La playa estaba convulsionada, policías, guardacostas patrullando la zona, curiosos y en medio de todo aquello, David, en shock por lo vivido.
La sensación de tener parte de un cuerpo humano sobre él, lo tenía mal. Trevor se acercó a darle algo caliente.
—Están buscando al chico. O lo que queda de él.
—Sí, es una pena.
El jefe de guardacostas se acercó a hablar con Trevor.
—Dime, ¿fue un tiburón?
—No lo sé, puede ser.
—Patrullas este lugar junto a otros y no se dieron cuenta de que un tiburón andaba cerca.
—No hubo señas de tiburón.
—Eso es malo, muy malo para todos —dijo—, justo en las fechas de la fundación, ¿qué hacía un chico en esas cuevas?
—Tengo entendido que era un excursionista, de esos de redes sociales, buscaba tesoros.
—¡Tesoros! Bendito y se lo comió un tiburón.
—No creo que halla sido así de rápido.
—¿Y qué sugieres?
—No lo sé, supongo que se debe hacer autopsia.
—Maldito muchacho.
Trevor miraba hacia las partes rocosas, sabía que un tiburón no atacaría de esa forma.
—Debemos dar la alerta.
—¡No! Claro que no, voy a mandar a vigilar, no sabemos el perjuicio que esto nos daría.
Trevor asintió, las familias venían siempre para celebrar la fundación y eso conllevaba gastos y beneficios.
La madre de David llegó y lo revisó.
—Dime, ¿estás bien?
—Mamá quiero irme a casa.
Ella asintió y preguntó a la policía si podía llevarlo.
—Él chico vio todo lo que sucedió —dijo el jefe—, que nos diga que pasó exactamente.
David solo quería un poco de paz y se pasó una mano por el rostro.
—No vi nada, la corriente me revolcó y me ayudó mi amiga…
El sujeto insistió.
—¿Viste al tiburón?
El chico pensó un poco y le respondió.
—No había un tiburón.
—¡Perfecto!
Se sorprendió de su alivio y le dijo preocupado.
—Algo mató a ese chico…
—Sí, pero no fue un tiburón y eso es lo que necesitamos saber.
Leslie se acercó a él y le comentó.
—Déjalo así, debes descansar.
—Gracias.
—De nada, somos amigos.
Ana había visto desde el club lo pasado y se acercó después de su turno y le hizo señas a Trevor. Este se acercó.
—¿Qué sucedió?
—Un turista murió.
—¿Ahogado?
—No, lo atacó algo…
—¿Algo?
—Estamos en investigaciones.
Se apartó para estar pendiente por si le tocaba dar un informe. Rally se había acercado y dijo apenado.
—Era un chico lleno de vida, fue a mi establecimiento dizque buscando tesoros perdidos.
Algunos se arremolinaron entorno a él y con móvil en mano captaban lo que decía. Ana se acercó a escucharlo.
—Tesoros de piratas, no pensé que esto terminaría así. Le gustó mi salchicha, me dijo nativo —rio apenado—, como si fuera un indio.
—Debió ser un tiburón, sin duda —dijo otro.
—Definitivamente.
Ana caminó un poco viendo como colocaban una alerta de oleaje. La ambulancia se retiraba con los restos del desafortunado Abel Landon.
Su cuenta de redes sociales estaba en su máximo nivel, las últimas tomas circulaban y ella revisó su móvil y vio el agua arenosa, la mano del chico y la cara de terror del mismo momento después, algo muy malo debió atacarlo y solo tuvo una certeza.
—Fueron ellas.
Estaba segura de que las sirenas lo atacaron, vio a David ser trasladado al hospital para un chequeo.
Vio a Leslie alterada y se acercó a ella.
—Leslie, ¿qué sucedió?
—Algo terrible.
Le contó mientras caminaban hacia uno de los bares de la zona.
—¿Ellas fueron?
—Me temo que sí.
—¿Por qué?
—Bueno, la leyenda dice que Blake ocultó muchos tesoros por la costa, pero nadie ha podido encontrarlos.
—¿Ellas los custodian?
—Creo que sí, es parte de la leyenda.
—Entonces ese chico, dio con un tesoro.
—Es una posibilidad y la guardiana lo mató.
Vieron a Doug Blake con su guitarra, parecía perplejo.
—Doug —se acercó.
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Editado: 07.11.2025