Safe and Sound

8

Gulf se desplazaba con sigilo por entre la penumbra. Pero en vez de seguir su camino habitual, caminó hacia el fondo del pasillo y se paró en seco frente a la última puerta.

La sombra que lo seguía de cerca se frenó también, espectante y confundido. La puerta se abrió apenas Gulf la golpeó suavemente.

La sombra pudo ver un rostro joven y sonriente. Hubo un movimiento rápido de ambos, unas manos temblorosas que desenvolvían un trozo de papel y unos segundos después la sonrisa se ensanchaba más.

La puerta se cerró y el pasillo volvió a sumirse en la oscuridad. Gulf retomó el camino a su dormitorio y la sombra lo siguió.

Apenas había puesto un pie en su habitación en penumbras, cuando una mano decidida lo empujó hacia adentro y cerró la puerta tras de sí.

– ¡Explícamelo!– aún en susurro aquello voz resultaba dolida– No logro entenderlo... ¿Tienes un romance con aquel soldado y también...con la enfermera?

Los celos eran evidentes. La voz de Mew estaba cargada de reproche. Su cuerpo temblaba en la penumbra de la fría noche. Tenía la vista nublada, sentía una presión dolorosa en la sien, y un mareo repentino le hizo temblar las piernas.

Pero antes de que Gulf se recuperara de la sorpresa de verlo allí y de escucharlo hablar en aquellos términos, alguien comenzó a golpear la puerta, suave pero insistentemente.

Gulf empujó a Mew hacia la pared y le hizo señas para que se mantuviera en silencio. Luego abrió la puerta sólo unos centímetros.

Mew podía observar, sin ser visto, el rostro de la enfermera por el borde entreabierto.

La joven aún sostenía la carta en sus manos y sonreía de forma radiante.

–Me ha propuesto matrimonio. ¡Y le diré que sí!– sollozaba ella– Gulf, ¿me ayudas a hablar con él a solas mañana en nuestro paseo al pueblo?

Mew se mordió el labio. Sólo le bastó un segundo para comprender la situación. Y entonces , al comprenderlo, una vergüenza profunda lo invadió de pies a cabeza. Escuchó a la enfermera despedirse y sintió que Gulf cerraba la puerta.

Se miraron fijamente y en silencio.

La luz de una Luna Llena que se colaba por una pequeña ventana cerca del techo iluminaba los ojos de ambos.

Eran ojos brillantes, ansiosos; las dos miradas parecían estar cargadas de deseo pero también de miedo.

Gulf parpadeó varias veces, como buscando romper el hechizo. Y su corazón latió desbocado cuando sintió que Mew se acercaba a él, ahora con sus ojos clavados en su boca. Llegó a sentir su aliento cálido rozándole los labios. Pero entonces reconoció en el semblante de Mew que algo no andaba bien.

Un segundo después el cuerpo del Teniente se desplomaba inconsciente en sus brazos. Con terror, Gulf posó sus dedos en el cuello de Mew , buscando sus latidos

. Y como lo había temido, no sintió nada...




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