Sacrificio ("Recuérdame", volumen 2)

Sinfonía hibernal

A pesar de ser el último día de otoño en el hemisferio sur, soplaba una cálida brisa que templaba el aire y desafiaba al débil frío que trataba de imponerse por el trópico de Capricornio; al mismo tiempo, el constante sonido de las olas junto con la maresía, inundaban toda la atmósfera costera que rodeaba al Teatro de la Opera de Sídney, en Australia...
Tres meses y pocos días más habían pasado ya desde la última vez en que Armony y Michael estuvieron junto con Daphne y Steven disfrutando de las paradisíacas playas ecuatoriales de Indonesia.
Ambas parejas se habían separado, aunque solo momentáneamente, siguiendo cada una su propio camino.
La tarde promediaba y el interior del gran teatro australiano se encontraba sin público aún, salvo por algunos esporádicos visitantes que se hallaban distribuídos de manera espaciada entre las incontables butacas de la enorme sala principal.
En el escenario estaba ensayando una gran orquesta sinfónica que tocaría esa misma noche en un espectáculo muy especial y alegórico al cambio de estación, mismo que se había dado en llamar: El Concierto de Invierno.
Armony y Michael se encontraban allí presenciando el ensayo final y sentados en las butacas del público:
—La acústica de este gran teatro es perfecta.
Una vez toqué aquí, ¿lo sabías, Michael?
—No, eso debe haber sido antes de que te comenzara a rastrear o lo recordaría... ¿Por qué no me cuentas al respecto?, me interesa.
—Aún recuerdo aquel día: la sala estaba llena de gente, fue uno de las imponentes conciertos en los que yo haya tocado y la selección de obras estuvo entre mis favoritas —suspiró Armony cerrando sus bellos ojos—. Los aplausos aún resuenan en mis oídos... fue algo realmente inolvidable —expresó sintiendo de una manera muy profunda la impronta que aquella noche le había dejado grabada en su memoria.
«¡Qué hermosa se ve Armony cuando recuerda sus momentos felices, interpretando música, dando rienda suelta a su gran talento; su alma brilla con un resplandor inigualable!...
Esa ha sido toda su razón de ser desde que la conocí en su vida anterior siendo Melody; apenas puedo imaginarme cuanto debe estar sufriendo por no poder hacerlo actualmente.
Bien dicen, los que saben, que: “El arte es como un brioso corcel que solo quiere correr incansablemente por interminables praderas, o como un ave que solo desea desplegar sus alas y remontar los vientos por los cielos infinitos...”.
Sin embargo, desde que la Corporación nos persigue solo hemos estado escondiéndonos en esta parte del mundo y ella no ha podido programar ni una sola actuación pública nuevamente. Eso la debe estar haciendo sufrir tanto... ya no es la de misma de antes, lo percibo con claridad y eso me angustia cada vez más.
Me pregunto si habré hecho lo correcto al despertarla», pensó Michael cubriendo con una fingida sonrisa su creciente preocupación por su amada Armony.
—Este director de orquesta me ha dirigido en varias ocasiones, es uno de los mejores del mundo y es un gran honor tocar bajo su dirección... Quisiera saber si alguna vez volveré a hacerlo —agregó ella y suspiró nuevamente con un inocultable tono de triste lamento.
Michael deslizó su mano por encima del hombro de Armony y la acercó hacia él en lo que era un claro gesto de intentar brindarle la contención que parecía necesitar, ella respondió reclinando su cuerpo contra el hombre que amaba y apoyándose suavemente en él de una manera muy romántica y cariñosa.
Este simple acto le recordó a Armony que no todo lo que había sucedido meses atrás había sido una pérdida; el precio de tener que apartarse de su actividad como violinista había sido alto, sin duda... pero, a cambio de eso, ahora tenía a personas en su vida que eran de un valor incalculable: Michael, quien fue su esposo y que haría cualquier cosa por ella; y Daphne, la actual mujer que fue su pequeña hija y por quién ambos lo darían todo.
El sacrificio es una constante en la vida, siempre es necesario sacrificar algunas cosas para conseguir otras...
Todo se paga de algún modo, y al igual que sucede en una balanza, ambos platos finalmente deberán quedar siempre en un perfecto y justo equilibrio: sacrificios de un lado, logros del otro.
Muchas veces el pago que elegimos es dedicar el valioso tiempo de nuestra existencia; en otras ocasiones, el privarnos de actividades placenteras.
