Sacrificio

Décima Octava Ofrenda: Culpa asfixiante

esta loca idea de regresar a la caza. De explorar el mundo junto a nosotros, los tres juntos —empezó a contar Kosuke, con una voz que denotaba tristeza—. Al inicio sonaba como una idea maravillosa. Honestamente, ninguno de los tres deseaba trabajar para los patrocinadores durante tanto tiempo, ni seguir los pasos de Hung-san, por más buenos fueran para nosotros. Queríamos ser libres, tomar nuestras propias decisiones. Tanto así que terminamos por idear cuándo escaparnos y toda la cosa. —Conforme avanzaba la historia, Hung se veía más apenado, mientras que Chūnfēng empezó a llorar.

—Fue en ese momento que los atrapé queriendo huir —continuó el mayor, lo que llamó la atención de los presentes—. Escuché el plan cuando Seo-Hyun y Chūnfēng hablaban de él, mas no dije nada. Decidí consultar las cosas con Kosuke, porque sabía era el más sensato de los tres y posiblemente podría hacerlo entrar en razón para que él detuviera a sus amigos. Era un plan sólido y funcionó, convencí a Kosuke de quedarse y él a sus amigos. —Terminó por decir el hombre, para luego continuar el chico de azul que todos tenían enfrente.

—Era agotador y aburrido, pero estábamos juntos. Regresamos aquí, a la capital, y juramos estar unidos hasta que esta tontería de ser idols acabara. Trabajamos mucho como el trio dinámico y funcionó, hasta que otra vez la idea de escapar regresó a Seo-Hyun. Ella nos compartió esto emocionada, creía que iríamos tras ella, y Chūnfēng la alentó, pero yo no quise ir. Me alejé de ambos y ellos planearon todo para irse, sin mí. —Luego de una pausa, Hung prosiguió.

—Recuerdo que aquel día ambos no se presentaron a trabajar, y cuando consulté a Kosuke, me dijo que se habían ido para ya no volver. Que deseaban ser libres y viajar, que nunca volverían, mas no fue así. Chūnfēng volvió, no pudo seguir a Seo-Hyun. —Esto hizo que todos guardaran silencio, escuchados los gimoteos de dolor del menor, quien estaba llorando al recordar todo.

—Yo… No pude detenerla. Lo intenté, pero…

—¡Eso no fue lo que me dijiste! —interrumpió Kosuke, molesto—. ¡Di lo que me dijiste ese día! —exigió el chico, mas no hizo hablar a su amigo, así que él lo hizo—. Llegó alegre diciendo: «No necesitamos a Seo-Hyun. Nosotros dos podemos seguir con lo planeado, juntos. Ella quería irse, siempre fue la que deseaba separarse de todo, pero no nosotros» —citó el hombre, terminada la cita por Chūnfēng.

—«Yo no me quiero separar de ti, Kosuke-kun» —confesado eso, el chico de azul se acercó molesto a su compañero, dispuesto a atacarlo, pero Hung lo detuvo.

—¡Él la dejó ir sola! ¡La abandonó! ¡Eso quería, eso era justo lo que estaba planeado! ¡Ella murió por su culpa! —gritó el chico, lo que provocó más tristeza en Chūnfēng.

—Lo siento, en verdad. No creí que fuera a morir así. En serio traté de hacerla arrepentirse, pero ella misma me dijo: «Vuelve con Kosuke. Sé que es lo que quieres hacer». —Eso provocó más al otro chico, el cual estaba activando sus poderes.

—¡Kosuke-kun! ¡Detente!

クソ が来! [Hijo de puta]—Luego de gritar eso, Kosuke estuvo a punto de lanzar su ataque, mas una voz detuvo todo.

—หยุดนค่ะ! [Alto] —Aquella oración hizo que todos, en seco, se detuvieran y voltearan a su costado. Al ver la figura que se asomaba, los cazadores de Vonrvus de inmediato juntaron sus palmas por enfrente de su rostro e hicieron una reverencia ante la persona que iba a presentarse al lugar.

—Khun Aerya! สวัสดีครับ! (Sawatdee krup) [Buenos días]—habló Hung, seguido por los chicos que repitieron lo mismo con mucho respeto a quien estaba ya frente a todos.

Se trataba de un hombre de edad algo avanzada, portador de un traje blanco muy bello, de estatura un tanto baja, delgado, con un sombrero fedora del mismo color de sus ropas, sin corbata y una camisa de color violeta por debajo del saco. Su mirada era feroz y su porte muy femenino, como si fuera una dama de alta alcurnia.

—สวัสดีค่ะ (Sawatdee ka). Nong Hung, nong Chūnfēng. ¿Qué es lo que hacen aquí ka? —preguntó el hombre sereno, con una voz suave y delicada, mas a la vez regia y demandante.

—Me disculpo, Khun Aerya. Fui yo quien permitió a Chūnfēng venir hasta acá. Cualquier castigo deberá recaer sobre mí —explicó el hombre, lo que hizo reaccionar al menor.

—Gēge…

—¡Silencio! Perdónenos, khun Aerya. —Luego de esas palabras, el aparente superior volteó a ver a los extranjeros, mismos que agacharon la mirada al cruzarla con el desconocido.

—¿Quiénes son ustedes ka? —Esto iba a ser respondido por Hung, mas Aerya sólo le bastó levantar su mano mostrándole su palma, sin mirarlo directamente con sus ojos, para indicarle que no hablara por los extranjeros—. Mi nombre es Indra Aerya, soy la máxima autoridad entre los cazadores del sur de Vonrvus, y anfitrión de cada evento que sucede aquí en la capital. —Luego de presentarse, los desconocidos hablaron

—Somos Annia y Mergo. Provenimos de Nwarvus y venimos por ayuda —dijo la pelirosa luego de imitar a los demás con el saludo.

—Veo que eres una chica lista, y una buena cazadora, nong Annia. Por favor, dinos: ¿cómo te puede ayudar nong Kosuke ka? —Luego de eso, la chica miró al cazador e hizo la pregunta que desde hace rato deseaba hacerle.

—¿Conoces a Dandy? —Esto hizo que todos, menos Chūnfēng, se impresionaran.

—¿Dandy, el dragón fisgón? ¡Claro que lo conozco!

—¿No era «el dragón justo»? —preguntó Chūnfēng, cosa que hizo molestar a Kosuke, el cual le dedicó una mirada de odio que le hizo bajar la mirada nuevamente.

—¿Qué quieren saber de Dandy?

—Hay una canción. ¿Te la sabes? —El chico respondió que sí, a lo que Annia y Mergo se vieron el uno al otro y asintieron. Creían que sí la cantaban juntos los tres, no sólo podrían entenderse mejor con Kosuke, sino hacerles entender a todos que lo que estaban a punto de revelar era cierto.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.