Salva a la villana

Capítulo 27: Kijiro recuerda la trama.

Capítulo 27: Kijiro recuerda la trama.

Después de estar algo perdido por las grandes instalaciones de la academia, logró escuchar unos pequeños gritos de alguien y se acercó con mucha curiosidad en el rostro.

Al llegar observo una vista muy mala; la primera silueta es la del príncipe que junto a un niño más alto están intimidando a una hermosa chica que… esa es Layla.

Kijiro avanzó con pasos rápidos a la escena y rápidamente se interpuso entre los dos niños y Layla. Entonces habló. —Detente —dijo con voz plana y un aura de muerte impregnada en su cuerpo.

Los dos chicos sintieron el aura fuerte y vieron al responsable, el sirviente de Layla.

El príncipe fue el primero en hablar: —Usted, ¿cómo te atreves a detenerme? Soy el príncipe heredero y usted un simple sirviente. Vete antes que te conviertas en basura —dijo con arrogancia y superioridad, mirando directamente los ojos negros del niño.

Kijiro sintió molestia al escuchar las palabras arrogantes del mocoso y ligeramente volteó para atrás. Entonces la vio bien y no es Layla, es una chica con cabello azul largo y cara distraída en otro mundo. No es Layla o alguien que haya conocido antes. Sin demorar mucho, preguntó: —¿Molestar es algo bueno que haces? ¿No eres el príncipe y debes de ayudar a tus ciudadanos? —dijo con calma.

El príncipe Julián no habló y el otro chico contestó: —Qué sabes, maldito niño, esa chica está loca. Sus padres murieron comidos por monstruos enfrente de sus ojos y ella quedó en ese estado; además, es una noble menor que no podrá pagar más sus estudios y estoy ayudándola. Quiero tenerla a cambio de dinero. —Dijo como si fuera lo más normal del mundo y tenía una sonrisa amable en su rostro de mierda.

Kijiro observó la reacción de la niña y vio los ojos llorosos con miedo evidente. Parecía una niña de unos catorce años de edad, pero el pequeño tamaño la hacían ver de diez años.

Sin perder tiempo, caminó enfrente de ambos niños y los miró con ojos muertos; no es estúpido, en realidad sospecha lo que harían esos dos bastardos con esta chica en este tipo de ligar abandonado a los ojos de la gente y con un fuerte sonido le golpeó la mejilla derecha al tipo alto que cayó con un sonido sordo al suelo.

El príncipe Julián abrió mucho los ojos y nunca espero que esto pase; siempre cuando saben de su poder simplemente lo dejan hacer todo y este mayordomo de Layla es diferente. Simplemente, golpéalo, pero nunca espero que después de golpear a su amigo el siguiente sea él y también cayó al suelo.

Kijiro vio a los chicos tocándose las mejillas con dolor evidente y el príncipe exclamó enojado: —¡Vas a morir! ¡Cómo te atreves a golpearme! —grita con un odio puro y lleno de rabia como las bestias.

Kijiro pensó en algo y abrió los ojos con horror al recordar la trama de la novela. Entonces apretó ligeramente los puños y recordó que esos dos niños en la habitación donde salió en realidad son dos hechiceros muy viejos y malvados que se infiltraron en la academia para recopilar información de Layla, pero también aparte de esos se volvieron locos y estuvieron asesinando a los estudiantes. La primera víctima de esos dos hechiceros fue esta niña que tiene atrás; ella fue torturada hasta la muerte y los dos bastardos nunca fueron descubiertos hasta que el director investigó cuando habían atacado a un noble mayor…

Kijiro ignoró deliberadamente los fuertes gritos del príncipe y volteó para ver a la niña distraída que lo miraba con asombro y curiosidad en su rostro.

Sin decir nada tomó la iniciativa de tomarle la mano para salir de este lugar y se fue dejando a los dos tipos en el suelo.

Kijiro por el camino habló: —Mi nombre es Kijiro y soy el mayordomo de la señorita Nesso. Sabes, estaba por ir a buscarla, pero me encontré con ese extraño dolor de cabeza de niños y me alegro de que haya venido, porque te rescato —dijo con voz seria y los ojos siniestros brillando con un brillo solemne.

La niña escuchó hablar al niño que la salvó y habló: —Me llamo Carmen —dijo con voz plana.

Algo que hizo sudar a Kijiro fueron las siguientes palabras dichas por la niña.

Carmen —Sabes, los mayordomos deben de vivir en el mismo pasillo que los amos; tienen una habitación separada para que puedan estar preparados al ser llamados por sus amos y el lugar donde saliste es algo que no se ocupa; solo lo utilizan para pasar el rato entre los estudiantes mayores. Parece que te mintieron y querían alejarte de tu amo —dijo con voz plana.

Kijiro sintió que un rayo le caía y se relajó rápidamente, entonces preguntó —¿Dónde está Layla entonces? —dijo con curiosidad y esperaba que esta niña lo supiera. No fue hasta dentro de unos segundos que respondió —Ella se encuentra en los primeros años y es por acá —dijo y repentinamente tomó la mano de un Kijiro sobresaltado para ser guiado.

Pasaron unos minutos y lograron llegar a los salones de primer grado, donde observó a varias niñas de once años hablando muy emocionadas sobre las nuevas clases que van a tener y que serían muy buenos cazadores.

Saliendo de su estupor momentáneo vio en una mesa solitaria a Layla comiendo con una mirada solemne. Kijiro volteó para agradecerle a Carmen, pero no se encontraba por ningún lado y se acercó a la mesa de Layla. Entonces habló. —Layla, me encontré con problemas y según los mayordomos pueden vivir con sus amos —dijo con voz aliviada.

Layla vio la mirada molesta de Kijiro y de inmediato supo que algo había pasado; entonces habló: —Sí, estaba preocupada al no saber nada de ti y desapareciste, pero lograste llegar. Ahora sígueme; te mostraré donde te quedarás —dijo con alivio evidente y se paró de la mesa para caminar.

Kijiro la siguió y tenía curiosidad por saber donde se quedaría. Lograron llegar a un extraño pasillo lleno de cuadros con diferentes espadas y retratos de cazadores famosos. Después de un tiempo entraron en una habitación de inmenso tamaño con muebles muy finos y llenos de lujo.




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