Sentimos un extraño alivio al decirle de diferentes modos, usando habitualmente solapados eufemismos que nos satisfacen; en ciertas oportunidades lo llamamos inversión, otras veces responsabilidad... pero en realidad son siempre sacrificios.
—¿Qué crees que estará haciendo Daphne en este momento, Michael? —preguntó Armony susurrando y con su cabeza reposada sobre el hombro de él.
—Supongo que se estará preparando para almorzar con Steven; allí en Singapur ya son casi las trece horas, dado que aquí las dieciséis...
Por cierto, tal vez nosotros podríamos tomar una pequeña merienda, ¿qué te parece?
—Primero quisiera hablar con mi representante, quedamos en encontrarnos aquí, hoy mismo... en la tarde.
También le hice un encargo sumamente especial —agregó ella de manera misteriosa—. Debe estar cerca, buscándome... espero.
—¿Lo pudiste confirmar con él directamente? Tal vez no venga al concierto.
—¡Sí, claro que lo hice!... le envié un correo electrónico hace como una semana. Además, tiene que venir; Giorgio no es solo mi representante artístico, lo es también de varios otros músicos y algunos integran esta orquesta.
Justo en ese instante se escuchó de lejos:
—¡¡Armony, bella, sei qui!!
—¡Giorgio, ciao! ¿Come vai? —respondió ella en italiano al tiempo que se daba la vuelta hacia un delgado y joven hombre, vestido con un elegante traje, quien la saludaba de lejos; mismo que de inmediato se le acercó con paso presuroso.
Giorgio era para Armony su mano derecha en lo que al mundo de la música se refería.
Se trataba de una persona con mucha energía, y que aparentaba tener unos treinta y cinco años, anque esa era menos edad de la que tenía realmente.
Lucía como un caballero distinguido, muy pulcro y refinado, y su trato era cálido, agradable y abierto, su carácter era simpático, efusivo... muy propio de su origen italiano.
Cuando Armony y Michael estuvieron junto a él, primero saludó a Armony: la tomó de ambos brazos y le dio un alegre beso en cada mejilla; Michael, al ver eso, se apresuró a estrecharle la mano antes de que lo intentara saludar del mismo modo... a él no le agradaban para nada esa clase de saludos tan efusivos entre hombres.
—Él es Giorgio. Ha sido mi representante artístico desde hace años, estaría completamente perdida sin él —le aseguró Armony a Michael con una enorme sonrisa en su rostro y agregó:
—Giorgio, quiero presentarte a Michael, mi... —En ese momento se hizo un incomodo impasse, Armony no sabía aún como presentar a Michael: ¿novio? ¿pareja? ¿esposo?... todo le pareció inadecuado.
—Es un placer conocerte, Michael —dijo Giorgio al notar la tensa y extraña situación, rompiendo así el molesto instante que se había generado, y sin más demora abordó un tema que le preocupaba:
—Armony, es una pena no poder contar contigo en este gran concierto —expresó sinceramente apenado—.
Como admirador tuyo que soy, quiero volver a verte actuar ¡y pronto!... Hace ya como medio año que no tengo el gusto de escuchar tu excelso violín; recuerda que tienes muchos seguidores en el mundo entero, seguidores que te extrañan; te ruego en nombre de todos que no nos prives del placer de poder disfrutar tu arte.
—Estoy atravesado por algunas serias complicaciones personales, Giorgio; en mi vida están habiendo algunos cambios importantes, y creo que voy a necesitar tomarme todo lo que resta de este año para asimilarlos bien.
No es nada grave, no quiero que te preocupes por mí...
—¿Te tomaras un año sabático, entonces?
Ella respondió simplemente asintiendo un par de veces con su cabeza, acompañando su ademán con una expresión de pena; sabiendo, muy dentro de sí, que tal vez un año entero no bastaría realmente para que la corporación Rottweiler la dejara en paz de manera definitiva.
—Comprendo... —expresó Giorgio respetando su parquedad—.
Pero, de todos modos, y ya que estamos aquí, ¿por qué no vamos a saludar al director?; estoy seguro de que se alegrará mucho al verte nuevamente —propuso.
A medida de que se acercaban al escenario, algunos de los músicos de la orquesta reconocían a la afamada violinista y la saludaban discretamente desde lejos; Armony les respondía del mismo modo a cada uno de ellos, sonriéndoles, aunque con una profunda tristeza interna que solo ella podía sospesar en su real magnitud... así fue hasta que, en un momento, esa forzada sonrisa quedó en evidencia cuando una lágrima se deslizó por su mejilla sin ella poder contenerla.
