S de Soltera

Epílogo.

 (ETHAN)

No me quería bajar del auto pero de alguna manera lo hice, caminé hasta la parte trasera para bajar las maletas. Le doy un vistazo rápido a la casa en la que probablemente podría morir hoy y es justo como me la imaginé. Es enormemente impresionante y lujosa por fuera, ella dice que no es la gran cosa pero por Dios, me siento como un niño muy pequeño a su lado.

Regreso con las maletas en la mano y me dice:

-¿Estás listo? Porque si no lo estás no hay problema, podemos regresar mañana y...

-¡Hagámoslo!- le digo para tranquilizarme más a mí que a ella.

Caminamos unos horrorosos quince o veinte pasos por la lujosa calzada hasta la enorme puerta tallada de roble, bajo las maletas de mis manos para tocar el timbre, antes que lo haga ella toma mi mano, mi mano que ha estado sudando desde cinco cuadras antes que llegáramos a ésta casa.

-Lo siento mucho- digo de repente.

-¿Lo sientes?- me pregunta.

-Se supone que debería estar calmado y seguro de mí mismo para que tú te sientas segura. Pero no puedo evitar estar un poco nervioso.

-No te preocupes, todo saldrá bien, no es necesario que te asustes.

-Gwendoline, te amo pero no puedo evitar tener miedo de tres hombres que están esperando cortarme las bolas antes que yo pueda hacerte llorar o algo peor.

-¿Qué puedo hacer para ayudar? ¡Ya lo tengo! Mmmm, ¿Te amo?- Me dice inocentemente.

Acerco mi rostro al suyo con intenciones de besarla, necesito sentirme seguro de que puedo hacerlo, es algo que nunca antes había hecho, jamás pensé que hablar con los padres de tu novia fuera difícil, pero éste no es el caso. Hay tres hombres dentro de ésta enorme casa a los que debo demostrarles lo mucho que la quiero.

Estoy a punto de besarla cuando la puerta se abre violentamente, me aparto de un salto y veo a una mujer un poco seria darme un reproche con su vista de franco tirador. Al ver a mi novia se lanza sobre ella y la abraza. Le dice la falta que le hace y lo mucho que la extraña.

Por el rabillo de mi ojo, puedo ver que una cortina se mueve detrás del ventanal. Alguien estuvo observándonos desde que llegamos y de seguro me vio casi besándola en su propia puerta.

-Así que tú eres el famoso Ethan ¿cierto?- me pregunta la señora más seria que antes.

-S-sí. Me llamo Ethan Reynolds, es un gusto conocerla- le digo.

-El gusto es mío- su expresión de asesina cambia a una enorme sonrisa- Soy el ama de llaves, Ivette. Estoy segura que nos llevaremos muy bien, pero déjame decirte que no podré ayudarte mucho allá adentro. Pero no te preocupes, estoy segura que eres exactamente como mi pequeña nos ha dicho.

-¡Nana! Se supone que lo animes, no que lo aterres más de lo que ya está- le reprocha Gwendoline.

-Créeme cariño, tienes suerte que yo haya abierto la puerta. Pero vamos adentro, no quiero que esos cuatro se molesten si esperan demasiado.

Se hace a un lado y nos conduce por una sala muy grande, justo en el medio hay un juego de sillones estilo colonial, todos están de espaldas. Al acercarnos logro ver que probablemente toda la familia está reunida, sólo para verme morir de un infarto.

-¡Henry!- Gwendoline grita y salta sobre un chico más alto que yo. Su altura y músculos me aterran, cuando la suelta logro ver el parecido entre ellos; tienen el mismo color de cabello y de ojos, la misma nariz afilada y la misma expresión cada vez que sonríen.

-Quería sorprenderte Cookie- le dice Henry- Ahora mismo estoy por terminar mis últimas vacaciones de la universidad y pensé... ¿Por qué no ir a casa y ver cómo está la familia?

-Pudiste haberme llamado, pudiste haber venido antes- le dice ella.

-Lo siento, se me fue un poco el tiempo con el equipo. Llegamos a las estatales ¿sabes? Así que cuando me di cuenta, ya casi estoy por graduarme y me entero que tienes novio.

Desvío mi vita hacia otro lado, estoy seguro que si no hubieran tantas personas él ya me habría golpeado por meterme con su hermana consentida, supongo que yo haría lo mismo si me enterara que Haley o Leah está saliendo con alguien a quien no conozco.

-Necesito tu ayuda en la cocina- interrumpe la señora Reynolds y termina por llevarse a Gwendoline y a las dos chicas sentadas a la par suya, dejándome sólo. En medio de cuatro hombres intimidantes.

-¡Espe...!- grita ella, pero ya es muy tarde, ya ha desaparecido por una puerta que no vi cuál es.

-Vamos muchacho, no te haremos nada malo- dice un señor canoso-Yo soy Harry Kensington, su abuelo. Toma asiento y dinos... ¿Cómo te llamas?- me siento en el sofá más cercano que veo y empiezo:

-Me llamo Ethan Reynolds señor, tengo veintiún años y estudio  segundo año de Artes plásticas y escénicas en la misma universidad que su hija con una beca artística. Tengo un trabajo de medio tiempo para cubrir mis gastos personales.

-Espera un momento- me interrumpe el chico enorme- Antes que nada, soy Henry, su hermano mayor. ¿Tienes padres?- dice en un tono un poco acusatorio.

-Vamos Henry, déjalo respirar un poco- interviene el hombre que se ve un poco amable- Soy Jordan por cierto, mañana me casaré con su mamá y ya sabes...




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