Narra Mike:
No voy a negar que estoy super emocionado de que Sabrina vuelva a Los Ángeles de nuevo, además de que me va tocar entrenarla para que perfeccione sus tácticas.
Voy a luchar para ganarme el corazón de Sabrina y esta vez voy a demostrarle que de verdad la amo, apesar de lo que ha pasado estos años, que me volví igual a como era Iker antes de hacerse novio de Val.
La verdad es que desde que terminé con Sabrina mi vida dio un giro de ciento ochenta grados, también voy a admitir que me duele ver como sufre por la muerte de su padre.
Su alegría se apago, es fría distante ya no bromea simplemente se mantiene reservada y callada, está semana no ha querido comer nada, por más que le han insistido no.
Hoy vuelvo a Los Ángeles con mis padres, Sabrina y la Sr. Abigail, como vamos en el Jet de mi padre que esta preparado para salir en una hora.
Me levanto del sillón de la sala para ir a ver a Sabrina tengo que hablar con ella y tratar de convencerla para que coma algo.
Camino a las escaleras de mármol y empiezo a subirlas rápidamente hasta llegar a la segunda planta, voy a la puerta de Sabrina y la toco hasta que escucho un pase, entro a la habitación y me encuentro con Sabrina cambiada y maquillada.


-Sabri tienes que comer algo- es lo primero que digo al entrar
-No tengo hambre Mike- dice viéndome a los ojos
Sus ojos están rojos de tanto llorar sus ojeras son algo notables aunque se las tape con maquillaje.
-¿Tú crees que a tu papá le hubiera gustado que no comas?- le preguntó serio
-No- murmura- Pero esque lo extraño tanto Mike- dice y lágrimas empiezan a salir de sus hermoso ojos mi corazón se parte en dos.
-No llores princesa no me gusta verte así- digo acercandome y limpiando el resto de lágrimas
-Te extrañe tanto estos últimos meses Mike- dice ella apenas audible
-Y yo a ti Sabri- digo abrazándola
-Prometeme que si te doy una oportunidad no me lastimaras, ayer termine con Jocsan y me declaro la guerra- me dice
-Te lo prometo y no te preocupes la guerra es de ambos- digo separandome un poco
Nuestros rostros están tan cerca que hasta siento su aliento, con mi mano acarició su mejilla hasta que nuestros labios se tocan, en un dulce beso.
Es un beso tierno nuestros labios se mueven en una sincronía perfecta, volver a probar sus labios es mejor que comer mi postre favorito, sus labios son mi droga mi adicción.
Nos separamos lentamente, pegamos nuestras frentes y sonreímos lo que siento es un revolución de emociones que no puedo explicar.
-¿Vas a comer?- preguntó viendola a los ojos
-Pará eso tengo tus labios- me dice
-Ya lo sé y yo los tuyos, pero en serio ¿comerás?- insisto
-Esta bien voy a comer- dice y yo sonrió
-Perfecto vamos que dentro de cuarenta y cinco minutos sale nuestro avión- le comento.
-Bien entonces vamos-
Salimos de la habitación agarrados de la mano en dirección a la cocina.