Saga Elemental I: El Legado

Stella

 

Cuando todo se había vuelto negro y silencioso, supe que había muerto. Y a pesar de que había pasado días y noches entrenando para que cuando el poder que llevaba dentro se despertara, fuera capaz de controlarlo, lo único que pude hacer fue evitar la muerte de mis amigos por unos minutos. Porque estaba segura que después de que todo hubiera terminado para mí, vendrían más bestias o probablemente el Director en persona, se acercaría a terminar lo que los demás no hubieran podido.

Mi cuerpo se había vuelto pesado y no sabía qué pasaría con él o conmigo, porque estaba en algún sitio sin luz.

Luego de un tiempo, que pudo haber sido días o incluso años, porque no era consciente del tiempo que había pasado. Sentí que mi cuerpo era elevado, pero no estaba volando, sino que estaba siendo guiado a un lugar desconocido. Después fue depositado nuevamente en una superficie plana. A continuación se oyó unos susurros, como si estuvieran rezando, y no era solo uno, sino varios individuos.

Cuando mi corazón dio una sacudida antes de volver a latir, y el aire entraba nuevamente a mis pulmones marchitos, me di cuenta que había vuelto a vida.

La primera vez que había abierto los ojos lo único que pude ver eran manos, muchas de ellas. Pero cuando los volví a abrir más tarde, comprendí que esas manos pertenecían a las personas que estaban cubiertas de blanco de pies a cabeza, y que formaban un círculo a mí alrededor.

Intenté preguntarles en dónde estaba, pero mi boca no se movía.

—Aquí no necesitas usar la boca para hablar, ni preguntar nada, porque sabemos todo lo que pasa por tu cabeza —escuché la suave voz de una mujer, pero no sabía cuál de todos ellos había hablado.

—Piensa lo que quieres preguntarnos y nosotros te responderemos —dijo otro.

¿Quiénes son ustedes y qué es este lugar? —pensé las preguntas.

—Somos los Primeros y esta es nuestra fortaleza —respondió alguien más.

¿Los primeros de qué? ¿Por qué estoy aquí?

Todos guardaron silencio por un tiempo casi infinito y luego comenzaron a levantarse y a alejarse, dejándome sola en el sitio donde estaba tumbada.

¡Ey! Sigo aquí ¿dónde se van? —les grité mentalmente, pero nadie me escuchó porque me había quedado sola.

A continuación mi mente se llenó de imágenes: las mismas personas que hace un momento me habían dejado sola, sentados en círculo con una especie de papiro en el centro. Cada uno de ellos fue escribiendo su nombre en él y luego cuando terminaron, se cortaron las palmas de la mano y dejaron que sus sangres se derramaran sobre el papiro. Lo extraño de todo eso, era que el papiro absorbió la sangre de todos ellos como si fuese una esponja.

Al observar atentamente los nombres que estaban escritos, descubrí que solo cuatro de ellos quedaron intactos y los apellidos eran los mismos que el de Elizabeth, Sofía, Jonathan y yo.

—El legado ya está conformado —dijo uno de ellos—. Ahora solo resta esperar a que se cumpla con lo pactado, que el destino se encargará del resto…

Un momento… ¿el legado? ¿De qué legado estaban hablando? ¿Qué pacto habían hecho?

Somos los primeros, ¿los primeros de qué? Entonces me acordé de las palabras del Director “... la Corporación Orión ha existido desde el momento en que los primeros descendientes de los ángeles comenzaron a caminar por la tierra”. Ellos eran los primeros descendientes de los Ángeles.

—Este pacto es realizado para liberarnos de las manos opresivas de la Corporación Orión —dijo el mismo de los Primeros, en otra imagen que se presentó en mi cabeza—. Y que quede claro, que es nuestro último acto desesperado por tratar de romper las cadenas —realizó una pequeña pausa—. Hemos entregado nuestra sangre y nuestras lágrimas para que en el futuro, cuatro descendientes destruyan lo que nos ha atemorizado por años. Y deberán realizarlo a partir de lo que le hemos otorgado. De ellos depende que sigamos existiendo o nos extingamos para siempre.

Otra imagen me mostró a las bestias atacando a hombres y mujeres que corrían e intentaban defenderse… y muchos cuerpos esparcidos por todas partes…

Una imagen me mostró a mí, a Sofía, Elizabeth y Jonathan de niños y luego de adolescente como lo éramos en ese momento.

Después otra que mostraba a otros jóvenes atados a una plancha de metal y otros convirtiéndose en bestias…

El Director sonriendo mientras los demás eran convertidos en bestias… Eric medio transformado y siendo arrastrado hacia un calabozo… nosotros nuevamente.

No tardé mucho en comprender lo que había visto: los Primeros al verse amenazados realizaron un pacto, que consistía en que cuatro descendientes suyos, en el futuro, destruirían la Corporación Orión y el Instituto, sin olvidar al Director. Esa era probablemente, la última esperanza que habían depositado, para ser liberados de las manos opresivas del enemigo.

Cuando volví a despertarme, estaba tumbada sobre el mismo suelo húmedo en el que me había caído por última vez. Lo cual era extraño, porque tenía que haber muerto, pero en vez de eso, había vuelto a la vida mediante la intervención de los Primeros. Y todo, para que hiciera justicia por ellos y me ensuciara las manos de sangre.



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En el texto hay: suspenso, poderes, acción

Editado: 17.07.2022

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