Saga: La Marca del Eclipse

La Marca del Eclipse Capítulo 15: El Error Original

El Santuario de los Ecos vibraba con una frecuencia que nadie podía explicar.

Las lunas compartidas, antes armoniosas, comenzaban a desalinearse. Los portales entre planos se abrían sin control. Y los ecos… ya no susurraban. Gritaban.

Lyra lo sentía en su conciencia dividida. Fragmentos de sí misma comenzaban a actuar por voluntad propia. Algunos querían proteger. Otros… destruir.

Kael, cada vez más inestable, comenzó a ver visiones del pasado. No el suyo. El de Umbra. El de los primeros portadores. Y en cada visión, una figura aparecía: una mujer con una marca oscura, incompleta, y una decisión que cambió el curso de la magia.

—Ella creó el eclipse —dijo Kael, temblando—. No como protección. Como castigo.

Lyra lo miró. —¿A quién?

Kael cerró los ojos. —A sí misma.

*

Los aprendices comenzaron a perder el control.

Neris fue absorbida por sus sombras durante una meditación. Solan encendió fuego en un plano que no existía, y casi lo destruye. Eira soñó con su propia muerte… y despertó con marcas nuevas. Thalen desapareció por tres días, y regresó con los ojos blancos.

Lyra los reunió. —El error original está despertando. No es una criatura. Es una decisión. Una emoción. Una culpa.

Kael se acercó. —Y vive entre los errores del tiempo.

*

El Consejo fue convocado en el Santuario. Los líderes estaban agotados. La magia comenzaba a fracturarse. Los pactos, a desvanecerse.

—¿Qué hacemos? —preguntó el líder Solari.

Lyra mostró su marca. —Buscamos el origen. No en los planos. En la historia.

Kael añadió: —Y enfrentamos lo que fue… para proteger lo que será.

*

El viaje fue distinto.

No cruzaron portales.

Cruzaron recuerdos.

Lyra dividió su conciencia por completo. Cada aprendiz recibió una parte. Kael, el vínculo. Y juntos, descendieron al plano más profundo: el plano de las decisiones.

Allí, no había luz.

No había sombra.

Solo momentos.

Y en el centro… una figura.

La primera portadora.

—¿Quién eres? —preguntó Lyra.

La figura respondió. —La que eligió el eclipse. La que selló el amor. La que rompió el tiempo.

Kael se adelantó. —¿Por qué?

La figura lo miró. —Porque amé. Y perdí. Y quise que nadie más sufriera.

Lyra se estremeció. —¿Y qué hiciste?

La figura extendió su mano. —Creé el eclipse. Para que el amor no pudiera romper el mundo.

*

Los aprendices comenzaron a temblar. Sus marcas vibraban. El Santuario, en el plano real, comenzó a desvanecerse.

—¿Y si lo deshacemos? —preguntó Lyra.

La figura negó. —Entonces el dolor volverá. El amor romperá. El ciclo se repetirá.

Kael tomó la mano de Lyra. —Prefiero el dolor… que la ausencia.

Lyra lo besó. Su marca brilló. Los fragmentos se unieron. El Santuario se estabilizó.

La figura gritó.

Y desapareció.

*

Al regresar, todo era distinto.

Las lunas compartidas se alinearon.

Los portales se cerraron.

Los ecos… se calmaron.

Lyra cayó de rodillas. Kael la sostuvo.

—¿Lo logramos? —preguntó él.

Lyra sonrió. —No deshicimos el error. Lo aceptamos.

El Consejo se acercó. —¿Y ahora?

Lyra se puso de pie. —Ahora… enseñamos a elegir. No con miedo. Con amor.

Y en el cielo, una nueva luna apareció.

No compartida.

No hueca.

Una luna de elección.

El legado… era libre.

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