¿sabor Favorito? ¡¡menta!!

Capitulo 25: Bésame.

No sé en qué momento nos quedamos dormidos.

Recuerdo que estábamos los cuatro viendo la televisión, con el sonido apenas susurrando entre los truenos que se alejaban poco a poco. El calor del chocolate, las risas, las charlas sobre cualquier cosa... y después, simplemente… nada.

Cuando abrí los ojos, la luz grisácea de la mañana se filtraba tímida por las cortinas, proyectando sombras suaves en la sala. Me quedé quieta, intentando entender dónde estaba, hasta que noté el leve y constante vaivén de una respiración bajo mi mejilla.

Me incorporé apenas, sintiendo el cosquilleo de mis músculos entumecidos, y entonces lo vi: Evan, sentado en el sofá, con la cabeza ladeada hacia un lado, completamente dormido. Yo estaba recostada sobre su pecho, y una de sus manos descansaba sobre mi brazo, como si, incluso dormido, hubiera querido mantenerme cerca.

No entendía en qué momento había terminado así, pegada a él, ni cómo había conseguido dormirme tan profundamente en medio de una tormenta que, hasta hacía poco, parecía interminable.

Giré un poco la cabeza y vi a Mary y David, acurrucados en el otro extremo del sofá, enredados en una manta, profundamente dormidos también. Mary tenía la cabeza apoyada en el hombro de David, y él la rodeaba con un brazo, como si fuera lo más natural del mundo.

La televisión seguía encendida, mostrando imágenes en silencio, mientras afuera solo quedaban los restos húmedos de la tormenta de la noche anterior.

Por un segundo, me quedé así, sin moverme, observando la escena: mis amigos dormidos, la casa en paz, el aire tibio... y la extraña sensación de que, aunque había sido una noche caótica, de algún modo habíamos encontrado un pequeño refugio.

Volví a mirar a Evan. Su respiración seguía tranquila, su expresión serena. No quería despertarlo… ni moverme… ni que este momento terminara tan rápido.

Cerré los ojos un segundo más, respirando hondo, dejando que esa calma —tan rara últimamente— me envolviera por completo.

Cuando me removí un poco, estirando los brazos con pereza, noté que la televisión estaba apagada, y la casa en silencio... al menos por un momento.

Evan ya no estaba a mi lado.

Me incorporé, notando cómo el lugar que él había ocupado en el sofá aún conservaba un poco de su calor. Miré a mi alrededor, parpadeando con pesadez, intentando ubicarme en el tiempo. Todo estaba en calma, salvo por un sonido familiar que comenzaba a colarse desde afuera: la lluvia.

De nuevo, suave al principio, apenas un murmullo que crecía lentamente, como si la tormenta de anoche no hubiera sido suficiente y quisiera recordarnos su presencia.

Suspiré y me puse de pie, estirando las piernas adormecidas. Caminé despacio hacia la ventana, empujando la cortina solo lo suficiente para ver cómo las gotas comenzaban a resbalar por el cristal, formando pequeños ríos que se deslizaban con parsimonia.

Entonces escuché algo más: voces.

Me giré, frunciendo el ceño, y afiné el oído. Risas, palabras entrecortadas… venían de la cocina.

Caminé despacio, descalza, siguiendo el aroma cálido que empezaba a flotar en el aire: café, tostadas… y algo dulce que no supe identificar de inmediato.

Me asomé por el marco de la puerta y ahí estaban: Mary y David, de espaldas a mí, riendo mientras ella revolvía algo en una sartén y él cortaba frutas en la encimera.

—Buenos días, dormilona —dijo Mary, girándose apenas para mirarme, con una sonrisa luminosa—. No quise despertarte... te veías demasiado tranquila.

Sonreí, rascándome la nuca, un poco avergonzada.

—¿Y Evan? —pregunté, buscando con la mirada como si pudiera aparecer de repente junto a ellos.

Mary alzó una ceja, con esa expresión de complicidad que siempre tenía, y señaló con la cabeza hacia el pasillo.

—Salió hace un rato… dijo que necesitaba aire fresco antes de que la lluvia volviera con fuerza.

Asentí, acercándome mientras David me ofrecía un trozo de manzana recién cortada. Lo acepté con una sonrisa.

—¿Durmieron bien? —pregunté, apoyándome en la encimera.

—Como piedras —respondió David, riendo—. Aunque no tengo idea de cómo terminamos los cuatro dormidos.

Mary soltó una carcajada mientras seguía cocinando.

—Supongo que… necesitábamos estar cerca, después de todo lo de anoche.

La lluvia, ahora un poco más intensa, tamborileaba contra los cristales, pero la cocina estaba llena de ese calor reconfortante que solo los amigos, el desayuno y una mañana lenta pueden dar.

Y por primera vez en mucho tiempo… no sentí ninguna prisa.

Nos sentamos los tres a desayunar, charlando de cosas sin importancia mientras afuera la lluvia seguía cayendo con insistencia, como si no quisiera darnos tregua.

Mary se levantó primero, estirándose con pereza y dejando la taza vacía sobre la mesa.

—Voy a echarme un baño —anunció, sonriendo—. Me siento pegajosa después de la noche de ayer.

David se levantó casi al mismo tiempo, sacando el teléfono del bolsillo y haciendo una mueca divertida.

—Yo voy a pasar por casa antes de que mi madre muera de un infarto por no saber de mí —dijo, acercándose a Mary.

Ella soltó una risita y él la tomó por la cintura, dándole un beso rápido y cariñoso, como si fuera lo más natural del mundo.

—Nos vemos en un rato —le dijo, acariciándole la mejilla antes de salir por la puerta.

Me quedé sola en la cocina, recogiendo algunas tazas y disfrutando del sonido suave que hacía la lluvia al golpear el techo y las ventanas.

Pero entonces… lo vi.

Una silueta en el jardín.

Me quedé inmóvil, los dedos aferrados al borde de la encimera, el corazón deteniéndose en seco.

Estaba allí… de espaldas, completamente inmóvil, como si llevara horas bajo la lluvia.

«No lo hagas», me dije a mí misma, casi en un susurro mental. Pero mis pies no me obedecieron.

Caminé hacia la puerta, abriéndola con cuidado. La ráfaga fría me golpeó de inmediato, empapando la camiseta que apenas me cubría.



#742 en Otros
#265 en Humor
#185 en Thriller
#57 en Suspenso

En el texto hay: suspenso, hurmor drama, humor amistad amor adolescente

Editado: 16.06.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.