El Santuario de los Ecos ya no era solo un templo.
Era un corazón.
Cada plano, cada luna, cada recuerdo… latía a través de él. Las paredes líquidas reflejaban no solo momentos, sino emociones. Las lunas compartidas giraban como engranajes de una maquinaria invisible. Y en el centro, Lyra y Kael.
Ya no eran portadores.
Eran memoria.
Eran origen.
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🌒 El legado se expande
Los clanes mágicos comenzaron a reconstruirse desde adentro:
- Umbrae convirtió sus sombras en sabiduría. Sus templos se abrieron. Sus rituales se compartieron.
- Solari apagó sus fuegos de guerra. Encendió llamas de guía, de sanación, de comunidad.
- Noctis enseñó a soñar sin miedo. A recordar sin dolor. A usar los sueños como puentes entre almas.
- Aetherion descendió de los cielos. Sus vientos soplaban en todas direcciones, llevando mensajes, magia y esperanza.
Lyra caminaba entre ellos. No como líder. Como testigo.
Kael, cada vez más estable, se convirtió en guardián del equilibrio. Su vínculo con el tiempo se volvió brújula. Y su amor por Lyra… ancla.
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🌟 Los aprendices se convierten en maestros
Los cuatro aprendices fundaron sus propios legados:
- Neris creó el Archivo de Sombras, donde los errores eran estudiados, no temidos.
- Solan encendió el Fulgor Errante, una red de faros mágicos que conectaban los planos.
- Eira estableció el Jardín de los Sueños, donde cada flor era una historia que podía ser vivida.
- Thalen diseñó los Puentes del Aire Silente, rutas invisibles que conectaban corazones más allá de los mundos.
Cada uno llevaba una parte de Lyra. Cada uno era un eco de Kael.
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🌙 La niña del eclipse invertido
Una noche, mientras el Santuario vibraba con calma, Lyra sintió algo nuevo.
No una amenaza.
Una presencia.
Una niña.
Pequeña. Silenciosa. Con una marca en forma de eclipse… pero invertido.
—¿Quién eres? —preguntó Lyra, arrodillándose.
La niña sonrió. —La primera del nuevo ciclo. La que no teme elegir.
Kael se acercó. —¿Y qué eliges?
La niña miró el cielo. —Ser historia. Ser magia. Ser yo.
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🕊️ Última reunión del Consejo
El Consejo se reunió por última vez.
No para decidir.
Para entregar.
Los líderes, ahora ancianos, ofrecieron sus marcas al Santuario. No para desaparecer. Para renacer.
Lyra habló:
—El eclipse fue error. Fue amor. Fue elección. Y ahora… es semilla.
Kael añadió:
—Y mientras el vínculo exista, el universo florecerá.
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🌌 El Santuario se convierte en faro
El Santuario se elevó.
Las lunas se alinearon.
Los planos se expandieron.
Y en el cielo, una nueva constelación apareció.
No de lunas.
De nombres:
Lyra. Kael. Neris. Solan. Eira. Thalen. Marina.
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🌠 Epílogo del capítulo
La historia no terminó.
Se convirtió en canción.
En mapa.
En legado.
Y mientras alguien elija…
El eclipse vivirá.
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