—Señorita Heart, es todo un placer para mí el tenerla aquí. Aunque lamento profundamente que solo sea entre el público y no poder contar con su violín en el concierto de esta noche —le expresó el director mientras besaba su mano de manera galante; las palabras del refinado caballero sonrojaron a Armony, quien solo atinó a esquivar su mirada con vergüenza.
—Armony se tomará un tiempo para ella —acotó rápidamente Giorgio, protegiéndola así de tener que dar explicaciones que intuía la incomodarían sobremanera.
—Este gran concierto se brinda en conmemoración del solsticio de invierno, el cual ocurre justo hoy —expuso el director—... y, según sé, los organizadores tienen proyectado continuar haciéndolo durante los años venideros; espero sinceramente que nos brinde su talento el año que viene, señorita Heart —le propuso.
Armony no pudo responder, sentía un nudo en su garganta y era muy mala mintiendo, realmente no sabía cuando podría reincorporarse a su amada actividad.
Sus emocionados ojos mostraban la tremenda tristeza que sentía en ese momento, estaba ya casi a punto de romper en llanto... cuando, inesperadamente, un ayudante de Giorgio llegó apurado con un violín en su estuche cerrado:
—¡¡Finalmente, è qui!! —exclamó Giorgio feliz y contento mientras tomaba el estuche, el cual de inmediato le entregó a Armony diciendo:
—Qui è il tuo Stradivarius...
Giorgio era un excelente representante artístico, siempre se encargaba de todo lo referente a sus representados hasta en el más mínimo detalle, eso incluía a sus instrumentos musicales, objetos por los que los músicos suelen tener una afinidad muy especial.
Después del concierto de fin de año en Copenhague, Dinamarca, fue él quien se había quedado en custodia del preciado violín de Armony, que no solo era un instrumento valioso monetariamente, sino que, además, significaba muchísimo a nivel sentimental para ella.
Cuando Armony había concretado esta cita en Australia, en secreto, le había pedido a Giorgio que le llevara su violín nuevamente, lo añoraba mucho ya... lo necesitaba junto a ella para no perder su propia esencia.
Armony tomó el estuche y lo abrazó con una profunda emoción. Solo un músico sabe lo que siente por su instrumento, la relación que se establece con él va mucho más allá que la de un dueño con un simple objeto. El alma del músico se une a su preciado instrumento dándole un carácter muy especial, llenándolo de una energía etérea que le permite expresarse de un modo diferente, el cual excede su cuerpo; una expresión que hace a su alma vibrar en consonancia con él, una manera de comunicarse que tiene el poder de conmover profundamente a los demás y que se llama, simplemente: música.
En el caso de Armony, su padre, haciendo grandes sacrificios familiares, le había regalado ese violín en cuanto ella comenzó a mostrar su extraordinario talento musical, manifestándose como una niña prodigio en esa área.
Sus padres estaban muy orgullosos de ella, y más aún siendo hija única; siempre buscaron lo mejor para Armony y nunca escatimaron gastos en su educación, su hija fue siempre su tesoro más preciado, e hicieron toda clase de esfuerzos por su bien.
No eran millonarios y, a pesar de tener una solida posición económica, tuvieron que hacer un gran desembolso financiero para comprarle el caro violín.
Armony no entendió nada de eso en aquél entonces, aún era muy pequeña como para comprender esa clase de cosas, las cuales solo la vida, con la experiencia que nos brinda al crecer, nos enseña en su real magnitud.
La gente no sospesa habitualmente el sacrificio que hacen sus padres por ellos hasta que ya son adultos... recién en ese instante se dan cuenta de que los hijos son lo más importante para sus padres y que siempre estarán dispuestos a hacer cualquier sacrificio por ellos, sin importar que tan difícil este sea.
Ahora, siendo ya adulta, Armony se encontraba más apegada que nunca a su amado violín:
—Lo extrañaba tanto —dijo llorando—. Gracias por cuidarlo y traérmelo, Giorgio... ¡Muchas gracias! —agregó al tiempo que Giorgio le respondía con una conmovida sonrisa.
Luego de unos instantes más, Armony y Michael se despidieron de todos y dejaron que la orquesta continuara con su ensayo.
En silencio y solos, salieron del Teatro de la Opera y se detuvieron en su entrada...
Soplaba una brisa permanente y Armony estaba pensativa, sus ojos mostraban cuan lejos se había ido su mente.
