Saga: La Marca del Eclipse

La Marca del Eclipse Capítulo 8: El Juramento de los Clanes

El Santuario del Eclipse estaba en silencio, pero no en paz.

Desde el regreso de Lyra y Kael del Otro Lado, los clanes mágicos habían comenzado a reunirse en torno al altar. No por devoción, sino por temor. Algo había cambiado. El aire era más denso. Las raíces del bosque se movían incluso sin viento. Y la luna… ya no obedecía las fases.

Lyra lo sentía en su marca. Cada noche, la energía se acumulaba como si el eclipse quisiera volver. Como si el Otro Lado no estuviera cerrado… sino esperando.

Kael, por su parte, había comenzado a tener visiones. No sueños. Visiones despiertas. Fragmentos de recuerdos que no eran suyos. Caminaba por pasillos que nunca había visto. Escuchaba voces que hablaban en lenguas olvidadas. Y en cada visión, veía una figura: él mismo, pero distinto. Más oscuro. Más roto.

—Tu alma está dividida —le dijo Lyra una noche, mientras lo observaba desde el altar—. Cuando cruzamos, algo se quedó atrás.

Kael la miró. —¿Y si eso que se quedó… quiere volver?

Lyra no respondió. Porque lo sabía. Y porque no sabía cómo detenerlo.

*

El Consejo de los Clanes se reunió en Ciudad Blanca, en el Salón de los Pactos. Los líderes de Umbrae, Solari, Noctis y Aetherion estaban presentes, cada uno con sus símbolos flotando sobre sus cabezas. Lyra entró con Kael a su lado, y el silencio se hizo absoluto.

—El eclipse no ha terminado —dijo ella, sin rodeos—. Solo cambió de forma. Y ahora, exige un juramento.

El líder de los Umbrae, una mujer de ojos negros como obsidiana, se levantó. —¿Qué tipo de juramento?

Lyra se acercó al centro del salón. —Uno que nos una. No por poder. No por miedo. Sino por supervivencia.

El líder Solari, vestido con túnicas doradas, frunció el ceño. —¿Y qué exige ese juramento?

Kael habló. —Verdad. Sacrificio. Y magia compartida.

Hubo murmullos. El líder Noctis, una anciana de cabello plateado, se adelantó. —¿Y si no aceptamos?

Lyra la miró. —Entonces el eclipse volverá. Y esta vez… no habrá Otro Lado. Solo oscuridad.

*

El ritual del juramento se preparó en el Santuario. Cada clan debía ofrecer un fragmento de su esencia mágica. Umbrae entregó sombra líquida. Solari, fuego solar. Noctis, polvo de sueños. Aetherion, aire cristalizado.

Lyra colocó cada fragmento en el altar. Kael, a su lado, comenzó a recitar las palabras antiguas. La marca en su pecho brillaba con un tono nuevo: púrpura. La mezcla de todas las magias.

—Por Umbra —dijo Lyra—. Por los que cayeron. Por los que vendrán.

Los líderes repitieron las palabras. El altar comenzó a temblar. Las raíces se elevaron. El cielo se oscureció.

Y entonces… apareció.

Una figura gigantesca, hecha de luz y sombra, flotó sobre el altar. No tenía rostro. Solo una corona de fuego y ojos como lunas rotas.

—¿Qué es eso? —gritó el líder Solari.

Lyra lo sabía. —Un dios elemental.

La figura habló sin voz. Su mensaje se sintió en la piel, en los huesos, en la sangre.

"El eclipse ha tocado el núcleo. El equilibrio está roto. Solo el juramento puede sellar la grieta. Pero exige más. Exige alma."

Kael se adelantó. —¿La mía?

La figura lo miró. —Fragmentada. Incompleta. Necesita unión.

Lyra lo tomó de la mano. —¿Y si lo hacemos juntos?

La figura se desvaneció. Pero su mensaje quedó.

*

Esa noche, Lyra y Kael se encerraron en el Santuario. El altar brillaba con los colores de los cuatro clanes. La marca de Lyra ardía. La de Kael, palpitaba.

—¿Estás seguro? —preguntó ella.

Kael asintió. —Si mi alma está rota, prefiero que se una a la tuya. Que seamos uno. Que el eclipse no nos divida… sino nos defina.

Lyra lo besó. Fue un beso de fuego, sombra, aire y sueño. La magia se elevó. Las marcas se fusionaron. El altar estalló en luz.

Y entonces… silencio.

*

Cuando despertaron, estaban en un lugar nuevo.

No el Otro Lado.

No Umbra.

Un plano intermedio.

Allí, cuatro figuras los esperaban. Los dioses elementales.

- Umbrae: una mujer hecha de sombra líquida, con ojos como pozos sin fondo.
- Solari: un hombre de fuego dorado, con una corona de rayos.
- Noctis: una anciana envuelta en estrellas, con voz de susurros.
- Aetherion: un ser sin forma, hecho de viento y luz.

Cada uno habló.

"El eclipse ha despertado algo más antiguo que nosotros. Una fuerza que no obedece. Que no pacta. Que solo devora."

Lyra se adelantó. —¿Y cómo lo detenemos?

Umbrae respondió. —Con unión.

Solari añadió. —Con sacrificio.

Noctis susurró. —Con fe.

Aetherion sopló. —Con equilibrio.

Kael se acercó. —¿Y si no lo logramos?

Los cuatro se unieron en una sola figura. —Entonces Umbra caerá. Y el eclipse será eterno.

*

Lyra y Kael regresaron al Santuario. Sus marcas estaban cambiadas. Ya no eran lunares. Eran símbolos de los cuatro clanes. El juramento había sido aceptado. Pero el precio… aún no se había pagado.

El Consejo los recibió con reverencia. Los líderes se arrodillaron. Por primera vez en siglos, Umbra estaba unida.

Pero en el cielo, una grieta se abrió.

Y desde ella… algo descendía.

No era sombra.

No era luz.

Era hambre.

Y el eclipse… volvía.

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