Saga Elemental I: El Legado

Sofía

 

No podía dormir y decidí ir a caminar por los pasillos y quizás, hasta podría pasar por la cocina. Estaba en camino cuando vi a una de las enfermeras pasar por el pasillo a toda prisa, era raro ver a una de ellas andar por ahí a altas horas de la noche. Y cuando me di cuenta la estaba siguiendo, al llegar a la enfermería me escondí tras una de las hojas dobles de la puerta que había dejado abierta al pasar a toda prisa.

Eché un vistazo rápido a toda la sala hasta que encontré lo que estaba buscando, la enfermera a la que había estado siguiendo se inclinó hasta alcanzar la cabeza de un joven inconsciente, que al observar atentamente pude notar que se trataba de Jonathan.

—Jonathan —dije al entrar al salón.

— ¿Perdona? ¿Qué haces tú fuera de la cama? —la enfermera se veía claramente molesta, mientras depositaba una bolsa con hielo en la cabeza de Jonathan.

—Lo conozco… ¿podría decirme qué le pasó? —pregunté omitiendo su pregunta.

—Lo mejor será que regreses inmediatamente a la cama…

—No le estoy pidiendo que rompa ninguna regla… solo quiero saber qué le pasó, nada más…

—Uno de los profesores lo encontró tirado en el piso y lo trajo hasta aquí, por el momento no ha reaccionado. Pero no es nada grave… ahora si puedes volver hacia tu habitación…

Un quejido y un movimiento inquieto de Jonathan bastaron para que saltara hacia su lado.

—Jonathan…

— ¿Qué crees que estás haciendo? —protestó la enfermera junto a mí, pero la ignoré.

—Jonathan, soy yo, Sofía ¿qué sucedió?

—Detente, o llamaré a uno de los profesores.

—Haga lo que quiera —contesté a la molesta enfermera—. Por favor, dime lo que te está pasando —pregunté a Jonathan, que abrió apenas sus ojos y luego volvió a cerrarlos.

— ¿Ves lo que has logrado? —escuché a la enfermera, pero ya estaba corriendo hacia la habitación de Elizabeth.

Golpeé la madera hasta que una de las chicas que comparte la habitación con Elizabeth me abrió la puerta, la pasé ignorando su cara claramente molesta de haberla despertado, y me lancé sobre la cama de Elizabeth, hasta que se despertó desorientada con una bola de fuego en su mano.

— ¿Qué estás haciendo? —inquirió ésta, con la voz pesada por el sueño.

—Es Jonathan, está en la enfermería, lo encontraron tirado en el suelo.

—Espera ¿qué?

—No hay tiempo, corre, tenemos que buscar a Stella.

Diez minutos más tarde, estábamos bajando a toda prisa hacia la enfermería.

—Esperen, la pedante enfermera no nos va a dejar entrar —expliqué.

—Por supuesto que sí —dijo Elizabeth—. Fingiré que estoy enferma del estómago y que ustedes, me están llevando para que me den algo para mejorar.

Era una idea descabellada, pero la única que teníamos para pasar desapercibidas.

Al poco tiempo estábamos arrastrando a una Elizabeth completamente enferma, ni siquiera yo podía creer lo bien que actuaba, era como si de verdad estuviera enferma.

—Ayuda —llamé, y al instante, la misma enfermera que estaba cuidando hoy a Jonathan, se nos acercó.

— ¿Qué le sucede? —quiso saber.

—Le duele mucho el estómago —contesté.

—Un simple dolor de estómago, no tendría que hacerla actuar así.

—Es que se comió como veinte panecillos a escondidas y arriba de todo, como medio litro de leche, que al parecer estaba un poco descompuesta —mintió Stella y tuve que morderme la lengua para que no se me escapara la risa.

—Deposítenla en una de las camas, iré a buscar algún medicamento.

Cuando quedamos solas, Elizabeth le echó una mirada a Stella.

—Gracias por acusarme de glotona, espero que no me hagan un lavado intestinal, de lo contrario estarás en serios problemas.

—Era la única manera que encontré de que no nos descubriera, la próxima vez diré que te pasaste una pared.

—Suficiente —dije, estirando mis brazos para evitar que se pusieran a pelear—. Estamos aquí para averiguar sobre Jonathan, no a matarnos para encontrar la mentira más adecuada.

Al volver la enfermera, nos pidió que volviéramos a nuestras habitaciones, nosotras claramente discutimos y protestamos, pero al final no nos quedó elección.

— ¿Cómo se supone que averiguaremos lo que le pasó a Jonathan, si estamos en nuestras habitaciones? —pregunté molesta a Stella, cuando salíamos de la enfermería dejando a una Elizabeth muy abatida.

—Creo que Elizabeth es lo suficientemente inteligente, como para averiguarlo por ella misma mientras esperamos hasta que amanezca.



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En el texto hay: suspenso, poderes, acción

Editado: 17.07.2022

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