Algo había cambiado en mi interior cuando había visto los ojos de aquella bestia, como si se hubiera encendido una luz en lo más profundo de mí ser, nunca antes lo había sentido, por eso necesitaba saber el porqué de ese sentimiento. Es por esa razón, que había corrido sin rumbo por el bosque y también, porque estando en el trance que estaba, necesitaba encontrar algo, un objeto tal vez… en estos momentos no lo recordaba, mi mente estaba muy nublada.
Cuando abrí los ojos, me encontraba en la enfermería, observé de un lado al otro y no vi a nadie. Me levanté y me dirigí hacia mi habitación… cuando escuché unas voces en el pasillo, mi intención no era entrometerme, pero cuando escuché mi nombre en el medio de la conversación, me detuve a escuchar:
— ¿Están seguros que no pueden hacer nada para salvarla?
—Lo siento mucho Beatrice, pero el poder que lleva dentro es mucho más fuerte que su cuerpo y su mente...
—Pero… tal vez si le enseñaran a controlar su mente, podría conservar la vida…
—Es muy tarde para enseñarle, solo perderíamos el tiempo cuando deberíamos enseñarles a los demás que si podrán controlarse…
—Bueno, entonces ¿qué sugieres que hagamos?
—Nada, tarde o temprano su poder volverá a despertarse y entonces morirá…
Todos quedaron en silencio cuando crucé el pasillo, al parecer les sorprendió verme o enterarse que los había oído. Fuese el motivo que fuese, yo no me dejaría matar por el poder que había dentro de mí.
Encontraría la manera de entrenar mi mente, pero no me dejaría vencer de esta manera sin siquiera hacer nada para defenderme.
Caminé lentamente hacia las ruinas de la antigua iglesia preguntándome si algún día podría volver a ser normal, si es que alguna vez lo fui… o si podría volver el tiempo atrás y decirles a mis padres que no me dejaran venir aquí. Pero la decisión había sido tomada incluso antes de que la Reclutora fuera a buscarme.
Me habían juzgado sin haberme conocido realmente.
Podía sentir como las lágrimas corrían libremente por mi rostro a medida que iba avanzando, así como también sentía los pequeños roces de la hierba por mis pies descalzos. En mi corazón se había abierto una gran brecha y no sabía si podría cerrarla algún día. Frente a mí estaban pasando las imágenes de mi niñez, cuando realmente era feliz, esos recuerdos que los había guardado y protegido tan fuertemente en mi corazón, se estaban escapando en este momento. Y no hice el más mínimo esfuerzo por evitarlo, porque sabía que si lo intentaba, lo único que conseguiría era destruirme aún más de lo que ya estaba.
Concentré mi atención hacia el muro que había frente a mí, orgulloso de proteger al Instituto, y lo golpee fuertemente con toda la furia que sentía en ese momento, pero lo único que conseguí hacerle fue un pequeño rascuño, mientras mis nudillos se veían estropeados. Respiré hondo y volví a golpearlo una y otra vez a medida que el dolor y rabia iba creciendo en mi interior, hasta que la grieta fue haciéndose cada vez más grande. Cuando por fin terminé, deje que mis puños se cayeran a mis costados y crucé al otro lado.
#22889 en Fantasía
#9167 en Personajes sobrenaturales
#31756 en Otros
#4397 en Aventura
Editado: 17.07.2022