Ese fugaz reencuentro con la que había sido su vida, hasta apenas unos meses atrás, la había afectado... y mucho; ahora solo miraba a la distancia, con sus atención perdida en la nada.
¿Qué pensaba Armony? ¿cómo se sentía? ¿cuánto sufría su alma? esas preguntas perturbaban a Michael, quien era el único que sentía su inconsolable llanto interno, sus mudos sollozos, su oculta depresión:
—¿Y bien... Qué haremos ahora, Armony? El sol se va a poner dentro de muy poco, y aún faltan varias horas para el concierto.
¿Por qué no vamos a tomar algo caliente, como un café o un chocolate tal vez? —le preguntó él tratando de animarla mientras caminaban rodeando la gran estructura.
—Tengo ganas de ver la puesta de sol, Michael... eso siempre me trae gratos recuerdos con mi padre —mencionó ella, y se dirigió caminado hasta una baranda lejana, misma que delimitaba el abierto y panorámico patio ubicado en la cara opuesta a la entrada de la fabulosa construcción.
—Bien, mientras tanto, yo iré a conseguir algo rico para tomar —le respondió Michael sin saber siquiera si ella lo había escuchado, y se fue a comprar un par de vasos con café y chocolate caliente para los dos; sin embargo, esa fue realmente una mera excusa para darle a Armony un poco de espacio a solas consigo misma, dejándola así que pudiera pensar y poner algo de orden en sus alborotadas emociones, las cuales solo la abrumaban y le impedían ser feliz.
Como consecuencia de su pequeño núcleo familiar y el temprano despertar de su talento por la música, Armony había crecido siendo principalmente una mujer solitaria.
El brusco cambio por el que atravesaba no era algo fácil de asimilar para ella y Michael no sabía muy bien como proceder, sin embargo, él intuía claramente que la causa del problema era que Armony no quería enfrentarse a su verdadero destino.
Michael sabía perfectamente que el rehuirle al destino acarrea, de manera indefectible, grandes preocupaciones y sobre todo, depresión; el alma siempre conoce lo que tiene que hacer y cual es su objetivo en la vida, es la mente la que se opone, la que obstruye con temores y dudas el camino prefijado por el destino desde antes de nacer; Armony había desistido de continuar averiguando todo lo referente a la caja de música y su auténtico pasado; ella quería alejarse de todo eso porque tenía miedo... y eso la alejaba de su propósito existencial.
El ver así a su amada luchando internamente por no enfrentarse a su destino, le partía el corazón a Michael, pero no sabía que más hacer... En varias ocasiones él ya había intentado convencerla de retomar la búsqueda de su pasado, pero ella se había negado en todas y cada una, y cada vez lo hacía de peor manera. Ahora, Michael se limitaba a esperar con paciencia a que Armony tomara el coraje necesario y se decidiera a hacer lo que con tanto afán evitaba.
Pasaron unos momentos más, y al volver Michael escuchó de lejos la tonada de un violín... el estilo le resultó inconfundible: Armony estaba tocando.
Ella había sacado del estuche a su preciado Stradivarius y de frente a una hermosa puesta de sol, con el puente de la bahía de Sídney de fondo, interpretaba otra vez Ojos Negros, pero esta vez lo hacía de una manera diferente... triste y hermosa a la vez.
La escena era una auténtica postal que mostraba una belleza pocas veces vista: los colores tornasolados del firmamento, con el astro rey atravesando la línea del horizonte; el tranquilo mar de Tasmania, mostrando un profundo tono turquesa... y la silueta de Armony a contraluz, sentada parcialmente en la baranda, e interpretando su instrumento con singular delicadeza, al tiempo que la tibia brisa marina acariciaba su ondulado cabello, moviéndolo al ritmo de la música... y detrás de toda esa apacible hermosura, un gran dolor, invisible a los ojos... pero tremendamente claro para los oídos.
Michael detuvo sus pasos a pocos metros por detrás de Armony, pretendiendo así que ella no lo notara. Extasiado, deseaba disfrutar tanto del momento como éste pudiese durar, no quería interrumpirla, sabía que en la belleza de lo que disfrutaba había también una gran carga de emoción que salía de su amada violinista: pena, melancolía y dolor se entremezclaban en esa triste interpretación, era como escuchar el propio llanto de su alma.
—Dime, Michael, ¿qué te pareció el escucharme? —le preguntó ella deteniéndose y sin mirarlo... pero a sabiendas de que él estaba ahí.
