Saga El ángel

Capítulo 12: “Almas perdidas”

 

Castiel

 

Logro encontrar el tornado, se puede sentir una presencia masculina muy oscura, una vibración que me hace sentir que Rubby está justamente allí. Se siente como una corazonada de padre, pero no estoy muy seguro de lo que siento. Tal vez, solo estoy exagerando lo que siento.

Sé que no puedo saber lo que está ocurriendo tan solo por una corazonada, pero se siente extraño. Es un sentimiento peculiar, no me gusta lo que le produce a mi envase. Se siente como una ansiedad que me inunda por completo, es una parte de mí, que se quema y se destruye con el pensamiento.

Quiero dejar de pensar que algo malo le está pasando a mi pequeña, sé que no es una niña, pero siempre lo será para mí. Después de todo, no logré estar con ella en los mejores momentos de su vida, me hice presente y toda su vida se volvió como un juego de Play.

Deseo que la vida le haga darse cuenta de que no todo siempre va a ser malo, hay cosas que van a cambiar y todo va a mejorar a lo largo de los años. Eso es lo que quiero para mi hija, eso es lo que quiero para todos los mundanos y los seres que viven en la Tierra.

No deseo que mueran, no puedo dejar que eso ocurra. No puedo vivir sin ellas, son mi familia, mi todo. Tengo que dejar de pensar para ponerme a trabajar, pero me cuesta más de lo que me había imaginado. Siento que no pensar en ellas me destruye. Creo que después de tanto tiempo estoy comenzando a entender a los mundanos, pero no tanto como creí que lo haría.

Siempre me imaginé que cuando entendería a los humanos sería por algo relacionado al amor o algún sentimiento bonito, pero no con el dolor de perder a dos seres queridos.

Ahora sé lo que sufren los mundanos y no comprendo cómo pueden seguir sus vidas. No lo entiendo, no comprendo… ver que un ser querido se va, es algo horrible y el simple hecho de no poder hacer nada es mucho más terrorífico de lo que me había imaginado en el asado.

Estoy comenzando a comprender las razones por las que ellos siempre le hacen pedidos a Dios. No pueden con tanto dolor y piensan que él les puede dar esa pizca de fe necesaria, pero lo que ellos no saben es que esa fe solo la pueden conseguir ellos.

Camino lentamente hasta lograr ser absorbido por el tornado, al entrar al Infierno, puedo observar el alma atrapada de cada uno de los envases angelicales; pude sentir el miedo de ellos, el deseo del perdón, de poder seguir adelante y encontrar un nuevo propósito para continuar el camino que hasta ahora le impiden.

Quizás no debería hacer lo que estoy a punto de hacer: liberar a las almas perdidas para que puedan encontrar su camino.

No era justo que esas pobres almas estén atrapadas para un propósito que nadie conoce. No deseo ver cómo son utilizadas para un mal, esos pobres seres no merecen ser castigados. Ellos deberían estar en el Cielo siendo felices con los demás.

—¡Ayuda! —Gritan todos en conjunto.

Saco a todos los posibles y el suelo comienza a temblar, pero en unos segundos todo vuelve a la normalidad. Sin embargo, algo se siente mal y no sé lo que pueda llegar a ser.

Decido que lo mejor será correr rápidamente hacia un lugar que no conozco en el Infierno, lentamente puedo sentir como algo se esfuma, es fácil de adivinar que eso es un hibrido.

Una sonrisa amplia se dibuja sobre mis labios al poder observar a Rubby allí parada junto a una extraña tumba.

—Rubby —Digo corriendo hasta llegar y poder abrazarla con cuidado.

—Cass... —Susurra ella abrazándome del mismo modo.

—¿Qué haces aquí, hija?

Un silencio surge de las sombras. Me doy cuenta de que ella no me quiere decir algo, pero no la obligo.

—Me usaron para liberar a Luke.

—¿Luke? ¿El hijo de Lucifer?

No comprendo lo que está ocurriendo, no quiero hacer suposiciones, pero creo que es demasiado tarde para pensar en otra cosa.

—Ese mismo.

—No, no es posible...

—¿Qué sucede?

Suelto un suspiro sonoro de mis labios, no puedo creer que esto esté sucediendo una vez más.

—Al liberar a Luke, también liberaron al Anticristo.

—¿El Anticristo? —Cuestiono sin poder comprender.

—Así es.

—¿Quién es?

—Una mujer... —Me mira a los ojos—. Pero ella nunca está sola...

—¿Qué viene con ella?

—Los príncipes del infierno, especialmente creados por Dios.

—¿Dios creó a los...

—Así es, los creó para cuidar el alma de Luke en el Cielo, el Infierno, el Olimpo, el Purgatorio y el lugar donde un nefilim tiene más poder: el Vacío.

—Luke acaba de salir.

—Lo sé... pude sentirlo.

Me agacho y logro mirar el cuerpo de Lucifer. Sus grandes alas negras pegadas en el suelo, signo de una repentina muerte del Rey del Infierno.

—Luke lo mató.

—Se nota, por su garganta arrancada y demás. —Una pequeña sonrisa se dibuja sobre mis labios—. Vamos a casa. —Tomo la mano de Rubby.

En un dos por tres, ya nos encontramos en mi casa.

—Cass, ¿dónde está Tamara?

—En el Infierno...

Estoy harto de mentir, tengo que comenzar a decir la verdad y no dar más vuelta en el asunto.

—¿Seguro?

—Sí, Dios me lo dijo.

—¿Dios? Dios estaba siendo tratado como un simple sirviente junto a mí.

—¿Qué?

—Así es... él estaba junto a mí, aunque a veces no. Lamentablemente a veces solo estaba yo.

—No te preocupes. —Comento  con seriedad.

—Quiero irme de aquí, tengo que estar en mi casa.

—Está es tu casa ahora.

—No, no dejaré a Laby, madre y Lluvia.

—Lo sé, pero muy pronto estarás con ellas, lo aseguro.

Una pequeña sonrisa se dibuja sobre los labios de mi hija al oír aquellas palabras que le regale de mi tiempo.

—Muy bien, nos vemos luego.

 



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En el texto hay: angeles y magia, dios, oscuridad y luz

Editado: 24.05.2021

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