Rubby
¿Qué es lo que nos depara el futuro? ¿Acaso hay uno escondido detrás de las sombras de la multitud? ¿Cómo sabré que estoy haciendo las cosas bien para lograr un mejor resultado para la humanidad?
Yo solo quiero ser buena, pero siento que cada día que pasa hay algo oscuro que crece dentro de mí. No comprendo cómo hará mi madre para controlar esa oscuridad de su ser. Ella siempre luce buena y llena de luz, aunque también he conocido a la Oscuridad en persona.
¿Lo que siento será por ser hija de la Oscuridad? ¿Por qué tengo tantas dudas dentro de mí? ¿Acaso las dudas me demuestran que soy hija de un ángel del Señor?
Que yo recuerde, mi padre también ha tenido sus momentos en los que dudaba de sí mismo y de otros. Castiel llegó a dudar del mismísimo Dios, ¿por qué yo no podría dudar de mí?
Soy una persona que trata de buscar el modo de hacer las cosas bien, pero las dudas, el miedo, la oscuridad y esa pequeña luz dentro de mí, me hacen pensar que no voy a poder hacer nada bien en esta vida.
Al día siguiente, las cosas están mucho más desarrolladas que la noche anterior. Sin embargo, todo parece indicar que no hay suficientes recursos para invocar lo correcto. Solo nos queda pensar que el plan es el correcto, y para ser sincera, dudo mucho que todo esto sea lo correcto.
No suelo preocuparme mucho por las decisiones de los demás, pero ahora las cosas son muy diferentes y lo único que queda es tratar de movernos en sentido contrario a lo que haríamos usualmente.
Caminamos hacia la parada del colectivo que nos lleva directamente a Puerto Madero, más de una hora esperando llegar, así que observo por la ventanilla con atención pensando que quizás nunca más podré ver a Castiel y que los príncipes del infierno acabarán con la vida de Luke, pero trato de esperar con ansias de llegar para, por lo menos, salvar una vida.
—Es mucho viaje —dice Luke mirándome, pero luego me sonríe y asiente.
—Ya falta poco, no te preocupes. —Apoyo mi cabeza sobre su hombro y aspiro su aroma, huele a frutos.
Luego de observar por la ventana, me doy cuenta de que ya es tiempo de bajar, entonces, agarro el brazo de Luke y nos paramos. Me apresuro a tocar el botón, bueno, el timbre, así puedo notificar al colectivero que ya tenemos que bajar, por ese motivo, se abre la puerta y no tardamos mucho en bajar.
—¿Dónde está la iglesia? —Pregunta Luke mientras continuamos caminando.
—Por aquí, unas cuadras a la derecha y luego encontraremos la famosa iglesia.
—Ya te voy avisando que yo no pienso entrar ahí.
—Luke, tienes que hacerlo. Ahí vamos a estar bien, tenemos que encontrarla porque ya está oscureciendo.
—¿Lo lograremos?
—Sí, seguramente, pero al llagar tenemos que planear un plan… Algo nuevo, con Jake y Isaac.
—Rubby, nosotros ya tenemos un plan.
—No. Ese plan es de Dios —Niego con la cabeza más de una vez—. No es nuestro plan. Al llegar, lo planificaremos bien con ellos.
Caminamos rápidamente al ver como el sol se comienza a ocultar, nos detenemos a observar el río, solo un par de segundos. Miro a Luke a los ojos y le dedico una dulce sonrisa.
—Ya es hora, vamos… —Dice Luke al ver el sol.
—Sí, por ahí —murmuro con seguridad.
Salgo corriendo lo más rápido posible al observar a la distancia la iglesia.
—¡Rubby! —Grita Luke al ver lo veloz que me muevo.
Me detengo al escuchar su grito, alzo la vista y ahí está la iglesia justo delante de mis ojos.
—¡Luke!
Él se acerca corriendo a toda velocidad y observa la iglesia.
—Al parecer la encontraste más rápido de lo que esperaba —dice con una sonrisa en sus labios, mientras camina observando todo.
—Bien, vamos… —Abro la puerta observando todo y comienzo a adentrarme en la iglesia—. Luke, ven —susurro y lo miro con seriedad.
Él rueda los ojos y alza las manos en el aire.
—Okay, okay —dice y se acerca lentamente, pero al pisar la entrada cae al suelo prendiéndose fuego.
Me quedo en shock por lo que estoy viendo, no lo entiendo.
—¡Luke! —grito con todas mis fuerzas.
Todas las personas que se encuentran en la iglesia nos miran, todo parece que Luke está poseído o que hizo combustión espontánea.
Rápidamente dos sujetos se acercan, ellos son Jake e Isaac, los sujetos que nos deben ayudar con el teletransportador.
—Es un nefilim, ¿verdad? —Pregunta Jake, mientras que sostiene los pies de Luke—. Ayúdame… —Se dirige al otro sujeto que no duda en agarrar a Luke de los hombros.
—¿Adónde se lo llevan? —Pregunto con el ceño fruncido.
—Adonde no haya nada sagrado, a nuestra casa, niña —responde sin dejar de caminar hacia su casa.
—Esperen —digo acercándome.
Al llegar a la casa, recostaron a Luke en un sofá, parece estar muy grave.
—No debieron venir y menos con un nefilim —explica uno de los sujetos.
—Dios me dijo que venga con ustedes por el teletransportador para que nos ayuden con los príncipes del infierno.
—¿Y qué tiene que ver el teletransportador con el hijo de Lucifer y sus secuaces?
—Mucho.
—El teletransportador no hará nada, solo llevar a este niño a otro país.
—Sí, lo sabemos… Iremos a diferentes países para que la noche no llegue.
—¿Para que los príncipes del infierno no ataquen?
—Exactamente.
—¿Por qué no lo matan y listo? —Pregunta Jake.
—Fueron creados por la Oscuridad, el sol solo los va a detener.
—No, no, niña… —Se miran entre ellos—. También la sangre de un híbrido.
—Y ahí va mi plan, lo pensé desde que Dios planeó esto.
—¿Cuál es tu idea?
—Daré un poco de mi sangre por un bien común.
—No… ¿Un poco? —Se ríen en mi rostro.
—Un poco, así es.