—Fue algo realmente hermoso, Armony; creo que apenas puedo describirlo. Es la primera vez que te escucho tocar tan de cerca tu violín. Sin embargo, tengo emociones encontradas.
—¿Y cuál es la más intensa de ellas? ¿Qué es lo que más percibes al oírme tocar?
—¿Sinceramente?, tristeza. ¿Cómo puedes tocar una melodía tan alegre de una manera tan triste? —le pregunto él desconcertado y preocupado a la vez.
—Cuando un músico interpreta algo, lo hace realmente con su alma... Si mi melodía es triste, es porque así es como me siento.
Siempre he pensado que la música y el alma están íntimamente ligadas, es por eso que la ciencia no puede explicar cabalmente el por que disfrutamos de la música.
Te contaré algo acerca de mí, y que seguramente desconoces:
Como cualquier persona, yo tengo un amplio abanico de temas musicales de diversos artistas que escucho en mis ratos libres. No me importa que sean de otros estilos de música diferentes al mío, o que yo nunca los haya interpretado en toda mi vida... Son simplemente temas que disfruto.
No soy fanática de nadie en particular; de hecho, no tengo una buena opinión sobre los fanatismos; nunca me ha importado el autor ni el intérprete, siempre he separado a las obras de sus creadores.
Así, mi preferencia musical es algo ecléctica. Me gustan temas musicales aislados, sin una relación puntual entre ellos, salvo casuales excepciones... y siempre en sus versiones originales, en eso soy incondicional.
En muchas ocasiones me he preguntado el por que soy así, y luego de meditarlo por un largo tiempo creo que he llegado a saberlo:
Cuando escucho música lo hago por lo que el tema musical me evoca, no me interesa el origen ni el idioma; de hecho, prefiero no entender lo que dice la letra para que no me distraiga de la melodía, y así poder considerar la voz de quien canta como si fuera un instrumento más; incluso, a veces, ni siquiera hay una letra que acompañe a la obra que disfruto. Así, la música, es estado puro, tiene el poder de liberar en mí recuerdos y sensaciones tan intensas que me inspiran, me elevan y me movilizan a un nivel espiritual e ininteligible.
La música es algo realmente especial para mí, Michael...
Algunas canciones tienen el poder de transportarme a ciertos momentos de mi vida en los que fui muy feliz, y por ese breve instante en el que suenan esos temas, puedo volver a experimentar lo mismo que sentí en aquél entonces, a estar en lugares que ahora solo existen en mi mente, en compañía de seres queridos que ya no están conmigo... y vuelvo a ser tan dichosa como lo fuí en ese momento del pasado.
Cuando uno disfruta de una obra musical, y lo hace de una manera verdadera, sintiendo emociones, queda unido a ella de por vida; aún disfruto de cada tema que escuchaba cuando era más joven, y lo hago con la misma intensidad de emoción que en aquel entonces. Una canción que me llenaba de energía, aún puede hacerlo; y una canción que me hacía llorar... también conserva ese poder sobre mí.
La auténtica música es algo que llega hasta el alma y eso, una vez que pasa, ya nunca cambia —sostuvo.
—Entonces, algo ha cambiado dentro de ti, Armony... en tu alma —le señaló Michael al notar un evidente cambio en ella—. Tus lágrimas, las que siempre surgían cuando interpretabas Ojos Negros, desaparecieron, ¿dónde están?... ¿ya no lloras al tocar esa pieza?
—Eso parece, es la primera vez en mi vida que esto me pasa —dijo ella deslizando su dedo mayor por debajo de su ojo, comprobando así que la piel de su rostro estaba seca—. El recordar mi muerte debe haber cambiado esa característica mía en esta vida —reflexionó pensativa y Michael continuó:
—Resultados así son los que se buscan con las terapias de regresión a vidas pasadas; al rememorar ciertos eventos de una vida anterior, ya olvidada, la persona consigue hacer cambios en su vida presente.
En ese momento el sol se ocultó lo suficiente como para que las farolas que iluminaban todas las áreas públicas en el exterior del Teatro de la Operas se encendieran:
—Ahora dime... ¿chocolate o café? —le preguntó Michael al tiempo que le daba a elegir entre una de las dos bebidas calientes que había comprado.
—Ya sabes muy bien cual escogeré —respondió ella sonriendo mientras tomaba el chocolate...
—Está delicioso, gracias —agregó esbozando alegría, aunque en sus ojos se veía la tristeza que contradecía sin mentir a su amable y cortés sonrisa.
