Safe and Sound

2

Gulf había terminado las curaciones de sus pacientes en tiempo récord. No entendía porqué pero desde la llegada de aquel nuevo soldado se sentía ansioso. Y más tímido de lo habitual.

Al principio suspiró aliviado cuando vio que no estaba en su lista de curaciones, así que se relajó un poco. Y evitó todo lo que pudo el ala de la casa donde se ubicaba el recién llegado. 

Gulf logró mantener su mente ocupada el resto de la tarde. Y terminó de cenar, un par de rodajas de pan y unas fetas de queso, sentado en las escalinatas de la cocina, como siempre lejos de los demás. Porque, a la mesa, la comida se le atragantaba con las miradas de burla de algunos. Miró el cielo nocturno, colmado de estrellas y acabó por serenarse.

Con un suspiro se disponía a entrar cuando casi chocó con una enfermera que lo buscaba. El rostro de Gulf palideció cuando recibió el recado. Dejó el plato en la cocina, se lavó las manos, y mordiéndose con nerviosismo el labio, siguió a la mujer a la biblioteca, lugar que había estado evitando la tarde entera.

La mayoría de la veintena de camas que se encontraban dispuestas en tres filas estaban en silencio. Se acercó a la más alejada del rincón y se frotó las manos tratando de que no le temblaran.

La enfermera, con evidente cansancio, los saludó y se escabulló por unas escaleras cercanas.

– Mucho gusto, Teniente, mi nombre es Gulf. Y estaré a su disposición para ayudarle en todo lo que necesite.– no sólo las manos le temblaban, al parecer también la voz.

Sin mirarlo, Gulf comenzó a quitarle los vendajes de la pierna y a realizar las curaciones. No había infección pero la herida era profunda y la piel estaba muy lastimada, lo que le daba un aspecto bastante dsagradable a la pantorrilla. Aún así Gulf , acostumbrado, ni siquiera parpadeó. Pero inconscientemente la mano le tembló y presionó más de lo que debía. 

El Teniente Mew hizo un gesto de dolor, cuando sintió la gasa rozándole. Y entonces Gulf levantó la vista asustado.

Y allí lo supo...

Supo porqué se había sentido ansioso y extraño con aquella primera mirada y aquel simple gracias cuando recién llegado lo había ayudado a instalarse en la cama.

Por un momento, los ojos de ambos parecían extrañamente conectados, fijos. No podían dejar de mirarse. Era como un hechizo.

Y al momento siguiente en el que comenzaba a dibujarse una sonrisa en los labios pálidos del Teniente Mew, Gulf entendió el porqué lo había evitado la mitad del día.

Amor a primera vista...

Aquellas palabras resonaron en su mente haciéndole temblar todo el cuerpo.

Gulf se había enamorado, sólo con verlo, de aquel extraño Teniente herido, de quien sólo sabía se llamaba Mew.

Amor a primera vista, como sucede en los cuentos románticos.

Pero éste no era un cuento romántico como los de los libros. Gulf sabía, lo había aprendido a golpes, que no tenía la libertad para enamorarse de alguien de su mismo sexo. 

En el mundo de Gulf, aquello era penado incluso hasta con la muerte.




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