Saga El ángel

Capítulo 10: “Remember”

 

—Hola, lamento mucho haberme comportado de ese modo tan petulante y mundano... —Dijo Tamara con una pequeña sonrisa fingida sobre sus labios.

Unos labios que poseían un labial rojo intenso que combinaba a la perfección con su cabello del mismo color. 

Rubby negó con la cabeza al oír aquellas palabras que salieron de los labios de su propia madre. Parecía no reconocer lo que aquel ser le estaba comentando al respecto. 

—No importa, ya paso... de todas formas no lo comprendí así que no me importa. 

—¿Qué cosa? —Tamara tomó asiento en el sofá de la habitación de su pequeña hija, su mirada verdosa se posó sobre la ventana.

Allí tenía la visión de su amado Castiel podando el césped como todo un simple mundano. Por alguna razón, eso le resultó atractivo.

—Lo de la marca en mi boca...

—Lo siento, cariño. Iré a preparar limonada para tu padre. 

—¿Limonada? —Preguntó Rubby sin comprender.

—Soy nueva en esto de una familia, esposa y esto...

—Solo espero ser tu única hija. 

—La verdad es que... espero que extraño mucho a tu padre y espero que no seas mi única hija. También me gustaría tener nietos muy pronto, cariño. —Comentó la pelirroja observando ahora si a su hija. 

—No. Jamás tendré hijos. 

—Eso es lo que dices ahora. 

Rubby hizo una mueca con sus labios y miró a su madre a los ojos. 

—¿Dónde estuviste cuando yo estaba en el infierno, Madre? 

Rubby hizo mucho tiempo tenía aquella interrogante, ella quería saber qué había pasado con todos sus seres queridos, mientras que aquella joven se encontraba en el mismísimo Infierno junto a Lucifer.

—Yo... bueno, hubo una pelea muy grande. Demasiado... —Los ojos verdosos de Tamara se cristalizaron dejando ver de ese modo la tristeza interna que llevaba consigo en lo más profundo de su gracia—. El arcángel Grayson y su hermana Lakathe, ellos se ocuparon de nosotros... 

—¿A qué te refieres con eso? ¿Ellos los ayudaron? 

—No, lo contrario. 

—Cuéntame... recuerda... recuerda. 

El rostro de Rubby se retorció al no oír una respuesta.

— ¿Qué pasó con Castiel y Lakathe? ¿Qué pasó con Grayson y tú?

Tamara negó al oír aquellas preguntas. 

—Tú... tú no eres Rubby...

—Cuéntame, Tamara, ¿Qué crees que pasó con Rubby y Jenna? ¿Lucifer y Luke? ¿Qué es lo que realmente recuerdas? 

—No lo sé...

—Si lo sabes, ahora dime. 

—Lakathe mató a Castiel... —Lágrimas se derramaron sobre las mejillas de Tamara con lentitud al haber dicho aquello. 

—¿Qué más? Cuéntame de Rubby...

—Ella...

—Sí ¿Qué pasó con ella? Supe que es muy conocida en el mundo sobrenatural.

—Suprimió sus habilidades de híbrida y se volvió una cazadora neonata de lo sobrenatural, buscando venganza por su familia...

—¿Qué pasó con la hermana de Dios? 

—Yo... estoy aquí, pero no por mucho tiempo. Vendrán por mí. 

—¿Con Dios? 

—Mi hermano él... está luchando por sobrevivir. 

—¿Luke y Lucifer?

—Ellos... Lucifer está muerto, no por mucho tiempo y Luke luchando por sobrevivir. 

—¿A qué te refieres con lo de Lucifer muerto? Mmm... Estás muy equivocada, Tamara.

—No, él está muerto. 

—No, mírame bien. —El rostro de Rubby cambió drásticamente dejando ver a Lucifer y aquel rostro infernal, pero perfecto—. Hola, tía. 

—Lucifer, vendrán por mí, lo sé. 

—No lo creas tanto, estás en el infierno. 

—Déjame... —Susurró la joven. 

—No, nop... lo lamento, Tammy. Yo sé que recuerdas todo y si no esto ayudara... 

Lucifer pone sus manos en la frente de Tamara dejando así aplicar sus habilidades. 

—Todo lo que creíste ver es una farsa, nada de eso sucedió, tía querida. 

—No es posible...

De los ojos de la Oscuridad comenzaron a caer lágrimas al ver todo como realmente había sucedido. 

—Bueno, aquí va mi pregunta nuevamente... ¿Qué pasó? ¿Qué pasó con tu familia?

—Me capturaron... a Castiel igual. Rubby se está vengando y trata de encontrarnos. Tú nunca moriste, Luke y Jenna están luchando por un mundo mejor. —Respondió Tamara. 

—Muy bien... ¿Qué pasó con Dios?

—Él, él murió... yo misma lo asesine con las cenizas de su primer árbol, con el Jacaranda y lo mismo haré contigo.

—Yo no tengo un Jacaranda, así que lo lamento mucho, pero no podrás matarme. 

—Ajam... ¿Eso crees? Déjame, déjame vivir. 

—Bien, te arrepentirás. Creerme. 

—No, nos vemos, Tía.

Lucifer se levantó de una silla al frente de la camilla en la cual tenían atada a la joven Oscuridad. 

—Ya verás. 

Aparecieron unos guardias atando fuerte las muñecas y tobillos de ella. Un enfermero apareció con lentitud absoluta. 

—Hola, Tamara ¿Cómo te sientes el día de hoy? —El hombre preguntó preparando aquella gran jeringa.

Una pequeña sonrisa se dibujó sobre los labios de la joven.

—¿Tú qué crees? —Preguntó con un tono de voz irónico. 

—Lo lamento mucho. —Luego de decir aquellas palabras el hombre clavó la jeringa en el brazo de Tamara—. Lo lamento mucho, pero la vena se esconde con facilidad. Debo encontrar una más grande y fuerte, Tammy. 

Aquel enfermero tomó con una de sus manos el mentón de la Oscuridad y la colocó de lado, cuando terminó de preparar la jeringa la acercó a la vena del cuello de la joven.

Tamara no dejaría jamás que aquel hombre acabe con su vida, por lo que ella tomó asiento sobre la camilla y dejó salir de sus labios un fuerte grito de su garganta, de ese modo, pudo aturdir al enfermero. Dando así un llamado de auxilio hacia el cielo. 

Tamara se puso de pie con una pequeña sonrisa sobre sus labios y comenzó a caminar con lentitud para salir de la habitación en la cual la mantenían, giró al oír que alguien estaba llegando para atacar, luego se oyó otra de las puertas que provenían de la entrada. 



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En el texto hay: angeles y magia, dios, oscuridad y luz

Editado: 24.05.2021

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