El estar juntos, compartiendo ese especial instante, le hizo creer a la pareja que eran los únicos presentes en el lugar, sin embargo, desde hacía ya unos cuantos minutos, estaban siendo observados detenida y atentamente por alguien más... alguien que entonces decidió hacer su aparición:
—¡Michael! Que agradable sorpresa es verte nuevamente después de tanto tiempo —se escuchó a una persona decir desde varios metros por detrás de ambos.
Cuando voltearon pudieron ver que se trataba de un joven oriental, de unos veinte años, y elegantemente vestido con un impecable traje blanco; junto a él se encontraba una hermosa mujer, también oriental y de su misma edad; quien, del mismo modo, vestía de manera formal y aparentaba ser su pareja de esa noche.
Se encontraban escoltados por quienes eran muy claramente dos fornidos guardaespaldas, ambos con trajes... aunque oscuros.
Esos hombres se encontraban justo por detrás de ellos y a pocos metros de distancia, respetando su privacidad, pero protegiendo su seguridad personal al mismo tiempo; asimismo, había otros custodios más alejados, controlando toda la zona y haciendo lo propio, aunque de una manera más discreta. Este joven era, sin lugar a duda, una persona muy importante.
—¡¡Hansuke!! Que gusto encontrarte por aquí —exclamó Michael al tiempo que lo saludaba, y ambos estrecharon sus manos en un efusivo y sincero saludo.
—Lo mismo digo, amigo mío. Hace mucho tiempo que no nos veíamos —respondió Hansuke y, enfocando su atención en Armony, expresó:
—Bien dicen que el lienzo del músico se encuentra en el aire, su arte es exquisito, señorita Heart. Que agradable sorpresa fue el haber podido escucharla hace un momento tocar su violín...
Soy un gran admirador suyo. No sabía que tendría el placer de disfrutar de su talento esta noche, en el concierto.
—Me halagan sus palabras, sinceramente... pero, lamento decirle que hoy no tocaré, no formo parte de la orquesta.
—¡Oh!... que pena escuchar eso —expresó Hansuke, e hizo una breve pausa para luego mirar a su antiguo amigo nuevamente—.
Michael, tenemos que hablar un momento de un tema que te atañe.
—Sea lo que sea, Hansuke, me lo puedes decir delante de Armony; ella y yo estamos juntos en todo... absolutamente todo —le remarcó Michael, dejándole bien en claro a su interlocutor su íntima cercanía con Armony.
—Bien, iré directo al punto entonces: la corporación Rottweiler te está buscando por todos lados y desde hace como dos meses han intensificado sus investigaciones de manera exponencial.
Han llegado inclusive a enviar a sus agentes a este lado del mundo... ¡¿Te lo puedes imaginar?! ¡a nuestro propio territorio! y a pesar del armisticio. Se están arriesgando a un nuevo conflicto entre grupos de poder —destacó.
Michael se quedó en silencio, sabía lo que las palabras de Hansuke encerraban y que no eran solo una mera advertencia, eran claramente un sincero ofrecimiento de ayuda.
Y el joven continuó:
—La última vez, cuando me salvaste, yo era menor edad y no tenía ninguna clase de ingerencia en las actividades de nuestra compañía. Eso ya cambió desde hace unos meses, cuando cumplí veinte años. Actualmente mi padre me ha puesto a cargo de algunos sectores importantes y ahora puedo serte de gran ayuda.
Tengo una deuda contigo, solo te pido que no la olvides... porque yo no lo he hecho, ni lo haré jamás —le dijo al tiempo que le estrechaba su mano nuevamente mientras finalizaba:
—Tu enemigo es poderoso, está decidido a todo y te supera ampliamente en recursos; en esta batalla tendrás que usar todo lo que tengas a tu alcance...
Recuerda las palabras del gran Miyamoto Musashi: «Cuando se lucha a muerte, uno debe emplear todas sus armas al máximo. Morir con la espada aún envainada es lo más lamentable».
—Me sorprendes, Hansuke; esa frase la leí en El Libro de los Cinco Anillos, si mal no recuerdo. Siempre tuve el convencimiento de que tu familia seguía únicamente los preceptos de Sun Tzu.
—Estás en lo cierto, amigo... en todo. De hecho, mi padre nos ha inculcado a mis hermanos y a mí, ya desde pequeños, El Arte de la Guerra.
