Sabor A Venganza

CAPITULO 4

Hoy es el día en el que nos vamos, ya empacamos, son las 4:57 p.m el día hoy está muy frio, y todos están muy callados, hoy nadie ha hecho nada interesante ni nada, hoy no puedo hacer que me regañen, ni tampoco puedo hacerme notar, porque si me hago notar me pondrán atención a mí y me llamaran y si hago algo malo me tendrán castigada y cuando me vaya van a notar que no estoy porque el día anterior estaré castigada.

 

Ya son las 11:55 ya todas están dormidas, Marie y yo tenemos mucho sueño, pero tenemos que irnos de este lugar, ya nos íbamos a ir cuando una de las monjas entro a la habitación, por suerte escuchamos cuando se acercaba y me metí a mi cama y me hice la dormida y Marie se metió debajo de mi cobija y se hizo pasar como si fuera una almohada., luego vi a la monja despertando a Elizabeth, una de las niñas, la despertó y vino el doctor a la habitación, la monja le dijo algo a Elizabeth, luego  ella empezó a suplicar diciendo:

Elizabeth- no por favor, no quiero- lo dijo llorando y 

suplicando susurrando

Doctor- shhh silencio, no despiertes a las otras, ven conmigo- le dijo el susurrando, luego el la cogió de la mano y la levanto de la cama, ella suplicaba y luego empezó a llorar

Elizabeth- ¡¿Qué pasa?! No quiero ir por favor- lo dijo en un tono más alto y llorando

Doctor- no hables duro y no llores, si lloras va a ser mucho peor- lo dijo un poco más enojado.

Luego el doctor obligo a Elizabeth a tomarse un líquido raro, ella se durmió con ese líquido, que es obvio que era una clase de drogas, esa las veo mucho en las películas, entonces empecé a entender todo lo que estaba sucediendo, cuando el la cargo dormida y el la iba a llevar con él, cuando el dio la vuelta para cruzar la puerta yo cogí la escoba que estaba en un rincón de la habitación y le pegué en la cabeza, el cayó al suelo inconsciente y cargue a Elizabeth con ayuda de Marie y la pusimos en la cama y en mi manta puse unas almohadas y parecía que yo estaba ahí, luego Marie y yo cogimos al  doctor y nos fuimos por la ventana y logramos salir lejos, nos montamos al 

carro del doctor y lo pusimos en el maletero, y la verdad es que el doctor era muy idiota ¿Quién deja las llaves de su carro en la puerta? Bueno mejor para nosotras que el idiota dejara las llaves ahí, como ninguna sabe conducir, cogimos la palanquita que trae el carro y la movimos a cualquier lado y funciono pisamos los frenos y arrancamos el coche.

 




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