Sabor Vainilla.✓

48.– Hawái II

He pasado toda mi vida tratando de esconder mis sentimientos, siempre quise ocultarle a las personas lo que podría sentir por ellos. Pero siempre lo hice con la intención de que la gente no pudiera hacerme daño en base a lo que sentía.

Aunque anoche por fin luego de tanto tiempo pude confesarle a Patrick todo esto que poco a poco fue floreciendo con el tiempo.

Me siento en la nube, así que cuando suena la alarma a las siete y treinta de la mañana, por primera vez en toda mi existencia despierto con una sonrisa.

¿Lo pueden creer? El sonido que más odios me está despertando a las siete treinta de la mañana y yo estoy sonriendo como si fuese el mejor día de mi vida.

Siento como Nina entra en mi cama para acurrucarse a mi lado.

—¿Por qué tenemos que despertar tan temprano?—mi amiga se estira a mi lado.

Me volteo para quedar mirando el techo y estirarme igual.

—Ya sabes, reglas.—le contesto.

Me siento en la cama con las sábanas cubriendo mis piernas. De verdad me siento de maravilla.

—¿Por qué hay arena en tu almohada?—pregunta Nina pasando la mano por mi almohada.

Recuerdo la noche y me ruborizo casi de inmediato. Miro a Maya quien está en su cama con el celular.

—Eemm...—no puedo creer que sienta vergüenza con Nina.

Pero no es una vergüenza mala, es solo esa que hace tu corazón acelere y el estómago revolotee con mil emociones bonitas.

Nina suelta un pequeño grito para sentarse a mi lado.

—Tú y Patrick anoche...—tapa su boca en sinónimo de emoción.

Yo suelto una carcajada y asiento con la cabeza.

Me percato que Maya sale de su cama con discreción para dirigirse hasta el baño, como para darnos privacidad a Nina y a mí.

La observo. Maya llegó a la escuela en el primer año de secundaria, recuerdo que la primera semana intentó acercarse a nosotras y aunque Abby y Nina estaban abierta a una nueva amistad yo no, supongo que eso la incómodo y dejó de hacerlo.

También recuerdo que la única persona que me dijo un "lo siento" real cuando Abby murió fue ella.

Todo este tiempo Maya ha estado cerca, ¿Que me ha impedido a mí ser realmente su amiga? Esta mentalidad tonta que tengo de pensar que toda persona que se acerca a mí podría hacerme daño. Y la verdad ya no me importa.

—Puedes quedarte, Maya—le digo.

La chica voltea a verme como si tuviese tres brazos y luego arruga sus cejas.

—¿Es en serio?—su mirada es de sopresa.

Pero a pesar de todo sigo siendo la misma Lía.

—Igualmente toda la escuela se va a enterar de algún modo que Patrick y yo hemos tenido relaciones—hablo con sarcasmo.

Maya sonríe y se sienta de nuevo en su cama.

—Pareciera que estuviesen más pendientes de la relación de ustedes que de graduarse.—las tres reimos.

Nina me mira con una sonrisa reluciente en su rostro, y sé que está tratando de decirme que está orgullosa de mi.

Me baño y visto para esperar a las chicas quienes aún les falta, tomo mi celular por primera vez en la mañana para conseguir un mensaje de Patrick.

Patrick:
Buenos días, Charlotte. Yo dormí como un bebé, ¿Tú?

Las mariposas en mi estómago despiertan y vuelven a mí esa emoción de cuando era una chica de 15 años.

Le contesto el mensaje a Patrick para ir abrir la puerta que alguien está tocando

—Buenos días.—entra a la habitación Mike como perro por su casa —A levantarse que no todos los días estamos juntos en Hawái con pocas restricciones.

Pongo mis ojos en blanco para mirar a Link quien aún está parando en la entrada.

—¿Te quedarás ahí?—le pregunto.—Pasa que no creo crezcas más.

Dejo la puerta abierta para sentarme a un lado de Mike en mi cama.

—Lo único que odio de estos viajes es la hora en la que hay que despertar.—sale Nina del armario.

Mike suelta un suspiro.

—La gente amargada se queja mucho de la vida.—suelta una risa y yo lo acompaño.

De repente sentimos el impacto de una almohada en el rostro cada uno, eso hace que mi risa se intensifique.

Me percato que Maya está un poco cohibida, supongo que esto es algo nuevo para ella. Pero Nina la toma del brazo para sentarla a su lado y sonreírle.

En grupo bajamos al desayuno para encontrarnos con Liam, Patrick y Charlie en el comedor.

Le doy un beso a mi hermano en la mejilla, para luego darle los buenos días a Patrick como debe de ser: un beso en los labios y un abrazo gigante.

Miro a Charlie y le sonrío, desde anoche no creo poder verlo de la misma forma, no por algo malo, si no porque ahora se quién es el verdadero Charlie, y eso hace que le tenga más empatía, sé que él necesita tiempo para pensar bien las cosas, pero estoy segura que si el chico me necesita ahí voy a estar como si también fuese mi mejor amigo.

El desayuno lo pasamos entre conversaciones y risas hasta que pasa.

Una chica, creo que se llama Ashly quien está  a dos  mesas de la nuestras salta con un grito.

—¡Me han aceptado en Harvard!—suelta con los brazos en el aire y casi llorando.

Todos a mí alrededor empiezan aplaudir y celebrarle, pero yo no puedo.

Ya han empezado a llegar los correos, pero no puedo sentirme feliz por ella, si Ashly entró lo más probable es que yo no lo haya hecho. Harvard siempre escoje a un límite de personas por escuela y condados.

Llevo la vista a mi celular que está a un lado de mi plato, suspiro, pero no tengo la valentía suficiente para meterme en el correo. Luego alzo mi vista a Liam quien me mira con comprensión.

Mi hermano siempre será mi tranquilizante, con solo una mirada es sufiente para mí. Supongo que es parte de nuestra conexión.

—¿Quieres hacerlo?—pregunta Patrick a mi lado.

¿De verdad quiero hacerlo?

Niego con la cabeza para darle a Patrick una sonrisa de boca cerrada.




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