En los exámenes generales que me hicieron en el hospital ha salido que estoy muy débil y mis defensas están muy bajas. Debo tomar vitaminas y alimentos ricos en minerales y todo esto me saca de órbita ya que odio todo lo relacionado con ese tema. *Suena mi teléfono en la madera de mi mesita de noche* De seguro el tiempo que me he tomado para dormir ha sido muy largo porque tengo trece llamadas perdidas y muchos mensajes de voz en mi buzón de Julia. Me da la impresión de que pensó que yo me había lanzado al carro para matarme o algo por el estilo, mi piel se eriza con solo pensar en intentarlo...
*Suena otra vez mi teléfono*
Fernando V ⭕ Online ahora
Fernando V: ¿Es verdad que has intentado matarte?
7:23 pm ✔✔
Joe M: ¿¡Como carajos piensas eso!?
7:24 pm ✔✔
Fernando V: Pero, ¿Estás bien? ¿Nada roto?
7:24 pm ✔✔
Joe M: No Fer. Tranquilo. Solo tengo una leve herida más abajo de mi costilla izquierda y en mi brazo 😣
7:28 pm ✔✔
Fernando V: Voy a ir a tu casa.
7:29 pm ✔✔
Joe M: ¡Que! Obvio no. Mi hermano ya sabe quién eres y te hará papilla.
7:29 pm ✔✔
Fernando V: Entonces veámonos en el mall en una hora.
7:31 pm ✔✔
“Cualquier cosa menos que venga aquí”, dice la voz en mi mente.
Joe M: Allí estaré.
7:32 pm ✔✔
Siento un leve dolor en todo el cuerpo pero es llevadero, tengo que cambiar los vendajes porque se han manchado de sangre. No sé porque carajos quiere que valla a encontrarle sabiendo el estado en el que me encuentro pero todo sea por que mi hermano no le haga daño. Como puedo me enfundo en unos jeans de mezclilla y me pongo una camiseta azul. Tapo mis escandalosas ojeras con el corrector de Tina y me aplico un poco de bálsamo labial. Me tomo unas tabletas porque he empezado a sentirme mal. El dilema ahora es salir de mi casa sin que mi abuela y Daniel se den cuenta, me dirijo a la puerta y empieza la operación escape. Bajo con cuidado las escaleras y el movimiento hace que mis heridas aun sin sanar duelan. Cierro la puerta detrás de mí y me pongo mis viejos Converse. Ya estoy aquí frente al Mall que aún se encuentra abierto así que Fernando sigue trabajando, me adentro convaleciente en la avenida repleta de coches y llego al otro lado. Desde aquí puedo ver como Fer alza una caja gigante y se la lleva a sus hombros, me alcanza a ver por el rabillo de su ojo derecho y gira sobre su eje para saludarme, le entiendo en sus señas que le espere por cinco minutos y yo asiento. Pasan exactamente cinco minutos y él ya está aquí frente mío, tomo el trapo que tiene para el sudor que reposa encima de su hombro y se lo paso por la frente y los ojos con mis manos y lo vuelvo a dejar en su lugar.
— Janeth ya viene, dice que quiere que salgamos los cuatro. — Dice Fernando.
— ¿Los cuatro? — Pregunto yo con incredulidad. ¿Para esto me sacó de casa?
— Ah, si es que ella invitó a su novia. — Explica él.
— Ya veo — Digo asintiendo con la cabeza. Al cabo de unos minutos Janeth entra con quien supongo que es su novia por la entrada del Mall. La joven es muy bonita, es alta y muy blanca a comparación con su novia, tiene las puntas de su cabello corto pintados de rosa metálico, viste un croptop blanco y un short de Jean Azul rey. Dada la casualidad nos encontramos vestidos de la misma forma, Janeth y su novia visten de blanco y Fer y yo vestimos de azul.
— Les presento a mi novia — Dice Janeth y la muchacha empieza por Fer y le extiende su mano.
— Mucho gusto, Annelise... — Dice para los dos.
— Fernando, y él es Joe mi novio. — Dice él y yo le extiendo mi mano a Annelise también.
“Soy su novio”, dice mi mente y mi corazón se descontrola por unos instantes. Después de escoger entre algunos lugares decidimos ir a un sitio que no tengo ni idea donde es pero nos dejan entrar Janeth y a mí ya que somos menores de edad. El lugar es muy cómodo y la luz es tenue, no es una discoteca pero tampoco parece un bar, es como un lugar para estar. Para este momento mis heridas duelen y ruego por una silla ¡ya!
Nos sentamos en un pequeño sillón en forma de media luna que tiene una mesita en medio y queda a la perfección porque nos podemos ver las caras entre todos. Un muchacho de unos aproximadamente veintidós años se acerca a tomarnos la orden y siento como un brazo se instala en mis hombros y me abalanza con cautela hacia el cuerpo de Fernando quien está a mi lado y no puedo evitar sonreír.
“¿Me está marcando como suyo?”, dice la voz en mi mente. La pareja en frente nuestro pide un refresco de Fresa con un toque de licor. Nosotros pedimos una Colombiana. El joven escribe en un pequeño cuaderno y se retira, yo sin embargo me quedo viendo en dirección al fondo que hay una pared llena con escrituras a mano y pequeños dibujos. De repente siento que mi vista es cerrada por una mano grande y me revuelvo en mi lugar.
— ¿Le estás viendo el trasero a ese tipo? — Dice Fernando divertido.
— Como piensas eso... — Digo yo.
— Ahí va defendiendo lo suyo el muchacho. — Dice Janeth y su novia le mira divertida. Al cabo de un rato de hablar de muchas cosas y reír de las ocurrencias de Janeth, Annelise tiene la idea de tomarnos una ‘Selfie’ con el teléfono de su novia y todos tomamos nuestras posiciones y alistamos nuestras mejores caras. Yo digo que tomaré la foto por que Annelise quiere quedar al lado de su pareja de modo que yo halo del brazo de Fer para que quedemos iguales, este me da un beso y yo sin querer tomo la foto y vuelvo a mi posición porque las chicas se quejan de que habían quedado feas.