Saint Seiya Ragnarok: Canto de Siegfried

Prólogo

   Según relata la mitología nórdica, las valkirias eligen entre los guerreros caídos en batalla a los más valientes y dignos para llevarlos al Valhalla junto a Odín, allí se preparan para la batalla del fin del mundo, se preparan para el Ragnarok.

 

SAINT SEIYA RAGNAROK

Canto de Siegfried
 


   "Querida Hilda, por fin ha llegado el momento de poder salvarte princesa mía".

   Esas fueron las últimas palabras que Siegfried doble de Alfa le dijo a Hilda de Polaris, ella se encontraba bajo el dominio del anillo nibelungo, y aún así pudo sentir una sutil emoción al escuchar a Siegfried.

   Sin embargo no había tiempo para romanticismos el dios guerrero de Asgard se lanza en un último ataque contra el general marino Sorrento de Sirena.

—Sorrento ¿Estás preparado? ¡Defiéndete! —Siegfried hace un enorme salto en dirección de su enemigo, es como una flecha que va a toda velocidad por el cielo.

—Morirás como un hombre valiente —responde Sorrento aceptando el desafío y estira su brazo emulando a una lanza afilada. Siegfried cae y por inercia la mano del general marino se clava en el pecho del asgardiano justo en su punto débil. La sangre brota y Sorrento por un instante se siente el vencedor.

   Hasta que Siegfried lo sorprende sujetándolo fuertemente con ambas manos y elevando el cosmos a límites insospechados. Sorrento por su parte trata de liberarse pero es inútil, ni siquiera puede retirar su mano que sigue incrustada en el pecho de su adversario.

—Siegfried produce un gran cosmo con su cuerpo. No puedo liberarme —exclama preocupado el general marino—. ¡Basta! ¡¿Qué haces?!

   Sorrento en vano le grita ya que el dios guerrero había destruido sus tímpanos, no puede escuchar nada de lo que dice.

   Ambos empiezan a elevarse rodeados por la tremenda cosmoenergía del guerrero de Asgard.

   Siegfried se despide con este último pensamiento:

   "Adiós Asgard, Pegaso cuida a Hilda por favor, volveré al cielo donde mis amigos me están esperando me convertiré en estrella y los cuidaré por siempre. Adiós Pegaso, caballeros de Athena".

   Hilda y Seiya observan con especial atención y tristeza como el dios guerrero y el general marino se alejan subiendo tan alto como estrella fugaz, hasta desaparecer en el firmamento.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.