Cuando era niño recuerdo que amaba jugar, vivía muy cerca de un pequeño parque en el que me reunía con mis amigos, nunca se me hizo difícil socializar ya que las personas se me acercaban y me hablaban de una forma amigable, fui el mejor estudiante de la primaria, participaba en concursos y muchas veces salía ganador. Como todo niño tuve problemas con mis compañeros.
Mi niñez no fue la más hermosa a pesar de tener el amor de mi familia el echo de ser un niño me hacia ser muy sumiso a las demás personas, me dejaba llevar fácilmente y dominarme nunca fue difícil especialmente para los que me conocían desde hace tiempo.
Cuando hablo de, ser sumiso me refiero a que hubieron personas que se aprovecharon de mi inocencia para su satisfacción, si. El fue consciente de que era un abuso pero yo no tenía ni idea de que se trataba. Tenía 11 años en el momento que mi primo 6 años mayor que yo hizo lo que le dio la gana con mi cuerpo y yo completamente inocente me deje, no le conté a nadie y ahora ni siquiera se por que no lo hice.
Dos años después ya con 13 años hice cosas de las que ahora me arrepiento, si, tuve sexo con personas, y no porque me gustaran o las quisiera, pero quería saber si lo que aquel día había sucedido había sido de mi agrado, y no lo fue. Definitivamente me arrepentía de todo lo que había echo por dudas.
Ignorando todo eso. En la secundaria creí que sería igual de divertido, mis idealizaciones de la secundaria se desvanecieron desde el momento que puse un pie en la escuela.
Las peores experiencias de mi vida fueron esos tres años. Desde séptimo hasta noveno grado, un grado de desesperación por los deberes y otro por la situación con los compañeros. La única forma de que se acercaran a hablarte era para hacerte bullyng o algo peor. Por suerte un hecho me cambió la vida. Mientras cursaba noveno grado desintegraron mi grupo, osea que fui transferido a otro, la verdad no tenían mucha diferencia el uno de el otro, lo único que me extraño fue una chica, una a la que jamás había visto, tenía los ojos verdes y el cabello rubio como rayos de sol descendiendo del cielo. Estaba tan bien vestida, no traía su uniforme lo que la hacía resaltar aparte de su físico.
Me quedé mirándola mientras se acercaba con una sonrisa que dejaba ver la blancura de sus dientes.
-¿Disculpa?- Dijo mientras se paraba frente a mi
-¿Si?- Pregunté
-Estas sentado en mi silla- exclamó sin dejar de sonreír
-Oh, lo siento no sabia- le dije apenado
-No, puedes quedarte, me sentaré al lado, bueno, eso si quieres sentarte conmigo- dijo mirándome directamente
Yo no me negué, fue lo mejor que hice. Desde ese día todo cambió, estudiábamos juntos, salíamos, íbamos uno a casa del otro y así, no tardo mucho en lo que nos hicimos mejores amigos.
Al final de curso ambos sabíamos que iba a ser diferente, yo me hiría lejos porque quería dedicarme al arte y ella se quedaría estudiando psicología.
La verdad a mi no me preocupaba porque sabía que la distancia no sería un obstáculo para seguir siendo lo que en día éramos. Y así fue, yo estudiaba teatro a kilómetros de ella, pero no por eso nuestra amistad quedó en el vacío, no hablábamos diario pero nos manteníamos en contacto.
No diré que estudiar en esta escuela fue la mejor idea que se me ocurrió.
Se que estuvo bien cortito el capitulo pero bueno, solo estaba comenzando, los amo, besitos en la frente 💗
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violencia, lenguaje inapropiado, consumo de alcohol y drogas
Editado: 18.04.2024