco de preocupación, intento encontrar la razón por la que él está aquí pero no la encuentro.

Logro reconocer a mi abuela, si antes se comportaba como una mujer joven, hoy está más loca porque se cree una adolescente. Se acerca hasta mí, me toma disimuladamente del brazo y me dice en tono bajito:

-Necesitamos hablar- antes de que yo pueda responderle, ya me ha arrastrado a la cocina, cierra la puerta, se para frente a mí con una expresión seria y dice:

-Hablaré por tu madre y por toda la familia al pedirte que te comportes ésta noche, no quiero que lo arruines de nuevo.  Si tienes algo de lo que hablar con tu madre, tendrás que esperar hasta mañana.
-Woah, Woah. Detente- le digo retrocediendo dos pasos- Yo no pienso quedarme toda la noche aquí, es más, si mi mamá no va a hablar conmigo yo me voy, además es algo de lo que sólo tenemos que hablar ella y yo, así que espero que no te entrometas.

Es la primera vez que la veo asombrarse porque alguien le ha llevado la contraria, luego su expresión vuelve a ser la fría y serena.

-Todos estamos al tanto de tu pequeña aventura, será mejor que dejes de avergonzarnos, puedes dejar a ese chico y seguir bajo el mando de ésta casa o puedes irte despidiendo de todo lo que conoces.

-¿Hablas en serio? No sabía que eras tú la que paga mis estudios, más bien me parece que estás arrimada en la casa que mi papá nos dejó.

-¡¿Cómo te atreves?!- levantó su mano y la dejó en el aire, yo no me acobardé en ningún momento y la detuve antes que intentara golpearme.

La puerta se abre, mi mamá entra con Deby del brazo y se detiene en seco al vernos a mi abuela y a mí.

-¿Qué está pasando aquí?- se preocupa más porque alguien pueda vernos a que mi abuela me ponga un dedo encima como siempre.

Mi abuela retrocede un paso, se suelta de mi agarre y comienza a sobarse su brazo, lo hace lucir como si yo la hubiera agredido porque dice:

-Gracias al cielo que llegaron, ésta niña… Ésta niña no entiende que sólo queremos lo mejor para ella.

-¿A qué te refieres con lo mejor para mí? Si acabas de intentar golpearme- le digo indignada.

-Se refiere a que- mamá voltea a ver a Jordan con una sonrisa de oreja a oreja y continúa- Ya decidimos cómo solucionar éste pequeño problema. Queremos lo mejor para ti por eso lo pensamos y te comprometimos con un buen chico, alguien que de verdad te merezca.

El alma se me escapó de mi cuerpo, mi voz desapareció también, lo único que pude hacer fue negar con la cabeza. La puerta se vuelve a abrir y ésta vez es Evan quien entra, me está mirando a los ojos con una sonrisa de lado, camina hacia mí y toma mi mano pero yo la retiro de un solo golpe.

-¡No seas mal educada!- me grita mi abuela.

-No. Tú no te metas- le digo al final de tanto silencio- ¿Qué clase de broma es ésta?- digo molesta.

-No es ninguna broma, te comprometimos con Evan y logramos transferirlo a tu universidad, así no tendrás que dejar los estudios y te vas acostumbrando a la idea- dice mi mamá muy orgullosa.

-¡¿Te volviste loca?!- le espeto- Estamos en el siglo XXl, ya nadie se compromete de ésta manera. Si pensaste que iba a aceptar tan fácilmente puedes irte haciendo la idea de no volver a verme jamás.

Salí de la cocina, corrí hasta mi antigua habitación para tomar las últimas cosas importantes que había dejado, mi diario, el retrato de mi papá, mis pertenencias más preciadas.

Antes de que terminara de recoger lo poco que me iba a llevar, mi mamá entra a mi habitación junto con mi abuela y cierra la puerta con seguro. Me asusto porque esto puede llegar a ser un secuestro y les digo:

-Déjenme salir o lo lamentarán.

-No deberías consentirla tanto, ¿ves lo que sucede por ceder a sus caprichos?- le dice mi abuela.

Mi mamá no dice nada, sólo escucha lo que mi abuela dice. Ni siquiera me está mirando, hasta que dice:

-Te pedí que dejaras de verte con ese chico, tú me obligaste a llegar a esto. Ahora te tendrás que comprometer con Evan.

-No. Yo te dije que soy una adulta y no puedes decirme con quién tener una relación y con quién no. Si no abres esa puerta y me dejas salir, saltaré por la ventana. No estoy bromeando.

Hablo en serio, la ventana está a unos cuatro pasos de mí y no me importaría saltar desde la segunda planta para evitar que me obliguen a algo que no quiero hacer.

Se escucha un aporreo desde afuera pero mi mamá no hace caso, sólo me dice con lágrimas en los ojos:




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