Saga Elemental I: El Legado

Sofía

 

Cuando la cerradura estalló, nos apresuramos hacia la puerta para librarnos de esa horrible prisión que cada vez nos iba asfixiando más. Y nos detuvimos en seco al ver el cuerpo inconsciente de Lucía en el suelo, junto a la puerta, su rostro se veía pálido por el esfuerzo que debió hacer para poder liberarnos.

Jonathan se inclinó para revisarla, cuando oímos los gruñidos de las bestias acercándose.

—Debemos irnos de aquí —dije levantándome en puntillas para poder ver mejor—. ¿Pero dónde?

—No hay salida, estamos atrapados —sentenció Elizabeth.

Miré hacia arriba en un intento de pedir ayuda a Dios, y sonreí al ver el sistema de ventilación.

—Allí arriba —apunté—. Deprisa.

Jonathan lanzó una pequeña ráfaga de viento, era lo único que le salió con la cantidad de aire que entraba por la puerta del calabozo, pero suficiente como para agitarlo y tumbarlo.

—Ahora solo nos queda averiguar cómo vamos a subir hasta allá —protestó Elizabeth.

—Aún no he terminado —jadeó Jonathan, y se levantó. Extendió sus manos al aire y nos levantó a todos, con cierta dificultad. Una vez cerca de la abertura, Elizabeth se introdujo dentro y jaló de mí, luego hicimos entrar a Lucía, y por último a un Jonathan que estuvo a punto de caerse al suelo por el cansancio.

—Despierta Jonathan, no es tiempo de dormir aun —lo reprendió Elizabeth, luego miró a Lucía—. Tienes que ayudarnos a llevarla afuera para que se recupere.

Cerré las rejillas antes de irnos.

A medida que íbamos avanzando, podíamos respirar cada vez mejor, aunque aún continuábamos sintiendo como si nos hubieran drenado energía.

—Creí que a medida que nos alejáramos del calabozo, nos sentiríamos mejor —dijo Elizabeth, con la frente cubierta de transpiración.

—Yo también pensaba lo mismo —respondí.

—Entonces ¿por qué me siento tan mareada?... todo me da vueltas…

— ¡Elizabeth! —la llamé cuando se desplomó junto a mí, a mis espaldas Jonathan respiraba con dificultad, medio inconsciente.

Cerré los ojos, pronto ya no me quedarían fuerzas, necesitaba hacer algo para liberarnos de lo que sea que nos estaba quitando las energías. Entonces recordé el libro que había encontrado en la biblioteca. Me concentré en todo lo que había leído para ver si recordaba alguna técnica que podía utilizar para sacarnos de allí.

Cuando estaba a punto de darme por vencida, me vino un recuerdo en la memoria, era una técnica sencilla, que en estos momentos con la poca energía que tenía, me haría llegar al límite. Pero también podría salvarnos, y no iba a descartarlo, si con ello obtendríamos la libertar que necesitábamos.

—Chicos, si me pueden escuchar, necesito que me den un poco de su energía… un gramo, lo que sea que me ayude a realizar una técnica para sacarnos de aquí.

—Estamos a punto de morir… apenas tenemos energía para respirar… —respondió débilmente Jonathan.

— ¡No vamos a morir! Apoyen una mano en mí y yo haré el resto…

— ¿Qué vas hacer? —susurró Elizabeth.

—Según el libro que encontré en la biblioteca, estamos atrapados por una trampa invisible que se alimenta de nuestra energía, pero lo hace de a poco. La única manera de librarnos antes de que nos mate, es lanzarle toda la energía que tengamos, para asfixiarla. Eso nos dará la oportunidad de escaparnos antes de que se active la segunda trampa.

—Si eso nos ayudará a escapar, entonces toma… —dijo Elizabeth, arrastrando un brazo hasta tocar mi pierna. Jonathan también hizo lo mismo, pero en mi brazo.

Estiré una pierna hasta tocar el brazo de Lucía, así podría extraerle algo a ella también. Luego cerré los ojos y me concentré en la poca energía que me quedaba, en la de Jonathan que empezaba a subir por mi brazo como una suave brisa, en la de Lucía que se sentía como electricidad, y por último estaba la de Elizabeth, que subía como llamas por mi pierna. Ardía, pero resistí el impulso de gritar.

Podía sentir toda esa energía tomada de mis amigos, mezclándose con la mía para formar una sola, como una enorme fuente de energía que pasó del color rojo, al color celeste y luego se expandió fuera de mí con tanta fuerza que nos lanzó por el túnel de ventilación hasta que caímos sobre el suelo húmedo.



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En el texto hay: suspenso, poderes, acción

Editado: 17.07.2022

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