El Santuario de los Ecos latía con una intensidad que hacía temblar los planos.
Las lunas compartidas giraban como si buscaran una salida. La luna de vínculo brillaba con luz dorada. Y en el cielo, una nueva figura comenzaba a formarse: un eclipse total. No como los anteriores. Este no era celestial. Era emocional. Era el reflejo de todo lo que Lyra y Kael habían construido… y de todo lo que podían perder.
Lyra lo sintió en su marca. No ardía. No vibraba. Simplemente… esperaba.
Kael, cada vez más fusionado con el tejido del tiempo, comenzó a ver posibilidades. Mundos donde el Santuario era eterno. Mundos donde se desvanecía. Mundos donde Lyra… no existía.
—El eclipse final no es destrucción —dijo una noche—. Es decisión.
Lyra lo miró. —Entonces decidamos juntos.
*
Los aprendices fueron convocados.
Neris, Solan, Eira y Thalen se colocaron alrededor del altar. Cada uno con su marca brillando en un color distinto. Cada uno con una emoción distinta.
Lyra se colocó en el centro. Kael a su lado.
—Hoy no elegimos quiénes somos —dijo ella—. Elegimos qué dejaremos atrás.
El Santuario comenzó a elevarse. Las lunas se alinearon. El eclipse final descendió.
*
Cada aprendiz enfrentó una última elección.
Neris debía decidir si sus sombras serían puente… o muro.
Solan debía elegir entre guiar con fuego… o proteger con silencio.
Eira debía decidir si sus sueños serían mapas… o espejos.
Thalen debía elegir entre volar solo… o anclar a otros.
Lyra los observó. Kael los sostuvo.
Y uno a uno… eligieron.
*
El Santuario vibró.
Las lunas se detuvieron.
El eclipse final se formó.
Y en su centro… una puerta.
No a otro plano.
A un nuevo comienzo.
*
Lyra y Kael se acercaron.
—¿Sellamos el Santuario? —preguntó Kael.
Lyra lo miró. —Si lo hacemos, nadie más podrá cruzar. Nadie más podrá elegir.
Kael frunció el ceño. —Pero si no lo hacemos… el ciclo podría reiniciarse.
Lyra tomó su mano. —Entonces no lo sellamos. Lo dejamos abierto. Pero protegido.
Kael sonrió. —Como nosotros.
*
El Consejo se reunió.
Los líderes se arrodillaron.
Lyra habló. —El eclipse final no es cierre. Es apertura. Es legado. Es amor.
Kael añadió. —Y mientras el Santuario respire… Umbra vivirá.
*
El Santuario se convirtió en el corazón de todos los planos.
Los aprendices se volvieron guías.
Las lunas compartidas se convirtieron en constelaciones.
Y el eclipse final… se convirtió en símbolo.
No de poder.
De elección.
*
Lyra y Kael se sentaron bajo la luna de vínculo.
Ya no eran portadores.
Eran creadores.
Y mientras el universo giraba…
Su amor lo sostenía.
---