Cap. 6 Conexión con Lorax 547

Ana preparaba unos panqueques, no sabía qué haría a partir de ese punto, no tenía nada después de todo, lo que Barret le dijo solo sumó una leyenda más a las de cientos de personas que pasaban por eso.

Estaba comiendo sus alimentos cuando se animó a ir al comunicador y comenzó a llamar.

—Tierra llamando a Elisa. Tierra llamando a Elisa. Hermana, hermana… —El ruido blanco fue su respuesta.

Miraba el radar, nada visible en él, era como si nada estuviera pasando.

—Elisa, Elisa. Soy Ana, Elisa… (barco de Elisa) cambio. Elisa, el barco de Elisa cambio…

Nada, era inútil, simplemente inútil, se dio por vencida, sea donde estuviera su hermana, no la escuchaba.

Iba hacia la puerta cuando escuchó.

—Aquí Lorax 547…

El corazón de Ana se detuvo y volvió y vio que en el radar había algo, algo…

—¿Elisa?

—Aquí Lorax 547… cambio…

—Aquí tierra, soy Ana…

—¿Tierra? ¿Estoy hablando con una humana?

Ana se quedó cortada y le respondió.

—Lorax 547, soy Ana Rothern, ¿quién eres?

—No sé… no sé dónde estoy —se comenzó a escuchar la interferencia—. No sé dónde estoy.

—Te veo en el radar…

—Todos estamos bien. Todos.

—¿Quiénes son todos?

—Los que sobrevivimos. No nos busquen, repito, no nos busquen… Es demasiado peligroso…

Ana estaba helada con lo escuchado y preguntó.

—¿Hay más gente contigo?

—Somos… pocos… somos pocos…

—¿Elisa?

—Es mejor que no vengan… Demasiado peligroso…

—¿Dónde están?

Hubo un silencio que se rompió, dejando una extraña sensación en la joven.
—En el infierno.

Luego interferencia y la joven que anotaba todo lo que había escuchado. Esa voz era de un hombre, se escuchaba aturdido, nervioso.

—Dios, esto puede ser grande.

Miró al radar y ya no vio nada, simplemente la nave había desaparecido del radar, se levantó nerviosa y sin saber a quién acudir en esos momentos.

David veía cómo colocaban los leños en una gran fogata. Leslie les indicaba a los otros lo que harían.

—No iremos un poco lejos y armaremos nuestras tiendas y haremos nuestro propio aquelarre.

Tod, sacó su guitarra y les indicó que cantaría toda la noche si fuera el caso. Todos estaban prendidos, un relámpago iluminó el fondo y David comentó.

—Parece que los espíritus están enojados.

—Nadie quiere vernos felices —gritó Leslie.

Lo cierto es que pensaba en esa cita que le habían impuesto y deseaba ir, estaba como un loco cautivado por una locura más.

Escuchó los primeros acordes de la canción de Tod.

“Todo comenzó… algún tiempo atrás, en la isla del sol… se cruzaron nuestros caminos por casualidad”.

Todos comenzaron a cantar y a gritar emocionados, las cervezas fueron repartidas.

—Hola, bola de fresas —les entregaban un sixpack de cervezas—, hasta el fondo.

Leslie hizo una mueca, vio a varias chicas corriendo hacia la playa, era la hora del descontrol.

—Esto se pone intenso —murmuró.

—Sin duda.

La joven acomodó sus cosas y entonces le dijo a su amigo.

—Podemos caminar si quieres.

—Claro.

Comenzaron a alejarse un poco del grupo y David le comentó.

—Debes de pensar que soy de lo más raro que hay… me gustan las cosas paranormales y raras.

La joven le respondió.

—Cada quien es como es… —vio como una ola se acercaba a la orilla—. A mí me gusta surfear, nunca llegaré al campeonato, pero al menos siento que hago algo diferente.

Entonces David se sinceró.

—Creo que estoy detrás de algo grande.

—¿Qué cosa?

—Me contactó alguien, dijo que tenía información sobre el pueblo.

—¿Quién?

—No lo sé, es un tal Pulpo2000, parece que le gustan las cosas paranormales.

—Es bastante raro.

—Lo es, pero si sabe algo, puedo publicarlo y formar mi rompecabezas.

Leslie le preguntó entonces.

—¿Algo como qué?

—No sé, siento que hay cosas en el pueblo que están pululando. Estamos cerca del Triángulo, he visto muchas cosas raras en estos años y creo que hay más.

—Son solo leyendas, gente que desaparece y tal vez nunca vuelvan a aparecer.