Sálvame.

CAPITULO 14: LA OSCURA HABITACIÓN.

Escodes algo que nadie quieres que se entere, dejas que el dolor te carcoma por dentro hasta que te deja hueca. La máscara que oculta la verdadera tú, una máscara tan bien elaborada que nadie se da cuenta que la usas. Te encierras en la oscura habitación para ser tú, para ver lo destrozada que estas, lo difícil que es amar a los demás, porque todavía desconfías si en verdad te amas a ti.”

ROMELY

La rabia me consumía, se apoderaba de mi segándome de todo. La mínima acción equivocada o con intención que hacia Noa, me hacía enojar demasiado y, solo me calmaba, después ver a mi hermana llorar, después de haberla golpeado ¿Qué pasaba conmigo? Era una loca desquiciada. Mi madre tiene razón al decir que nadie me conoce como realmente soy. Para ella me he vuelto una niña rebelde, pero el problema es que ella casi nunca estuvo en casa por el trabajo, no sabía que yo he sido muy rebelde desde pequeña, pero sobretodo con un problema mental.

Ver sus ojos cristalizarse, ver a través de sus ojos el miedo que provocaba, hizo que parara, a pesar que era difícil controlarlo. Llegue al punto de no encontrarle sentido a mi vida, de amarrar una soga a algo o alguien y ser arrastrada sin sentido alguno, usando cada día una máscara. No se cómo desde tan pequeña había aprendido a aparenta, a decir que todo estaba bien, aunque no lo estaba. No confió en nadie, lo único que hice fue construir una habitación con una puerta y una diminuta ventana, en mi mente.

En esa habitación me encerré miles de veces para consolarme, para aprender hacer una máscara que nadie notara, hice la ventana por si alguna vez tenía la valentía de escapar por ahí, pero ¿Por qué no usar la puerta? Porque sabía que tarde a temprano iba a volver, iba a girar la manija de puerta y encerrarme en mi desesperación. Esa ventana seria mi salvación, o eso creí.

Mi vida no tenía sentido, estaba llevándome al camino que lleva a la cobardía, tal vez pensé que es mejor estar sola, no escuchar a nadie y ahogarme sola en lo que me dolía. Pero siete personas llegaron como rayo de luz a mi vida, en el momento más desesperado llego Dios a través de los siete, a través del sufrimiento y la lucha me enseñaron que debía ser yo.

Me enseñaron a manejar las cosas de mi vida, a luchar por lo que quiero, a pesar de que solo una persona te apoye, a tener esperanza y paciencia, a saber vivir el momento del presente, a que nunca debo de perder a la niña interna que llevo dentro, a saber encontrar esa belleza física y emocional que los demás no ven, pero que puedo demostrar, a saber amarme a mí misma, aunque a veces lo dude.

Todo iba bien, parecía que daba pasos adelante, pero siempre hay obstáculos que te derrumban. Lo peor que pueden hacerte es que te corten las alas y que se las den a otro a pesar de tenerlas. Lo peor de todo es que no sabía cómo levantarme, lo que más me dolía es que no podía desahogarme con nadie, y te vuelves más sensible porque acumulas todos tus sentimientos hasta que rebotan, odio que me vean llorar, pero mis lágrimas caían y mis sollozos se escuchaban muy lamentables, pero siempre tuve que mentir, lo peor de todo es que nunca dije la verdad para sentirme más aliviada.

La puerta a la cual había cerrado con candado y había votado su llave a los más profundo del mar, se abrió sin esfuerzo, me volví a encerrar hay, la ventana ya no existía, solo era un cuarto oscuro, no veía nada. Ahí fue donde conocí dos partes de mí, la niña tierna, alegre, y pacífica, que estaba asustada, que pedía a gritos que la sacara de ahí. y la otra, la niña grosera, mala y miedosa, que no quería salir de aquella habitación y por consiguiente le impedía salir a la otra. Fue uno de los periodos más terribles, me moría por dentro, la máscara se volvía cada vez más realista para los demás, nunca notaron mi dolor, las carcajadas se volvieron más fuertes, ocultando mi llanto.

Muy vagamente tenía en mi mente a esos siete seres que me cambiaron una vez, había tomado la decisión de dejarlos para siempre, pero nunca me lo permitieron, a cambio abrazaron más fuerte mi corazón, lo construyeron de nuevo, me salvaron por segunda vez. Me salvo por segunda vez, me dijo “te salvare una y otra vez, si es necesario, extenderé mi mano como sostén, para que te levantes del suelo, curare tus heridas hasta las más mínimas, consolare tu llanto, cuidare tus pasos y guiare tu destino, pero promete ser valiente, promete luchar hasta el final, no importa cuál sea el resultado, busca opciones y se feliz.”

Con mucho esfuerzo logré salir de la habitación, y esta vez no cerré la puerta, la deje abierta, hay veces que me tienta volver, pero no rompo mi promesa. Ver la puerta abierta da más miedo que verla cerrada. Amo el jardín que construí, la forma alegre que a veces me expreso, aunque algunos piensen que soy una loca, pero no me da pena, porque yo sé lo que es la verdadera locura, esa que te lleva a la cobardía y te deja vacía, y que muy pocos tenemos la valentía de salir corriendo de ahí, aunque a veces pareciera que somos arrastrados de vuelta.

Salir no depende de nuestra familia, amigos o conocidos, depende únicamente de nosotros. Incluso puede que nadie este enterado de lo que te suceda. No busque tus debilidades, porque sabes muy bien que ya las conoces, busca tus virtudes. Aunque no lo admitamos, tenemos un lado brillante, que muy pocos conocen y son afortunados, pero donde te pierden no volverán a disfrutar de tu mundo.

Un pequeño consejo, cuando te sientas destrozado o destrozada, llora, llora, pero con muchas ganas, y solo piensa dos cosas, “quiero un abrazo” y “Dios”. No importa si crees en el o no, no importa de qué religión eres, solo hazlo, calma tu dolor y se siente que llega una paz. Sé que tal vez estés en el camino de la cobardía, pero retrocede y di “yo no fui lo suficiente cobarde para hacer tal brutalidad.”

Somos como la luna, de dos caras, somos fortaleza y debilidad, somos alegría y tristeza, somos sonrisa y lágrimas, es comernos al mundo y que el mundo nos coma, somos el desastre y el control, somos locos que podemos dominar el mundo y locos que nos dejamos dominar por el mundo. Somos muy únicos, nos pertenecemos y nos compartimos con muy pocos. Al final nos descubrimos, al final nos amamos y al final somos felices.



#27262 en Otros
#8556 en Relatos cortos

En el texto hay: depresionadolescente, amistad amor

Editado: 19.07.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.