Saga El ángel

Capítulo 3: “Cree"

Rubby

 

Me quedo pensando seriamente en las palabras que Luke nos transmitió hace un par de horas. El simple hecho de recordar lo que podría suceder hace un pequeño y doloroso vacío dentro de mi corazón.

No quiero pensar en nada que arruine más a este pobre mundo, ya es suficiente con nosotros, bueno, con los mundanos. El mundo no necesita más destrucción ni seres sobrenaturales.

¿El Anticristo está entre nosotros? ¿Quién podrá ser aquella abominación? No sé absolutamente nada, soy nueva en ese mundo… hay cosas que aún me faltan recorrer, pero sé o al menos quiero creer que por cuan doloroso sea podré lograrlo.

Camino con lentitud hacia la cocina, quiero saber lo que está sucediendo allí dentro. Estoy harta de tantos secretos en mi vida.

Una pequeña sonrisa se dibuja sobre mis labios al ver a Castiel, ahí está él. Me resulta bastante interesante verlo cocinar, supongo que no me imaginaba a un ángel del señor haciendo un desayuno. Lo sé, suena ridículo.

—Hola, Rubby ¿en qué piensas? —Puedo sentir la mirada de él sobre mí.

Aunque me está observando, él sigue trabajando con aquel desayuno.

—Pensaba en demasiadas cosas, padre… —Me armo de valor y decido que ya es tiempo de preguntar lo que da más vueltas dentro de mi subconsciente—. ¿Qué es Luke?

Castiel me observa con el ceño fruncido. Deja lo que está haciendo para prestarme más atención. Por un segundo, creo que he preguntado algo indebido, ya que su accionar no me deja pensar en nada más que lo peor. Pero no es así, él simplemente me observa y luego decide responder mi interrogante.

—Luke es un Nefilim, mayormente conocido en el cielo como Nephilim.

Ahora me encuentro mucho más confundida.

Jamás había oído hablar sobre eso, quiero creer que esas cosas no son malas.

Luke no parece ser malo.

—¿Qué es una cosa de esas? —Decido que lo mejor será que mi padre respondiera aquellas preguntas.

—El hijo de un ángel y un humano.

Mi ceño se frunce inmediatamente.

Ahora estoy más perdida que antes.

—¿Y eso sería?

Castiel me mira como si estuviera loca; su mirada azul penetro mi alma.

—Lucifer es el Rey del Infierno, pero aún así él sigue siendo un Arcángel.

Alzo ambas cejas mirándolo del mismo modo que él me observa.

—¿Entonces… Luke es un ángel?

—Mitad ángel, mitad demonio. Es uno de los Nephilim más poderosos que existen, es el primero de la creación de Lucifer.

—¿El primero?

Castiel asiente con la cabeza.

—Así es, no salió mucho del infierno.

Asiento.

No es lo que me estaba esperando, pero suena muy interesante saber lo que existe en el mundo.

Quiero suponer que he comprendido aquella extraña plática con mi propio padre.

Hay una cosa más que aún no logro comprender.

—¿Por qué Jenna lo persigue?

Castiel alza una ceja.

—No es su intención. Jenna está en desventaja.

No comprendo lo que me está diciendo.

¿Por qué me resulta tan extraño de comprender?

—¿Qué quieres decir con que está en desventaja?

—Luke puede ver lo que Jenna hace.

Su brazo se estira y me muestra la taza de café con una pequeña sonrisa sobre sus labios.

—Claro… —Agarro la taza—. ¿Qué la conecta con Luke?

Bebo un poco de café.

—No lo sé… algo que lo trajo aquí.

Su ceño se frunce.

—¿Sabes qué fue lo que lo trajo? —Pregunta lleno de intriga.

Suelto un suspiro de mis labios ante aquella pregunta, no lo esperaba, pero no puedo hacer nada para cambiar los minutos anteriores. Ahora solo queda ser lo más sincera posible, así como lo ha sido él.

Lo observo fijamente dejando la taza sobre la mesa. Hago una mueca con mis labios y me armo de valor para contarle la verdad.

—Sí. Julieta, unas garras de leopardo y mi sangre…

Castiel asintió con la cabeza.

—Las garras… es eso.

No comprendo que tiene que ver unas garras de animal con el mismísimo Anticristo. Bueno, solo espero que mi padre me cuente lo que él sabe. No es justo que todavía me guarden ese tipo de secretos por miedo.

—¿Qué tienen que ver con el Anticristo?

—Es una bestia, la primera marca fue en Luke. —Responde sabiendo de sus palabras.

—Comprendo. ¿Cómo haremos para salvar a Luke?

Mi padre me mira con su ceño fruncido.

—Trayendo a Lucifer.

—¿Cómo hacemos eso?

Una pequeña sonrisa se dibuja sobre los labios del ángel del señor.

—Sabemos que está muerto, así que solo Dios o Julieta pueden traerlo nuevamente.

Niego con la cabeza al oír sus palabras.

—Pero Dios no está y Julieta no nos hará caso. Solo le hace caso a Dios y ninguno de los dos está.

—Esto será imposible…

—Todo lo que está pasando ya fue. Nada es imposible, créeme.

Sé que me estoy metiendo en un terreno poco firme, pero no me voy a quedar callada con tantas cosas que decirle. Sé que él tiene mucho que aprender, y tengo en claro que yo igual. Así que esto recién acaba de comenzar.

Es un juego en el que todos debemos tener que mover una ficha, hacer algo por el otro. Este mundo no se va a salvar solo; las personas tienen derecho a saber lo que está pasando, quizás ellos puedan ayudarnos.

—No lo creas, hay cosas que aún son imposibles.

—Sigue creyendo en lo que quieras creer.

El ceño de Castiel se frunce inmediatamente.

Mi padre siempre hace eso, es algo que no puede dejar de hacer, no entiendo. ¿Tendrá algún problema en la vista?

—¿Por qué debería creer en algo que no quiero creer?

—Porque no es en lo que deberías, sino en lo que tienes que creer.

Niego con la cabeza. Yo no haré tal cosa y al parecer él tampoco cedería ante sus caprichos angelicales.

—Pero no lo hago y jamás lo haré. Solo esto es un sueño del que debo despertar y todo esto terminara.



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En el texto hay: angeles y magia, dios, oscuridad y luz

Editado: 24.05.2021

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