En la madrugada,
cuando tus senos rozan mi pecho,
esos resortes que desconozco,
se activan en mis articulaciones,
y en mi boca solo suda el deseo.
Las sábanas se destierran,
que resignadas caen sobre el piso,
y tus piernas vencidas,
se repliegan en los combates,
uno al este,y la otra al oeste,
dejando así abiertas las puertas del deseo.
Mi lengua
en su deseo húmedo,
lentamente se pierde en tus pasillos,
en el misterio
te deformas en gritos,
y mi lengua se pierde
entre el cansancio y el deseo.