Dudosa

Sierra.

Había chocado con Emerson. Fue tan de repente. Levante aquellos libros que me había tirado gracias a mi grandioso choque con él, se fue por donde vino, dios necesito a ese hombre en mi cama. 

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-Hija, puedo pasar.

-Adelante, abue.

-¿Como estas? ¿Que tal estos primeros tres días?

-Que se puede decir... no hecho más que una amiga –entonces recordé a Emerson - quiero meter en mis pantis a...

-Hija, no creo que sea lo correcto.

>>Mierda lo había dicho en voz alta. Tenía la cara roja de vergüenza no es que no tuviera confianza con mi abuela, pero dios solo tenía dos meses en su casa y dos meses conociéndola mejor. - Lo siento abue. Pienso que estoy con mis amigos en México.

-Hija no me enojo que uses tu cuerpo. Pero seguro ni conoces al tipo bien para que ya te le quieras entregar, ¿no has hablado de eso con el psicólogo?

-No. ni lo are abue.

-Antes que nada soy tu abuela, bueno algo así hija y si me quieres contar eso, hazlo, no me enfadare. Creo que por eso los chicos no tienen esa confianza y hacen muchas cosas, a las espaldas de sus padres por lo mismo, así que hija si quieres hasta condones te compro.

-Muchas gracias, esposa de mi abuelo que abandono a mi madre- dije entre risas-

-De nada nieta perdida gracias a que mi ahora esposo abandonó a tu abuela y madre. 
Pero dejando las risas te vine a decir que la comida ya está servida bajemos perdida.

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Eran 8:24 cuando me llego un correo.

Queridos jóvenes. Se les informa que por este medio, que no asistiré a clases. Por motivos personales. Pero aran, un trabajo en equipo, a mi regreso lo evaluaré valiendo en 80 % de su calificación.

Aquí los equipos:

Sierra Lightwood y Evan Emerson.

Mierda y mierda me tocaba con Emerson. No sabía si era buena o mala notica.