Capítulo 2: La habilidad especial de Kijiro
Kijiro observó en cámara lenta como la enorme criatura se acercaba cada vez más y más hasta que sintió el fuerte aliento asqueroso de la criatura y estaba por ser tragado de un solo mordisco.
Kijiro no quería cerrar los ojos y decidió enfrentar a la criatura con valentía de último momento.
Kijiro gritó: —¡Ahah! ¡No moriré aquí! —dijo con rabia desenfrenada.
Kijiro estaba asustado y enojado como nunca antes; todas las emociones ocultas se liberaron de inmediato, haciendo que una extraña aura negra saliera en el último momento envolviendo por completo a la criatura gigante para después succionarla.
Kijiro no sabía qué había pasado, pero observó con asombro cómo la enorme criatura era devorada por la niebla negra que salió de su cuerpo en defensa e hizo que solamente quedarán huesos enormes de la criatura y no únicamente eso; además se sentía más fuerte, veloz, visión más lejana y sintió unos dientes afilados en la boca.
Sabía que ese extraño gas negro había salido de su cuerpo y por alguna razón había chapado las habilidades de la criatura gigante y con ello hacerse más fuerte, pero también le ocasionó cambios físicos en el cuerpo.
Dientes puntiagudos y filosos, cabello largo negro azabache, ojos negros sin pupila, piel pálida enferma y un físico flaco.
Aunque no había visto su propio reflejo, sabía que no es el mismo y parece siniestro, pero más fuerte con una velocidad más alta.
Kijiro sintió que esa extraña niebla negra podía controlarla lentamente y lo logró, haciendo que la niebla negra se esté transformando. Es la misma criatura gigante, pero estaba formada de esa extraña niebla negra como si fuese un monstruo oscuro.
Al hacerlo podía controlar la criatura hecha de niebla y oscuridad; entonces sintió una sensación escalofriante recorriendo todo su cuerpo, haciendo que la niebla negra se disperse de la nada y se meta en su cuerpo. Los cambios físicos se quedaron con Kijiro.
Kijiro habló al aire: — Parece que esa extraña niebla es mi habilidad despertada; parece que puede devorar criaturas mucho más grandes y poderosas qué yo —dijo con emoción adulterada en el rostro y ojos maliciosos.
Kijiro se sentía completamente poderoso en ese momento y tenía una necesidad de devorar todo, asesinar a todos y quería desgarrar lo que se moviera.
De repente sintió un ligero movimiento atrás en un arbusto y lo vio; una serpiente de nueve metros de largo que parecía que había devorado alguna criatura por el estómago inflado era indicación.
Kijiro sabía que debía de dejar a la serpiente, pero recordó que solamente le quedaban dos conejos extraños y no cree que alcancen para que coman los niños. Decidió entrar en combate contra la serpiente gigante. Parece ser una anaconda, pero esas pequeñas alas negras le dan una sensación de angustia.
Kijiro avanzó y al querer golpear la gran cabeza de la serpiente, entonces lo escuchó. Escuchó un grito en lo profundo del bosque y fauna, mirando a la anaconda que también regresaba la mirada con orgullo y arrogancia.
Esta criatura sabía que no la iban a matar y podía continuar comiendo humanos de esa aldea; es un dragón alado cachorro que fue secuestrado por un comerciante de esclavos y logró escapar silenciosamente cuando los lobos estaban comiéndose a las dos humanas.
Kijiro sintió un ligero escalofrío al observar cómo la serpiente sonreía o trataba de hacerlo y con la cola le hacía señas para que vaya al lugar del grito repentino…
Sabía que está criatura es inteligente y sería mala idea entablar un combate contra ella; la mejor forma es tratar de tener buena relación. Sin pensarlo más decidió aventarle los dos cadáveres a la serpiente que está solo los vio sin tener ganas de comerlos y con la cola los aventó a los pies de Kijiro.
No perdiendo cordura, más sintió que podía mejorar este estado bestial y jadeo del dolor al sentir la niebla negra saliendo nuevamente y los ojos negros sin pupila tenían unos iris de serpiente color amarillo, los colmillos se alargaron hasta el punto de notarse y lo más asombroso, las uñas de los dedos de las manos se alargaron hasta el punto de ser garras…
Kijiro sintió un poder extremo y se abalanzó a máxima velocidad al fondo del bosque donde los gritos de una niña estaban comenzando a desvanecerse en el aire, acelerando aún más. Tenía cuidado de no golpearse con algún árbol u otro obstáculo peligroso que pudiera hacerle daño.
Corrió más al fondo del bosque y notó con calma que estaba comenzando a oscurecer por los gruesos e imponentes árboles gigantes que tapan la luz solar. Continuó avanzando y por el camino deslumbró unas ropas tiradas descuidadamente de algún hombre y al lado una pechera de hierro y unos pantalones de combate con poco hierro protegiendo las zonas débiles y más adelante observó un vestido desgarrado en pedazos.
Kijiro tenía mal presentimiento al observar esto y apuró el paso aún más para llegar a la fuente del sonido. Al hacerlo observó como un hombre mayor tenía sometida contra el suelo a una niña de ocho años de edad que trataba de liberarse.
Avanzó sin pensar y corrió a máxima velocidad para golpear con las garras largas el cuello del tipo, pero solo escuchó un sonido de rebote y fierro tocando fierro.
El hombre había desenfundado la espada de hierro, y bloqueó con facilidad las garras que se dirigían al cuello.
Hombre habló —¡Maldita sea! ¡Un demonio menor!, esto será conveniente, voy a divertirme con la joven señorita noble y después matarlos a ambos para llevarte como muestra que un demonio fue el que le hizo todo a la señorita —dijo con lujuria en la voz y mirando directamente los ojos de Kijiro.
Kijiro escuchó los planes de este tipo y hecho una ligera vista a la niña que está desmayada con sangre escurriendo de la cabeza, una niña con piel blanca como la porcelana, cejas muy tupidas con bello color azul, corto cabello azul cristalino hasta los hombros, pestañas largas y una cara bonita.
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Editado: 04.09.2024