Saga: La Marca del Eclipse

La Marca del Eclipse Capítulo 16: La Luna de Elección

La luna de elección apareció sin aviso.

No fue invocada. No fue soñada. Simplemente… nació. Suspendida sobre el Santuario de los Ecos, brillaba con una luz que no era mágica, sino emocional. Cada noche, cambiaba de color. A veces dorada. A veces azul. A veces negra.

Lyra lo entendió de inmediato.

—No es una luna —dijo, mientras los aprendices la observaban—. Es un espejo. De nosotros. De lo que decidimos ser.

Kael, cada vez más conectado al tejido del tiempo, comenzó a sentir que su vínculo con Lyra vibraba en sincronía con la luna. No como una marca. Como una línea. Una cuerda. Una posibilidad.

—Si se rompe —dijo una noche—, no solo perderé tu recuerdo. Perderé todos los futuros donde existimos.

Lyra lo abrazó. —Entonces no la dejaremos romperse. La reforzaremos.

*

Los aprendices fueron convocados al altar.

Lyra se colocó en el centro. Kael a su lado. Las lunas compartidas giraban lentamente. La luna de elección brillaba en azul.

—Hoy no entrenamos —dijo Lyra—. Hoy elegimos.

Cada aprendiz debía decidir qué tipo de portador sería. No por poder. Por propósito.

Neris eligió ser guardiana de los planos oscuros. Su sombra ya no era una herramienta. Era un puente.

Solan eligió ser protector de los fuegos errantes. Su llama ya no era destrucción. Era guía.

Eira eligió ser soñadora de futuros. Sus visiones ya no eran advertencias. Eran mapas.

Thalen eligió ser navegante de los vientos entre mundos. Su vuelo ya no era escape. Era conexión.

Lyra los bendijo. Kael los marcó. Y el Santuario… vibró.

*

Pero la luna de elección comenzó a cambiar.

Ya no era azul.

Era roja.

Y en su centro… una grieta.

Lyra lo sintió en su conciencia. Una parte de ella, olvidada, comenzaba a despertar. No por voluntad. Por necesidad.

—Hay algo más —dijo, mientras Kael la sostenía—. Una última prueba. No para mí. Para todos.

Kael frunció el ceño. —¿Qué tipo de prueba?

Lyra lo miró. —Fragmentación total.

*

Esa noche, Lyra se dividió por completo.

No en cuerpo.

En alma.

Cada fragmento fue enviado a un plano distinto. Uno de luz. Uno de sombra. Uno de sueño. Uno de viento. Uno… de error.

Kael, al sentirlo, comenzó a deshacerse. Su vínculo vibraba con una intensidad que rompía el aire. El Santuario se fracturó. Las lunas compartidas se detuvieron.

Los aprendices se reunieron. —¿Qué hacemos? —preguntó Neris.

Kael, con voz temblorosa, respondió. —La traemos de vuelta. No con magia. Con elección.

*

Cada aprendiz viajó a un plano.

Neris enfrentó su sombra. La abrazó.

Solan enfrentó su fuego. Lo apagó.

Eira enfrentó su sueño. Lo despertó.

Thalen enfrentó su viento. Lo ancló.

Kael enfrentó el error.

Y lo perdonó.

*

Lyra regresó.

No igual.

Mejor.

Completa.

La luna de elección brilló en dorado. El Santuario se reconstruyó. Las lunas compartidas giraron.

Y el legado… se estabilizó.

*

El Consejo se reunió. Los líderes se arrodillaron.

Lyra se puso de pie. —No somos portadores. Somos creadores. De historia. De magia. De elección.

Kael la tomó de la mano. —Y mientras el vínculo exista… el mundo respirará.

Y en el cielo, la luna de elección se duplicó.

Una para Lyra.

Una para Kael.

El amor… había elegido.

---




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.