Él siempre ha sido un hombre práctico y que solo busca lo mejor para nosotros, sin embargo, ahora que puedo comenzar a tomar mis propias decisiones, me he inclinado más por el código de honor de los guerreros samurais: el bushido, en donde se pone el énfasis en aspectos como la lealtad, el sacrificio propio, la justicia y el sentido de la vergüenza.
Percibo en sus palabras un camino mucho más digno y con el cual mi alma se encuentra en comunión —agregó el joven mientras sostenía la mirada con Michael por un instante más... y luego de eso, dirigiéndose a Armony, concluyó:
—Me despido de usted, señorita Heart —dijo y, haciéndole una reverencia, se retiró junto con sus acompañantes.
Hubo entonces un silencio, mismo que se prolongó hasta que la comitiva se alejó...
—¿Y bien?, ¿Qué fue todo eso... se puede saber? —preguntó Armony intrigada y sorprendida por esta parte de la vida de Michael que ignoraba completamente.
—Esta noche te lo contaré todo detalladamente, en el hotel —le respondió él muy serio.
Michael necesitaba algo de tiempo para pensar. Las palabras de Hansuke lo habían dejado preocupado, y no lo escondía para nada.
La noche continuó con toda normalidad. Armony y Michael disfrutaron del hermoso espectáculo que fue el concierto, aunque él estuvo mucho más callado e introspectivo que de costumbre.
Una vez finalizado el evento, se retiraron a su hotel...
Allí, en la privacidad de su habitación, la prometida charla dio comienzo:
—Por fin llegamos... ¿Vas a dejar de estar tan misterioso ahora? —le preguntó Armony mientras entraban a la habitación y se quitaba sus zapatos de tacón para estar más cómoda.
—Dime, Armony, ¿recuerdas la anécdota que te conté hace un tiempo sobre aquella situación de emergencia que dio origen al trágico final de mi unidad de rescate en Alaska? —le preguntó él mientras colgaba su abrigo.
—Fue aquella en la que rescataron a un joven asiático, donde murió tu amigo Scott, ¿verdad?
Michael le respondió asintiendo con su cabeza... y continuó:
—El muchacho que rescatamos aquel trágico día era Hansuke, el joven que se nos acercó hoy.
Es hijo de un hombre muy importante, quien, a su vez, es la cabeza de una poderosa familia que lidera un grupo similar a la corporación Rottweiler.
Se trata de la compañía Ryujin, ellos dominan toda la región del continente asiático y, en conjunto con otro grupo de poder aliado de ellos, la zona de Oceanía también.
—Así que fue por eso que vinimos a esta parte del mundo... «aquí la influencia de la corporación Rottweiler se encuentra muy mermada», eso dijiste —le recordó Armony parafraseándolo—. Estamos más a salvo de ellos en estas tierras y era por esto, ¿no es así?
—Correcto... Verás, Armony: en el mundo hay varios grupos de poder que son, en esencia, muy similares a estas grandes corporaciones y compañías; algunas veces, se convierten en aliados y otras, en enemigos, dando así origen a guerras y conflictos armados, los cuales normalmente son pequeños, aunque también pueden llegar a ser grandes... y hasta mundiales —sentencio Michael mirando a Armony de reojo y prosiguió contándole:
—Cuando rescaté a Hansuke en Alaska, estaba en pie un armisticio, que aún sigue vigente, entre la corporación Rottweiler y la compañía Ryujin. Se trata de un pacto de no agresión ni interferencia mutua.
A pesar de eso, aquellos cazadores anónimos fueron enviados por alguien desconocido con el único fin de secuestrar a Hansuke...
¿Quién pudo haberlo orquestado?
La corporación Rottweiler negó haber estado implicada en el hecho; ¡por supuesto!, jamás lo admitirían...
Fueron muy discretos, usaron un grupo de cazadores mercenarios externo y sin relación con ellos para no quedar involucrados... pero todos saben que estuvieron detrás.
¿Con cuál oscuro propósito lo hicieron?, nunca se pudo averiguar cabalmente...
Lo único cierto es que entre ambos grupos existe una especie de guerra fría, con una muy frágil paz que en cualquier momento podría romperse, dando lugar así a consecuencias que serían devastadoras para muchas personas... y tal vez, hasta para toda la humanidad.
—No entiendo cual es tu punto, Michael. ¿Crees que la compañía Ryujin nos entregaría para evitar un conflicto?
