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Capítulo 57: El regreso.

Narrador Allison.

El movimiento de los árboles al pasar me mareaba un poco. Las ramas se mecían como sombras veloces al otro lado del vidrio, y por un momento sentí que todo giraba a mi alrededor. Pero sabía que no era el viaje... era el miedo.

No estaba preparada.
No para cambiar mi vida.
No para dejar todo atrás y empezar de cero, como decía Evans.

Cada kilómetro que el auto avanzaba hacía mi respiración más corta, y mi pecho se apretaba con una mezcla de ansiedad y vacío.
Como subir a un avión hacia el otro lado del mundo sin conocer nada, sin tener a nadie. Con mi padre muerto, mi mejor amiga sin querer verme, y sin saber quién era realmente el chico que tenía al lado... solo que lo amaba.
Y que, sin darme cuenta, me había vuelto adicta a él.

—Señor —dijo el hombre que conducía, pasándole un teléfono a Evans.

Él lo tomó, lo leyó rápidamente y, por un instante, vi algo en su mirada.
Una chispa de furia.
Tan breve que creí haberlo imaginado.

—Allison... —dijo entonces, girándose hacia mí—. Nuestro vuelo se retrasará un poco. ¿Te parece si pasamos por tu casa?

Lo miré, sorprendida. Sentí un nudo en el estómago.

—No sé si... si estoy capacitada para pisar esa casa —admití, bajando la voz.

Evans se acercó un poco más. Su mano rozó mi mejilla, cálida, firme, llena de una ternura que siempre me desarmaba.

—Sé que no te sientes lista, preciosa —susurró—. Pero debes hacerlo. Cuando estemos en ese avión, no habrá regreso. No querrás marcharte sin una fotografía, sin algo que te recuerde a tu padre, a Mary...
—Te conozco, Allison. Si no lo haces, te vas a arrepentir.

Sus palabras se clavaron hondo. Tenía razón.
Ni siquiera había notado que no llevaba equipaje, que me había marchado sin mirar atrás.

—Creo... creo que puedo hacer una maleta —dije, casi en un susurro.

—Perfecto —respondió, con una leve sonrisa—. Escoge lo que desees. Por ropa no te preocupes... eso está cubierto.

Lo miré, desconcertada.

—¿Cubierto?

Evans solo sonrió, me atrajo hacia su pecho y me besó la frente.

El auto cambió de rumbo.
El paisaje urbano se desvaneció poco a poco, reemplazado por las calles que conocía tan bien.
Y entonces la vi: la casa.
Mi casa.

Seguía igual.
Inmensa, silenciosa, con las ventanas cerradas y el jardín descuidado. El aire olía a tierra húmeda y recuerdos viejos.

Evans bajó del auto y me abrió la puerta.

—Estaré aquí —dijo, señalando su teléfono—. Debo hacer una llamada. Si me necesitas, grítame.

Asentí, aunque mi cuerpo temblaba.

Crucé el portón con pasos lentos, y el eco del pasado me recibió apenas puse un pie dentro.
El olor... ese olor a madera, a café viejo, a los días en que todo era más simple.
Cada rincón me golpeó como un puñal: las risas con Mary, las noches de tormenta con chocolate caliente, la voz de mi padre contándome historias frente al fuego.
Mi... madre.

Todo volvió tan rápido que tuve que apoyarme contra la pared.
Cerré los ojos con fuerza.
Me clavé las uñas en las muñecas.
Conté hasta diez.

Y empece subí las escaleras.

Cada paso resonaba en el silencio.
El aire se volvió denso, casi irrespirable.
Me quedé un instante frente a la puerta de mi habitación. Sentí el estómago revolverse. Todo daba vueltas. Quise gritar, pero mi garganta estaba cerrada.
Mi cuerpo se arrodillo sin querer, y el golpe seco de mis rodillas contra el suelo me devolvió a la realidad.
Respiré hondo. Intenté contener las náuseas.

Y entonces, lo sentí.

Un olor.
A cigarro.

Antiguo, áspero. Inconfundible.

El tiempo pareció detenerse.

Mi respiración se cortó cuando alcé la cabeza y lo vi.
Allí estaba, de pie junto a la ventana de mi cuarto.
Su silueta alta, quieta, como si me hubiese estado esperando.

El padre de Mary.

Mis labios temblaron. El aire desapareció de mis pulmones.
Quise hablar, pero las palabras no salieron.

Él dio un paso hacia mí.
Sus ojos me observaron con una calma tan fría que me heló la sangre.
Y, por primera vez desde que lo conocí, supe que no había nada de humano en esa mirada.



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En el texto hay: suspenso, hurmor drama, humor amistad amor adolescente

Editado: 24.10.2025

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