“El miedo a sonreír sinceramente es mucho, muchas veces sonrió, una sonrisa fingida, que duele como mil demonios dentro, que quieres sacar con un exorcismo que nunca funciona. El miedo de que esa bella y sincera sonrisa desaparezca, y se convierta en lágrimas, es muy profundo, como un hueco sin fondo.”
ROMELY.
Noa.
Una chica valiente, emprendedora, luchadora, que enfrenta a sus enemigos de la mejor o peor manera, es sentimental, y orgullosa.
Aunque es mi hermana menor, ella es una de las personas que admiro, ¿Por qué? Porque a pesar del daño que le causé alguna vez, ella sigue ahí, nunca me ha odiado, como yo lo hice miles de veces, por el simple hecho de no soportarla, cuando yo soy la insoportable. Pero no solo por eso, sino porque ella es buena persona, siempre quiere ver bien a los demás, pero sobre todo a los que ama. Siempre quiere ayudar, aunque a veces parezca una entrometida, pero ella solo quiere ayudar y hacer feliz a los demás.
Nunca me compararía con ella, yo soy todo lo contrario a mi hermana, quise, intente una vez ser un poco como ella, pero no puedo serlo, y entendí que tampoco quiero serlo. Mi madre me repite muchas veces, que ¿por qué no soy como Noa? Nunca doy una respuesta, pero en el fondo sé muy bien la respuesta.
Ella es una excelente persona, pero yo no puedo ser algo que no soy, ni lo que no deseo ser. No me gusta ser una hipócrita que finge ser feliz todo el tiempo, pero tampoco es necesario mostrar lo destrozada que estoy, soy neutra. No me nace ayudar a todo el mundo, soy de un corazón muy duro, por eso muchas veces me desprecio, quisiera ser tan afectuosa y ser querida por todos, pero luego me arrepiento, cuando a veces en esos afectos hay hipocresía, que a veces da un revoltijo en el estómago que dan ganas de vomitar.
Noa es una persona que es muy valiente, pero también muy cobarde, a pesar de dar una aurora de autoridad, que da miedo a los demás, ella por dentro es un pequeño cachorro asustadizo. Siempre es cariñosa y sabe cómo animar a los demás en su peor día. Pareciera que esa chica te va a matar con la mirada y que puede ser la más odiada de su escuela, pero no, en cuanto la conoces, te das cuenta que puede ser tu mejor consejera, tu mejor consoladora, la mejor persona, y que a su vez pude tener enemigos, puede ser odiada por envidiosas o envidiosos, que muchas veces la intentan provocar con estupideces, pero que son olímpicamente ignorados por ella. Nunca está mostrando sus talentos a las personas que no lo merecen ver.
Muchas veces me siento pequeña frente a ella, siento que no soy la chica madura, siento como si me opacara frente a todos, siento como si ella todo lo volviese competencia contra mí, y como no quiero lastimarla, ni siquiera empiezo mi carrera, termino rindiéndome, aunque es fastidioso que siempre tenga que hacerme a un lado, a veces me enoja mucho, pero tengo que calmarme, porque se cuál es el desastre que causaría si me cegó por la ira. Pero sé que ella nunca lo echo con intención, se que los demás me hacen sentir así, hacen que me sienta pequeña.
Ella a veces pareciera que fuera la mayor, la que molesta siempre a la hermana pequeña, la que la controla, pero como dicen, las apariencias engañan, ella sabe perfectamente que pasaría si no podría controlarme, y me convertiría en un ser con mil demonios. A veces no sé si es bueno que conozca esa parte de mí.
Deje de esconderme, de aparentar cuando me destrozaron, Kala me utilizo, típico de ella, la quiero, pero no puedo seguir diciendo que lo que ella hace está bien, seria engañarme a mí misma, cuando se perfectamente que eso me destruye. Yoseob nunca sintió nada por mí, incluso pienso que lo más mínimo que sintió fue lastima, sabía que él, realizo una muñeca de mí, que cada vez que se le venía en gana jugaba con ella, y yo simplemente fingía no saberlo, fingía no sentir dolor, solo sonreía para los demás. Me canse de todos, intente no realizar marionetas de ellos, pero me fue imposible, sentía que mientras trascurría el tiempo, yo construía una pieza de ellos, para el final manejarlos a mi manera. Por eso de vez en cuando tengo que volver a la máscara, es como si ella me controlara, así no me desbordo en la locura de mi forma de manipular mi mundo interno. Hasta que aprenda a controlarme, a llevar un límite y unas reglas, no puedo dejar de usar la medicina que me controla, pero que me lleva a la soledad absoluta.
“me pregunto el porqué de mi mascara, ¿Por qué me sigo ocultándome tras la máscara? No sabía cómo responderle, o más bien no sabría si lo entendería, así que solo sonreí, sonreí sinceramente mientras una lagrima solitaria caía por mi mejilla. Me extendió su mano y me dijo, se el porqué, esa sonrisa, esa que nadie ha recibido sinceramente me lo dice todo, tómala, yo te enseñare a curar tus heridas, a calmar la locura que te hunde, a amar hasta la más desastrosa parte de tu ser. Lo mire a los ojos, unos ojos que me trasmitían tranquilidad y que decían que todo va estar bien, lo mire dudosa, pero al final acepte.”