—¡¡No!! ¡por supuesto que no!, bajo ningún aspecto harían eso. El honor para ellos no es ningún juego. La deuda que contrajeron conmigo, luego de aquel incidente, los convierte en nuestros aliados; Hansuke, de hecho, vino a ofrecerme su sincera ayuda —aseguró.
—Con que puedan mantener a la corporación Rottweiler lejos de nosotros, para mí, es más que suficiente —le respondió ella de manera tensa, tajante y forzadamente desinteresada.
—¡Armony! ¡¿Qué no lo entiendes?! La compañía Ryujin maneja los mismos recursos que la corporación Rottweiler, poseen una red global de computadoras con datos de toda la población del mundo, tienen oráculos poderosos, decenas de rastreadores y recursos de búsqueda que nos permitirían reconstruir tu pasado...
—Pero... ¿de qué estás hablando? ¿Quieres retomar la búsqueda de la caja de música nuevamente... Valiéndote de ellos esta vez? ¡¿De nuevo con lo mismo, Michael?! —preguntó Armony manifestando su tácito enojo y antagonismo al elevar el tono su voz...
Ambos se miraron desafiantes por un instante, y ella continuó:
—Ya te dije, y muchas veces, que no estoy para nada interesada en reconstruir los acontecimientos de mi vida anterior...
Quiero dejar bien atrás esa caja que solo me ha traído dolor, sufrimiento y problemas.
Una vez ya traté de borrarla de mi existencia siendo Melody, cuando hice el ritual del olvido ¡y por algo lo realicé, aún sabiendo todo lo que implicaba! —enfatizó—. ¿Por qué se te ocurre que ahora querría hacer exactamente lo contrario?
En ese instante Armony se detuvo de súbito y cerró sus ojos apretándolos con fuerza, era como si algo la estuviera afectando profundamente... estaba visiblemente alterada.
Su existencia parecía tender a desestabilizarse mientras que ella solo pretendía tranquilidad y seguridad, a pesar de sufrir un creciente descontento con su vida actual... el cual empeoraba día tras día.
El desequilibro anímico y mental que le había generado la miríada de cambios que afrontaba era cada vez mayor y más intenso... y en ese momento de tensión pico, al recordar la caja de música otra vez, sufrió un nuevo mareo, se puso pálida y comenzó a tambalearse.
Michael la tuvo que sujetar de sus brazos para evitar que se cayera al suelo y la ayudó a sentarse en la cama del dormitorio.
El sello del olvido, aunque fragmentado, seguía actuando en ella... y estos mareos afectaban a Armony de una manera cada vez más frecuente, sobre todo cuando recordaba algo alusivo a la caja de música.
—Lo único que pretendo es ponerle fin a esto que te pasa, Armony.
Es obvio que el ritual del olvido que realizaste no fue para nada una buena idea, solo lograste alejarte de tu futuro y eso nunca sirve a largo plazo, es siempre algo momentáneo.
Nadie puede escapar de su destino... nuevamente te está alcanzando en esta vida, ¿hasta cuando piensas evadirlo?
—¡Pienso hacerlo todo el tiempo que pueda! Solo quiero vivir feliz con Daphne y contigo. ¡¿Qué no lo entiendes, Michael?!... es algo tan simple —respondió ella llorisqueando.
—Mi única intención es ayudarte; te veo sufrir y... —le dijo él cortando su frase, frustrado y preocupado... y se sentó a su lado en la cama, apesadumbrado por la insistente negativa de ella.
—Si quieres ayudarme, entonces olvídate de esa caja de música y no me la recuerdes nunca más —le replicó Armony con dificultad.
—De acuerdo. ¿No quieres reparar tus memorias?... ¡Perfecto!, no lo hagas, es tu vida y tu derecho, pero aún así, podemos usar a la compañía Ryujin para ayudar a Steven en la búsqueda de su familia... ¿Qué opinas de hacerlo?
Armony se quedó callada, reponiéndose y sin mirarlo, y asintió con su cabeza un par de veces.
—¡Bien! bien... al menos podemos estar de acuerdo en eso —se expresó Michael resoplando; discutir con Armony era algo que siempre lo agotaba rápidamente—.
Ya es demasiado tarde, inclusive en Singapur; mañana temprano llamaré a Daphne y le contaré las buenas nuevas... estoy seguro de que se alegrará mucho.
Va a ser mejor que descansemos, este día fue al final demasiado intenso para los dos —definió Michael como colofón, y así ambos se acostaron a dormir.



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En el texto hay: vidas pasadas, aventura, reencarnación

Editado: 02.07.2022

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