Capítulo 28: ¡Kijiro vs los dos hechiceros!
Sintiéndose extraño por la repentina propuesta de Layla, se quedó en silencio sin saber que decir a continuación.
Rápidamente preguntó: —¿Estás segura? —dijo con curiosidad
Layla escuchó la pregunta formulada de Kijiro y contestó: —Claro, está bien. No somos desconocidos —dijo con amabilidad y viendo con esos ojos llenos de intensidad al sorprendido Kijiro.
Sin saber qué más decir, guardó silencio y recordó sobre la trama qué pasaría con esos dos hechiceros infiltrados. Decidió hablar sobre las cosas que descubrió.
Layla vio lo silencioso que estaba Kijiro y se sintió algo confundida, pero recordó que tal vez pensaba en cosas importantes y guardó silencio que fue cortado por las siguientes palabras de Kijiro.
Kijiro habló. —Layla, me encontré con dos hechiceros negros que van a asesinar a los estudiantes y quieren recopilar información sobre ti —dijo solemne y con mirada llena de seriedad.
El salón se quedó en silencio total; ninguno de los dos hablaba. Layla nunca imaginó que Kijiro le soltaría una bomba gigantesca como esta así como así y ahora se quedó congelada.
Kijiro se quedó aún con la cara seria y aura llena de solemnidad; después de unos minutos nadie reaccionaba y Layla aún se quedó congelada viendo directamente al niño solemne que comenzó a sonrojarse un poco.
Kijiro tosió —¡Oha! Oha trató de romper esta atmósfera vergonzosa y se sonrojó por la mirada intensa de Layla.
Layla también notó la incomodidad de Kijiro y se sonrojó un poco. Decidió hablar: —Creo que es mejor avisar a un maestro para que se encargue de esos dos hechiceros —dijo con voz seria, pero Kijiro notaba los leves rastros de vergüenza.
Kijiro asintió y no dijo nada. Se fue a caminar por el gran cuarto y visualizó los diferentes cuadros de cazadores famosos en el mundo. Algo que le llamó la atención fue un cuadro en específico del cazador de demonios que lo salvó hace años y siempre lo recuerda con aprecio.
Layla vio al estático Kijiro viendo un retrato de un cazador de demonios y se acercó para hablar, pero al ver de cerca al dueño del retrato se sorprendió y recuerdos nostálgicos le llegaron en la mente.
Layla habló: —Ese es el cazador que mi papá contrató para rescatarme; aún no sé qué le pasó al cazador después de que se marchara; no recibió todo el pago —dijo débilmente con tristeza al recordar a su difunto padre.
Kijiro habló: —Ese cazador está muerto; murió en batalla contra un demonio gigante hace años. Nunca supe su nombre hasta ahora, Señor Alucard Voltir, descansa en paz y gracias por salvarme —dijo mirando el retrato de un joven hombre de veinte años de edad con una mirada solemne y seria.
Layla Nessro también dio su sentido pésame y se adelantó a la puerta. Ahora mismo deben de informar a los maestros y deben de hacerlo ahora mismo, después de todo, ella tiene clases dentro de una hora.
Kijiro caminó con Layla adelante guiando el camino y salió de sus pensamientos, pero recordó cuando ese comerciante gordo hizo que sus perros se tragaran a las dos niñas pequeñas y debe de vengarse ahora que tiene poder, además de saber sobre esos dos cuidadores del orfanato para hacerlos sufrir…
Layla caminó con muchas preocupaciones en la mente sobre esos hechiceros malvados y vio aún al maestro. Respiró muy aliviado para llamarle. —Maestro, hay un problema muy grande —dijo con voz seria. Algo que hizo alarmar al maestro que rápidamente se acercó con cara seria y preguntó: —¿Qué pasa? —dijo serio.
Layla habló —hay dos hechiceros malvados en la academia; ocupamos ayuda —dijo directo al grano.
El maestro habló. —Llévame al lugar, avisaré a los demás —dijo con calma.
Kijiro observó varias personas vestidas con túnicas y armaduras; sabía que son maestros de diferentes clases y se relajó. Rápidamente los siguió junto a Layla para guiar el camino.
Después de unos momentos llegaron al cuarto donde había salido Kijiro y uno de los maestros informó: —Espera, siento fluctuaciones leves de magia negra en ese cuarto. Creo que son hechiceros negros —dijo con preocupación al saber el peligro.
El primer maestro al que informaron volteó la cara y habló: —Niños, váyanse aún a lugar seguro. Nosotros nos haremos cargo de estos hechiceros. — Dijo con voz sería y algo amable.
Layla y Kijiro asistieron para proceder a marcharse a un lugar seguro. Observaron cómo los maestros entraron derribando la puerta y poco después un fuerte estruendo se escuchó seguido de varios hechizos disparados de adentro que impactaron a dos maestros y estos salieron volando con diferentes quemaduras en el rostro… Los gritos de batalla se escuchan fuertemente en el interior y los sonidos de espadas chocando son muy fuertes; un aire tenso lleno de rabia se está alzando y junto a los diferentes estruendos con luces negras, la batalla comenzaba.
Kijiro maldijo por lo bajo al ver salir a dos maestros y se sintió asustado por la seguridad de los maestros; recordó que esos dos hechiceros son muy poderosos y únicamente la intervención del director puede lograr detenerlos, pero ahora solo fueron ocho maestros que no son muy poderosos y a lo mucho alcanzan un nivel experto.
Los fuertes sonidos de batalla y gritos de dolor resonaron; poco después silencio mortal. Kijiro rápidamente tomó la mano pálida de Layla y se fue a esconder en un bote solitario junto a la niña que guardó silencio y vieron lo que sucedía afuera.
Dos ancianos vestidos con túnicas negras desgastadas salían tambaleándose del cuarto y volteaban para los lados. Ambos tenían una cara sombría llena de seriedad; sus planes fueron descubiertos antes de comenzar y ahora deben de irse para no ser asesinados, pero cómo lo van a hacer si pelear contra esos cazadores de demonios de nivel experto los dejaron agotados sin maná.
Kijiro vio que los dos hechiceros salieron débilmente y sabía que no debe de dejarlos escapar como en la novela original y tomó una decisión. Volteó a ver a Layla y habló. —Layla, quédate aquí, voy a derrotar a los dos tipos, será peligroso si escapan y tengo la ventaja —dijo decidido.
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Editado: 04.09.2024