Saga El ángel

Capítulo 5: “La caída del Imperio”

 

Luke

 

Hoy en la mañana, nos despertamos y vimos en las noticias la peor e inesperada que podría suceder. Jenna se presentaría a un recital en el Obelisco, uno de los monumentos más importantes de aquí. No es demasiado grande, ni atractivo, pero se ve y se siente importante; no voy un discurso del Obelisco porque eso sí sería grande y tedioso, así que vamos a la noticia. Vamos a lo importante que es que Jenna dará un concierto allí.

—¡Mira! —Grito para que me oigan.

Nadie me está prestando atención, así que vuelvo a gritar. Sé que a esta familia no le gustan mucho los gritos, pero no puedo hacer nada para cambiar mi forma de ser, a mí me gusta como soy.

—¿Qué sucede, Luke? —Preguntan a unísono.

—Mira el noticiero y veras.

Todos toman asiento y observan las noticias con detenimiento. Lo que hay en la televisión es imposible de repetir, no hay palabras suficientes para decir que se siente. Simplemente hay que ver el modo de detener la atrocidad.

—No es posible… —Sale de los labios de Rubby.

—¿Tirará el Obelisco? ¿Qué es lo que hará?

Rubby niega con la cabeza, parece no comprender la situación. Ninguno de nosotros logra comprender lo que puede suceder. Bueno, deberíamos ponernos manos a la obra.

—No lo sé, pero las entradas y todo se están vendiendo más rápido que cuando viene Maluma. Se venden demasiado rápido, ya casi no hay nada que hacer, Luke. —Rubby me guiña un ojo—. Es tu turno de cooperar.

—¿Yo? —Pregunto alzando una de mis cejas sin comprender nada en lo absoluto—. ¿Qué podría hacer yo?

Sinceramente no se me ocurre nada para hacer, no sé qué decirle. Me gustaría hablar con Jenna para hacerle entrar en razón, pero dudo mucho que eso funcione. Ella es el Anticristo, no sabe nada de la redención.

—Habla con ella, pídele entradas. Ya sabes…

Bajo la cabeza y mi mirada se posa sobre mis pies.

—No lo sé. —Murmuro con una mueca sobre mis labios.

Rubby rueda sus ojos.

—Llámala y dile algo bonito —Hace una mueca con sus labios—, quizás te dé entradas para ir, cosa que necesitamos.

—Bien… —Murmuro tomando el teléfono que se encuentra sobre la mesa, hago aquel llamado sin ganas—. Hola. —Digo luego de escuchar que la joven me contesta.

—¿Quién es? —Pregunta con algo de intriga en su tono de voz.

—Soy Luke.

No me agrada en lo absoluto lo que va a venir. No quiero que haya una nueva era, somos los siguientes. Tenemos que salvar a la humanidad.

—Luke… lindo. —Comenta con un tono de diversión.

Ruedo los ojos como Rubby suele hacerlo.

—Sí, sí como quieras…

—Ya sé para qué llamas.

Mi ceño se frunce inmediatamente al oír aquellas palabras saliendo del tubo del teléfono. Me resulta demasiado extraño oír aquellas palabras, ya que la verdad es que ni siquiera yo tengo idea del por qué de esta llamada telefónica.

Esto se está empezando a tornar un poco incómodo, no me gusta la situación. No quiero suponer cosas ni mucho menos, hace mucho tiempo que no me pasan estas cosas: esto es completamente ridículo.

—¿A sí? —Pregunto lleno de intriga en mi tono de voz.

Ladeo la cabeza pensando en las palabras de Jenna, es más, estoy esperando que ella me responda la pregunta, pero no dice nada. Así que decido toser de un modo falso para poder llamar la atención de la joven.

—Síp, quieres entradas, ¿verdad?

Alzo ambas cejas ante aquella pregunta.

—Sí, eso mismo.

Hago una mueca con mis labios sabiendo que esto no va a terminar nada bien.

—Ya van en camino.

En un dos por tres las entradas se encuentran sobre mi mano. Efectivamente, las cosas no están saliendo del modo que deseamos, algo me dice que Jenna está tramando algo grande.

Una pequeña sonrisa se dibuja sobre mis labios al ver aquellas entradas sobre la palma de mi mano. No quiero pensar mal, ya que debo dar a comprender que todo está bien, pero siento que los demás se van a dar cuenta de eso.

La llamada luego de aquello acaba.

—¡Las tengo!

—Buen trabajo.

Oigo pasos, levanto la mirada y allí se encuentra Castiel y Tamara acercándose a nosotros con caras de preocupación absoluta. Se ven tristes, pero la preocupación es mucho más grande que su tristeza interior.

—Hubo una muerte en el hospital Santojanni —Bajan la mirada con algo de pudor.

—¿Sucede algo? —Alzo ambas cejas—. Es solo una muerte más.

—No, no es solo una muerte más. Apareció una marca, la marca de la bestia.

Mi ceño se frunce mucho más al oír aquello.

—¿La marca de la bestia? —Pregunto sin comprender a lo que ellos se están refiriendo.

No me agrada la tristeza que se oculta detrás de los ojos de aquella pareja celestial. No me gusta la mirada apagada de Rubby, ya que hay algo que me revienta, pero no sé lo que es.

—Así es, es la marca de un tigre azul.

—Jenna… —Murmuro mirando la nada lleno del odio que me comienza a carcomer por dentro.

—El Anticristo. —Agrega Castiel y Tamara.

Niego con la cabeza al oír aquellas palabras. Todos sabemos que ella es el Anticristo, pero ella tiene un nombre y es Jenna. Yo soy el hijo de Lucifer, pero me gusta que me llamen por mi nombre.

—Para ustedes es El Anticristo, pero para mí es Jenna y lo del Anticristo es tan solo un sobrenombre estúpido y calificativo a algo que no conocemos.

No quiero que nadie nos llame de esos modos horribles, nuestros padres nos han puesto un nombre y debemos cuidarlos, ya que esa es nuestra identidad.

—No es así, es lo que es…

—Para mí no, ella no tiene la culpa, Jenna es… Jenna.

Siento como Rubby toma mis hombros con fuerza para lograr saltar y subirse a mi espalda con un movimiento rápido de sus piernas. Me observa con el ceño fruncido,  pero luego suelta una carcajada sonora de sus labios.



#7461 en Fanfic
#2496 en Paranormal
#754 en Mística

En el texto hay: angeles y magia, dios, oscuridad y luz

Editado: 24.05.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.