Capítulo 7: ¡La niña misteriosa!
Kijiro al entrar corriendo al orfanato no encontró a ningún niño pequeño en la concina donde habitualmente pasan la mayor parte del tiempo con la pequeña esperanza de que les ofrezcan comida.
Ahora no había nada de niños o los dos cuidadores chiflados; se adentró más adentro del orfanato, angustiado y llorando en silencio. Las mejillas están manchadas de lágrimas que caen al suelo.
Imaginando lo peor, está lamentándose por no hacer algo bueno y asesinar a la serpiente cuando tenía la oportunidad de hacerlo con la extraña habilidad de niebla negra.
Kijiro escuchó unos ruidos provenientes de la habitación principal donde duerme Pedro y rápidamente aceleró el paso; posiblemente alguna persona sepa que ocurrió y porque no había nadie aquí o al menos en la cocina.
Kijiro entró en la habitación y observó una cama cómoda donde se encuentra acostado Pedro. Dormía como un cerdo.
Kijiro lo observó con una mirada llena de intensidad y odio al verlo relajado, sin ninguna preocupación por estas criaturas indefensas en el mundo.
Sintió una extraña aguja o algo con filo en la bolsa del pantalón roto y vio que había un cuchillo escondido en ella; recordó que lo había aguardado cuando se asustó con el veneno y no lo volvió a sacar hasta ahora.
Kijiro tomó el cuchillo de cocina y se acercó al dormido señor que ronca sin saber nada del mundo; acercó un poco el borde filoso en el cuello del hombre y estaba por cortarle todo el cuello.
Hasta que sintió una sensación escalofriante recorriéndole la mejilla que la niña serpiente había lambido y lo más sorprendente fue que en la cocina escuchó los sonidos de los niños y Joel, algo muy extraño… Parece ser que estaba en una ilusión creada por la niña serpiente.
Kijiro aguardó el cuchillo justo a tiempo para ver al hombre que despierta y lo ve a los ojos con una mezcla de miedo y ansiedad al tenerlo en un cuarto oscuro.
Pedro habló con miedo —¡Tú! ¿Qué eres? —dijo con calma y preguntó con cierto temor en la voz.
Kijiro responde: —Soy sombra y respondo esta pregunta. ¿Los dos niños, los vendiste? —dijo con voz apagada y sin emociones.
Pedro abrió los dos ojos con miedo evidente y no sabía como reaccionar o responder.
Kijiro deslumbró la cara horrorizada del hombre, pero ahora quería hacerlo sufrir, tal vez robarle el alma.
Pedro se sobresaltó al sentir un aura negra congelada que lo tocaba, pero no encontraba la cosa que lo congelaba.
Sintiéndose más asustado por los repentinos toques de algo invisible abrió aún más los ojos para pararse de golpe de la cama y ahora despierto con la luz prendida pudo observar que solamente se trata del niño que llegó hace unos días al orfanato.
Pedro habló. —Nunca entres aquí, ahora largo —dijo con ira en la voz.
Kijiro escuchó la ira en la voz del hombre y se marchó de la habitación. Tiene cosas más importantes que hacer.
Al entrar a la cocina vio a los niños sentados en la mesa y comiendo muy felizmente. Joel estaba con la cara angustiada y asustada; parece que vio al diablo.
Kijiro entró caminando lentamente y se acercó a la espalda de Joel; entonces el hombre sintió una sensación escalofriante recorriéndole y volteó solo para ver de cerca los ojos negros sin pupilas de Kijiro.
Joel grita —¡Hahah! —gritó en voz alta.
Kijiro escuchó el grito de horror de Joel y sospechaba que tenía algo que ver con la repentina aparición de la niña serpiente que encontró en la puerta o en realidad lo asustó cuando apareció en la espalda.
Joel habló: —No hagas eso otra vez. Estoy asustado por culpa de una niña pequeña muy extraña con la apariencia salvaje de una serpiente que envío mucha comida al orfanato; parece una noble —dijo con miedo al recordar a la niña pequeña.
Kijiro preguntó: —¿Esa niña dijo alguna otra cosa? —dijo con curiosidad y urgencia en la voz.
Joel escuchó la pregunta del niño y decidió responder: —No, parece que no puede hablar y solo hace señas para comunicarse, pero la acompañaba una sirvienta muy poderosa que es una verdadera hechicera versátil. Además, la hechicera mencionó que la niña Ángela había sentido la llamada de auxilio de una serpiente en el bosque y por eso se marchó. —dijo con mucha vergüenza al tener que revelar que tenía miedo de una niña.
Kijiro se sorprendió al saber que la niña no es una serpiente disfrazada de humano. Parece que en realidad era una niña noble que tiene este tipo de características exóticas o es una maldición, porque el tener a una hechicera de sirviente significaba que estaban investigando alguna poción para rescatar a la niña y volver a la apariencia original o simplemente piensa mucho, pero la sirvienta no la vio solo a la niña que lo lambe.
Kijiro asintió a las palabras de Joel y escuchó vagamente que seguía diciendo cosas.
Joel habló: —Sabes, escuché que existe una familia noble con la apariencia de serpientes y solo tiene a una heredera que en realidad es esa niña, pero por alguna razón son hechiceros muy peligrosos que pueden hacer cara a los demonios mayores —dijo con asombro en la voz al recordar que había visto a la heredera de esos nobles.
Kijiro se relajó y también tenía dudas al pensar en los dos conejos que le entregó en la puerta; pero tal vez piensa mucho.
En el bosque solitario, una enorme serpiente se encuentra observando los dos conejos que el humano le había aventado, y quería comerlos, pero un orgullo no la dejaba hacerlo…
La serpiente vio al niño irse del bosque después de una batalla asombrosa y lo observó desmayado con una niña; ambos se veían comestibles, pero no quería hacerles daño. Ese niño le caía bien por alguna razón y se quedó viendo cómo la niña abrazaba al niño para quedarse dormidos.
La serpiente gigante alada realizó una inspección del área para eliminar a las criaturas hostiles que puedan hacerle algún daño a los dos niños pequeños desprotegidos; después de un rato observó que despiertan y se marchó.
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Editado: 04.09.2024