Leslie estaba asustada esa mujer le había pegado, si no fuera por Tesa la hubiera lastimado.
—¿Quién es ella?
—Una amiga, tiene problemas emocionales.
Fue a ver a Odine que estaba tensa.
—Escucha, ella es mi sobrina, no sabe nada, así que cálmate.
Afuera Leslie daba vueltas por la sala, sentía raro todo, su abuela llegó.
—Traje pescado y pulpo —al verla se alegró—. Cariño es bueno verte.
—Abuela.
—¿Qué te pasó en la cara?
Leslie le explicó lo sucedido.
—Oh, querida, hablaré con Odine.
—Solo pregunté si mi amigo Doug estaba aquí.
—No, tú sabes que yo recibo pocas visitas y menos de hombres.
—Lo sé, encontré su playera afuera.
—Debe ser el viento que la trajo, ¿te quedas a comer?
—No, te hice unas galletas, tal como te gustan, no quiero incomodar a nadie.
—Cariño, tú nunca incómodas.
—De todas formas, mejor así.
Se fue y ella entró molesta a la habitación en donde estaba su hija con Odine.
—¿Quieres que te mate aquí mismo?
—Madre, ella no sabe.
—Pues explícale, mi nieta es sagrada, casi violas el pacto.
Odine la miró con furia.
—Hay pactos que respetar, yo te ayudo y tu respetas.
—Debemos calmarnos.
Odine le dijo molesta.
—Traidora.
—Ja, ya sabes lo que eso significa, me alegra, hay muchas como yo en todo el mundo, preferimos una vida en tierra, pero honramos los pactos del mar.
Tesa le dijo a Odine con calma.
—Sabemos a lo que has venido, pero debes respetar nuestra vida.
—Doug es mío.
—No es tuyo, es una ofrenda, un chico de malas, por cierto.
—Nadie sabe de los pactos y es mejor así.
—Tengo que llevarlo.
Candance le dijo molesta.
—En su momento sucederá, solo no des a notar nada más allá.
Tesa sobó su brazo y le dijo a la joven iracunda.
—Debes calmarte, todo saldrá como lo planeado.
Odine solo esperaba que nadie se metiera en su camino para llevar la ofrenda a su grupo.
**
El año de los piratas.
No me costó darle un hijo a Valenta, hicimos el trato y logramos surcar los mares y hacer que unos galeones cayeran al mar.
Éramos ricos, tanto ella como nosotros, compartíamos los tesoros del mar.
Hablaba con Valenta de todo, incluso de las luces que veíamos de cuando en cuando en el mar.
Ella decía que eran los demonios, sus creadores que visitaban los mares desde tiempos inmemoriales.
Quería conocerlos, pero ellos eran peligrosos, no se dejaban ver y Valenta decía que vivían en discos de metales y eran raros.
David leía el diario y profundizaba en la vida Castor Blake. Hablaban de discos de metales, luces dentro del agua, de seguro se trataban de ovnis.
—Ellos han estado aquí desde tiempos inmemoriales.
Luego recordó la moneda de Doug, tesoros del mar. Si encontrara uno sería genial.
Leslie tocó su puerta.
—¿Cómo estás?
—Leslie, hay tesoros en el Castor Blake.
—Sí, eso he escuchado.
—Claro, para acceder a ellos hay que saber los sitios específicos y más de uno lo ha intentado.
Leslie le dijo entonces.
—Yo quisiera dinero para poder sacar a mi abuela de esa mísera casa en la que vive. A ella le gusta, pero creo que debería vivir mejor.
—Sí, Doug estuvo aquí y me contó que vio a una mujer desnuda.
—¡Qué!
—Salió del mar, desnudita y le dio su camiseta.
Leslie recordó a la loca amiga de su tía.
—¿Le dio su camiseta?
—Ajá, en el muro de lo extraño, eso sí está en lo raro.
—¿Te dijo cómo era?
—Bonita, cabello largo y rara, creo que era extranjera.
Leslie se dio cuenta de que era la misma y le dijo a David.
—Creo que la conocí.
—¿En serio?
—Es una loca, me agredió, solo dije que Doug era mi amigo y ella se me echó a pegarme.
—¡Qué!
—Sí, habla como… un animal salvaje.
David fue a anotar todo lo escuchado.
—¿Qué haces?
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Editado: 07.11.2025